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Continuamos en coma (3) / En defensa del idioma

Una coma siempre hace la diferencia en cualquier frase.

JAIRO VALDERRAMA V.
James David Rodríguez Rubio y Juan Guillermo Cuadrado Bello en el pasado Mundial de Futbol (2014) repartían juego de manera muy acertada, a diferencia de cómo algunos escribientes reparten ahora las comas.
“Después de que el niño practicó con el balón, el año pasado, viajó a Titiribí” es una oración que presenta confusión porque se ignora qué sucedía el año pasado: ¿el niño practicó con el balón? o ¿viajó a Titiribí? Cualquier acudiente regular de los pretextos afirmaría: “Pues se practica con el balón en Titiribí, y ya”. Por eso, en la cabeza de estos comentaristas casuales quizás solo se hallen los hexágonos o pentágonos que han dejado marcados los balonazos.
La solución es sencilla. Si deseamos decir que el niño practicó con el balón el año pasado, debe suprimirse la coma después de “balón”, y nada más. En cambio, si la intención consiste en indicar que el infante el año pasado viajó a Titiribí, pues se suprime la coma después de la palabra “pasado”. Definitivamente: nunca antes fue tan fácil aprender a marcar comas correctamente.
Centrémonos ahora en el siguiente uso de la coma, después de tratar en las dos anteriores columnas los casos del inciso explicativo y del vocativo. En esta oportunidad, la aplicación de este signo consiste en reemplazar verbos o expresiones verbales; es muy fácil. Y para personas de mente tan abierta, esta exposición no constituye ningún inconveniente.
Se trata de la llamada “coma elíptica”. Como recordarán, el elemento esencial en una oración es el verbo conjugado con sentido completo. Si este falta, equivale a que a una persona le falte su cabeza. Sin embargo, ese verbo o esa acción pueden reemplazarse por una coma, la elíptica. El caso se da sobre todo cuando hay dos oraciones seguidas y se omite el verbo en la segunda. Ejemplo sencillo: “Emeregilda practica baloncesto en el colegio y Salustiano, en el parque”. Hay dos oraciones, unidas por la conjunción “y”; pero en la segunda se ha suprimido el verbo para no repetir “practica”, y en ese lugar se marca la coma elíptica, justo después de “Salustiano”. La coma en esa segunda oración equivale a decir “practica baloncesto”. Miren la oración de nuevo.
La intención, entonces, consiste en evitar la repetición verbal y, al mismo tiempo, añadirle más fluidez a la expresión. Examinemos más ejemplos, quizás uno de los recursos más efectivos para comprender cualquier idea: “Balbina revisó las cifras en la tesis y Eleuterio, el marco teórico”. Por supuesto, solo puede reemplazarse un verbo si ya se ha mencionado. De buenas a primeras, resulta absurdo decir. “Eleuterio, el marco teórico”, porque esa expresión estaría falta de sentido. La coma significa “revisó”, el verbo ya mencionado en la primera oración.
En una enumeración de oraciones separadas por punto y coma, puede reemplazarse el verbo varias veces: “El presidente de Colombia es Juan Manuel Santos Calderón; de México, Enrique Peña Nieto; de España, Mariano Rajoy Brey; de Chile, Verónica Michelle Bachelet Jeria; de Uruguay, Tabaré Ramón Vázquez Rosas; de Francia, François Gérard Georges Hollande, y de Burkina Faso, Blaise Compaore”. Como notaron, en ese tipo de enumeración, se marca otra coma antes de la “y”; ello evita confusiones: algún despistado puede suponer que Holland es presidente tanto de Francia como de Burkina Faso, pero esa coma adicional nos aparta de los malos entendidos, sobre todo de carácter diplomático o en el amplio campo de las relaciones internacionales. ¿Habrá protestas oficiales, de gobierno a gobierno, por una coma equivocadamente marcada?
Recuerdo los usos de la coma hasta ahora tratados aquí: el inciso explicativo, el vocativo y este, el de la coma elíptica (que reemplaza el verbo o la expresión verbal): tres casos.
Para cerrar esta explicación, tomemos un ejemplo más, que figura en muchos textos de redacción: “Él pinta la botella y ella la tapa”. Si se marca coma después de “ella”, entonces ella pinta la tapa. Si deseamos afirmar que ella tapa la botella, no se marca coma. Por tanto, eso de que da igual marcar la coma o no marcarla es comparable a que da los mismo fijar un semáforo con luz amarilla, o verde, o roja, en una misma intersección vial y al mismo tiempo en una congestionada ciudad.
Después, muchos se lamentan de tanta estrellada, y se quedan allá, en las estrellas.
Con vuestro permiso.
JAIRO VALDERRAMA V.
Profesor
Facultad de Comunicación
JAIRO VALDERRAMA V.
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