En el ‘supermartes’ de las elecciones en EE. UU. se eligieron 595 delegados de un total de 2.472 que elegirán al candidato republicano en su convención (es decir, cerca de un 20 por ciento), y 1.015 delegados de un total de 4.765 que elegirán al candidato demócrata a ocupar la Casa Blanca.
Como se esperaba, Hillary y Trump lograron sacarles ventaja a sus contendientes, lo que hará difícil revertir la tendencia, y la contienda del 8 de noviembre será Clinton contra Trump. A menos, eso sí, que algún suceso extraordinario altere la dinámica propia del juego electoral hasta este momento.
Pero para que se genere una tendencia inalterable, los resultados deben ser contundentes: hay que recordar que en el 2008, en el ‘supermartes’, los demócratas no lograron resolver la pelea por la candidatura entre Barack Obama y Hillary Clinton.
Sin embargo, varias cosas sí van a quedar claras con los resultados electorales del martes. Como lo sugiere Ben Casselman, será posible saber si el tema económico seguirá dominando la agenda del debate electoral y cuáles serán los enclaves de dominio político en este sentido.
Por fin podremos probar si Sanders y su socialismo democrático sí encontraron resonancia en la población electoral con menos ventajas económicas; también sabremos si el discurso aislacionista comercial de Trump genera simpatías en estados y regiones con altos niveles de desempleo.
Otro dato importante tendrá que ver con la forma en que el sur conservador, pero no radical, se va alineando políticamente.
Como lo temía su campaña, Trump perdió en Texas, pero ganó en Arkansas, estados con una base electoral republicana moderada.
Es importante mantener las cifras en la cabeza para la elección nacional porque es probable que estos votantes moderados que apoyan a Cruz o a Rubio no le trasladen sus votos a Trump después de la convención y más bien decidan quedarse en su casa.
Es también posible que el liderazgo de Trump dentro de su partido salga tanto o más fortalecido que el liderazgo de Clinton después de esta jornada electoral. Trump ha descubierto que su discurso sin filtro, improvisado, agresivo e insultante, es casi como la voz de la conciencia de un sector de votantes cansado de jugar el juego de lo políticamente correcto.
Trump ha también decidido sustituir la exposición clara de sus posiciones políticas por la ambigüedad y la constante contradicción. Este factor le dará la victoria en su partido, pero es probable que también sea la causa de su derrota en la elección nacional.
Sandra Borda
Decana de Ciencias Sociales, U. Jorge Tadeo Lozano.