¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo baxulaft@gmai.com no ha sido verificado. VERIFICAR CORREO

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí.

Archivo

Nairo, analizado por Winner Anacona, su gregario fiel

El ciclista colombiano, de 27 años, habla de su amigo, compañero de carrera y líder del Movistar.

Era la etapa 20 del Tour de Francia 2015, la jornada esperada, la que serviría para que los colombianos hicieran la fiesta en la competencia ciclística más importante del mundo, y así fue.
Modare y Alpe d’Huez pintaba para una gran faena de Nairo Quintana, que tenía a 2 minutos 28 segundos a Chris Froome, el líder de la carrera, un tiempo considerable, manejable, pero todo podía pasar.
Fue una jornada histórica, cada una de las 21 curvas del ascenso estaban repletas de público y muchas banderas colombianas se veían.
El boyacense Wínner Anacona estaba en fuga, no buscaba la gloria, no anhelaba ganar la etapa en el Tour con la que tanto sueña, porque hacía su trabajo.
Una hora antes del comienzo de la mítica fracción,  él y su líder en el equipo Movistar, Nairo, escucharon con atención las instrucciones de sus técnicos, algo que debía tratar de plasmarse al pie de la letra durante los 110 km de recorrido.
Faltaban 10  para coronar el Alpe d’Huez, en el lote había nerviosismo, pero un latigazo de Quintana dejó sembrado a Froome. Wínner escuchó por el radio lo que pasaba y recibió la instrucción de esperarlo. Dos kilómetros más adelante, Quintana alcanzó a Anacona y este boyacense de 27 años comenzó a demostrar por qué Nairo le dijo al mánager de la escuadra que quería en el nueve para el Tour a su paisano, por encima de lo que pensaban en el equipo, porque aunque Wínner estaba en la preselección, no era uno de los llamados para competir en Francia.
“Muchos creyeron que yo había llegado al Movistar por Nairo, pero no es así, yo me lo gané. El tema del Tour, pues yo no estaba en la nómina, estaba en la preselección. Con Nairo entrenamos en Colombia, porque yo preparaba la Vuelta a Suiza. Vio que yo andaba bien y me pidió para el Tour. Llegué con algo de presión, porque no sabía cómo iba a responder, pero me encontré con buenas piernas”, señaló Anacona, que tuvo en su hermano Brayan a un coequipero cuando ambos comenzaron a pedalear.
Durante 4 kilómetros, Wínner le dio con todo, llevó a rueda a Nairo que sacaba y sacaba más diferencia sobre Froome. Era el encargado de abrirle paso a su líder en medio de un embudo humano del que brotaban hinchas colombianos.
Nairo nunca dio un relevo, era normal, el que tenía que hacer esa labor era Anacona, porque era el encargo del día. “En ese momento se estaba jugando el Tour. Me pedía que lo llevara al paso, hablábamos de cómo estaba la carrera, del instante que se vivía. Yo tiré como 4 kilómetros y me dijo, “a tope” y cuando hice mi labor, pues él hizo su trabajo para descontar. Después apretó el paso, se fue y lo volví a ver en el bus del equipo”, recordó Anacona, quien en el 2008 decidió armar una maleta e irse a aventurar a Italia, donde recaló en el equipo Centri Della Calzatura-Partizan.
Sudoroso, Anacona le estrechó la mano a Nairo, quien no pudo cumplir sus dos metas del día: ganar la etapa y hacerse al liderato de la carrera, que al día siguiente finalizó en los Campos Elíseos. “Gracias, su labor fue clave”, le dijo Quintana, quien tuvo la razón de pedir a su compatriota en el equipo del Tour.
El padre de Anacona, Rodrigo, decidió llamarlo Winnen, en honor al ciclista holandés que llevaba ese apellido, uno de los grandes rivales de Luis Herrera y Fabio Parra en las montañas europeas, pero quedó registrado como Wínner, porque el que hizo el acta de nacimiento se equivocó.
Amigos y compañeros
