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Obras y chambonadas / Voy y vuelvo

Señores contratistas, no jueguen así con nuestros recursos, no nos pongan a padecer con cierres.

ERNESTO CORTÉS FIERROabril 16 de 2016, 06:59 P.M.

En agosto del 2015, el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU) anunció el inicio de obras de mantenimiento y reparación del viejo puente de la avenida 68 con calle 26. Y pocos meses después, el 7 de diciembre del mismo año, debieron volver a intervenirlo porque le aparecieron nuevos huecos.

Hoy, tres meses más tarde desde que se entregaron los trabajos, da grima ver el estado de la estructura, con reparcheos por todas partes fruto de nuevos daños que surgieron en pocos días. Yo transito a diario por el lugar, y no sentí ni siquiera rabia cuando advertí los nuevos cráteres, sino una profunda indignación por la forma como los contratistas ejecutan sus trabajos con la plata que pagamos los ciudadanos a través de prediales y valorizaciones.

Los baches que volvieron a quedar expuestos, particularmente en las juntas del puente, eran de tal magnitud que no parecía que allí se hubiera hecho trabajo alguno. El lamentable estado de la plataforma generó daños en los vehículos, puso en riesgo a ciclistas y motociclistas y volvió a generar trancones. No hay derecho.

De no ser por la presión de los medios allí permanecerían tales anomalías. Las autoridades del sector respondieron que las reparaciones corrían por cuenta del contratista porque existe lo que se llama una ‘póliza de estabilidad’ por dos años a cargo de la firma que realizó el mantenimiento. Y así ocurrió.

Lo que me parece aberrante es la manera chambona como se hacen las obras de la ciudad, sin rigor técnico, sin cuidado, sin consideración con los ciudadanos, como si fuéramos personas de quinta, como si no mereciéramos respeto. Bastante sacrificio hicimos con soportar los cierres temporales del puente mientras lo arreglaban.

La presión ciudadana hizo que el mismo IDU anunciara que corrían sanciones contra los responsables por el mal estado de la obra. Los huecos ya no son huecos, es verdad, pero lo sucedido con este puente, varias veces reparado y en un lapso de pocos meses, solo ha dejado espacio para quejarnos.

Lo que más rabia da es que algo similar suele suceder con las reparaciones viales que se hacen de tanto en tanto en la avenida Boyacá, pues a los pocos días el daño reaparece; o al puente de la 116 con la misma avenida, que otra vez se rompió; los vecinos de la carrera 15 y la 19 padecieron una historia similar con los adoquines que se instalaron en el andén y que se levantaron como por arte de magia, para no hablar del pleito que hubo para que la peatonalización de un tramo de la carrera 7.ª quedara en óptimas condiciones.

Señores contratistas, no jueguen así con nuestros recursos, no nos pongan a padecer con cierres por obras que durarán menos de lo que dura un bizcocho a la entrada de un colegio. Parte de las protestas de la gente por estos días a causa del predial –con el que pagamos sus trabajos– es por casos como estos, en los que no se entiende que mientras unos cumplimos con el tributo, otros hacen lo que les viene en gana, cuando se supone que deberían mejorar nuestra calidad de vida.

Habitar. Con profunda alegría debo registrar el relanzamiento de la revista Habitar, especializada en arquitectura, diseño y decoración. A cargo ahora del colega Fernando Gómez, Habitar vuelve a ser una espectacular guía sobre tendencias, arquitectura, color, con entrevistas a fondo y temas para quienes gustamos de todo lo que tenga que ver con formas y diseños urbanísticos. De colección.

ERNESTO CORTÉS FIERRO

Editor Jefe EL TIEMPO

erncor@eltiempo.com

En Twitter: @ernestocortes28

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ERNESTO CORTÉS FIERROabril 16 de 2016, 06:59 P.M.