Hace unos 10 años comenzó la amistad de Nairo y Wíner. Ambos ciclistas, los dos boyacenses, se cruzaban en las carreteras entrenando y se hicieron amigos, pero ya en el trabajo todo es a otro precio.
Para Wínner no es extraño que Nairo sea uno encima de la bicicleta y otro cuando se baja de la misma. Se prepara de la mejor forma. Sabe que en las pruebas grandes debe darle una mano, como pasó en el Tour.  Entiende que la labor de gregario es tan o mucho más importante que la de líder, porque en ella no puede fallar a la exigencia del jefe.
Anacona, que terminó el bachillerato y le gusta leer libros sobre el medio ambiente y el cuidado de los animales, no tiene ningún reparo de lo que hace en el Movistar, de la labor que hace para un líder como Quintana, a quien respeta y admira.
“Es diferente ser el amigo a ser el jefe. Nairo es mucho más serio, es fuerte, tiene mucha personalidad cuando va en carrera. Es mandón, pero es que tiene que serlo, porque es el líder y sabe que lleva la responsabilidad en el equipo”, declaró Wínner, quien en dos años en el Movistar ha sido la mano derecha de Nairo en el GP Miguel Induraín, Vuelta a Romandía, Tour de Francia, en 2015, y en la Vuelta a Cataluña, País Vasco y desde el martes lo acompañará en Romandía, nuevamente.
Aunque el carácter de Quintana es fuerte en carretera, Wínner advirtió que su paisano reconoce la labor de los demás, no solo de los ciclistas que en las competencias dan todo por él, sino de los mecánicos, entrenadores, masajistas y hasta del cocinero, a quienes siempre tiene en cuenta a la hora de un reconocimiento.
“Es un buen líder, reconoce el trabajo del grupo: mecánicos, técnicos, el cocinero, en fin, la de todos y eso cala muy bien en el equipo porque se ha ganado el respeto”, precisó Anacona, quien apoya a los niños de la Fundación Ala 5 en el municipio de Soacha (Cundinamarca) y le gusta ayudar a los animales, sobre a los perros, a quienes recoge de la calle y los alimenta.
Wínner Anacona recalcó que su compañero y líder de equipo no deja nada pendiente, es meticuloso a la hora de planificar una etapa, una competencia, un entrenamiento, cumple el plan de trabajo que le mandan y cuando le toca ‘ponerse el overol’ y sacrificarse para alguien, lo hace, como ocurrió en el pasado Tour de San Luis, cuando le ayudó a ganar a su hermano, Dáyer.
No solo es el amigo, el compañero y el gregario, Anacona también es un admirador de los triunfos de Nairo Quintana, de su forma de correr, de su profesionalismo. “Es un ciclista fuera de serie”, dijo.
Casado con Sandra Milena Herrera y padre de Mila, de cinco meses, Wínner Anacona es un hombre altruista, muy profesional, bien hablado, hogareño y de buen corazón.
Es feliz con lo que hace, “ya tengo las 3 grandes (Giro, Tour y Vuelta), en mis piernas”, aseguró Wínner, cuya mayor alegría ha sido cuando ganó la novena etapa de la Vuelta a España, entre Carboneras de Guadazón y Aramón Valdelinares, de 185 kilómetros, el 31 de agosto de 2014, jornada inolvidable para él y para Nairo, porque los dos subieron al podio; Anacona por el premio de triunfador de la jornada y Quintana por la camiseta roja de líder. Ese día, Anacona ya sabía que al año siguiente iría al Movistar, pero no tenía idea de que se iba a convertir en el gregario fiel de Nairo.
LISANDRO RENGIFO
Redactor de EL TIEMPO
@lisandroabel
icono el tiempo

DESCARGA LA APP EL TIEMPO

Personaliza, descubre e informate.

Nuestro mundo

COlombiaInternacional
BOGOTÁMedellínCALIBARRANQUILLAMÁS CIUDADES
LATINOAMÉRICAVENEZUELAEEUU Y CANADÁEUROPAÁFRICAMEDIO ORIENTEASIAOTRAS REGIONES
horóscopo

Horóscopo

Encuentra acá todos los signos del zodiaco. Tenemos para ti consejos de amor, finanzas y muchas cosas más.

Crucigrama

Crucigrama

Pon a prueba tus conocimientos con el crucigrama de EL TIEMPO