En su casa, dejar el televisor encendido sin que nadie lo estuviera utilizando era provocarle un disgusto fijo a su padre. Malgastar energía, comida, dinero, resultaba en un problema con él. Esa costumbre del ahorro la había heredado de su padre –el abuelo–, quien padeció y superó la Gran Depresión, esa crisis económica que se prolongó por la década del 30 de siglo pasado y que afectó al mundo.
Los abuelos aprovechaban los residuos de comida para hacer abono y en sus jardines estaba prohibido usar químicos. Por los 70, su papá, que andaba en un pequeño carro japonés que hacía 40 millas por galón, la llevaba a ella y a sus hermanos a una pequeña tienda de campo a vender por unos cuantos centavos las botellas y latas que recogían.
Todo esto llevó a Laura Turner a comprometerse desde muy pequeña con el cuidado del medioambiente, una causa que ha mantenido durante toda su vida y que hoy la tiene como figura reconocida en el mundo por su trabajo de filantropía en temas ‘verdes’. Preside la Fundación Capitán Planeta, inspirada en el programa de televisión de este personaje que llevó sus mensajes educativos sobre el medioambiente a 100 países y en 23 idiomas, la cual apoya proyectos de preservación ambiental y que les ha permitido a 1,1 millones de jóvenes en Estados Unidos y el mundo a lograr mejoras ambientales significativas en sus escuelas y comunidades.
El creador de este superhéroe fue su padre, Ted Turner, el multimillonario estadounidense fundador de CNN, quien le inculcó el trabajo por el cuidado del planeta. Laura también dirige el Environmental Working Group, que busca limitar los químicos tóxicos en los alimentos, el aire, el agua y los productos de consumo; es cofundadora y presidente de Mothers and Others for Clean Air, programa de la Asociación del Pulmón del Sureste de Estados Unidos, y es miembro de las juntas directivas de las fundaciones de su familia: The Turner Foundation, Jane Smith Turner Foundation, The Turner Endangered Species Fund, y Ted’s Montana Grill.
Alguna vez vino a Barranquilla, donde –dice– le impresionó ver la cantidad de bolsas plásticas que colgaban de los árboles. Este 25 de febrero estará en Bogotá como una de las conferencistas invitadas al Foro Women Working for The World, creado en el 2013 por la Fundación Juan Felipe Gómez Escobar, en compañía de Pat Mitchell, que este año abordará la pregunta ¿Por qué las mujeres importan?
En diálogo con EL TIEMPO, Turner habló sobre los problemas que enfrentan las mujeres hoy, qué tan involucradas están en los temas ambientales y del cambio climático como uno de los principales que enfrenta el mundo.
Su participación en este foro demuestra que apoya la lucha por empoderar a las mujeres…
He estado involucrada en mi vida personal en muchos casos de empoderamiento de la mujer y creo que todos deberíamos avocarnos hacia ello. Es clave tener mayor representación de mujeres en política, más acceso a los medios y estrategias para que puedan salir adelante y proveer a sus familias. El acceso a una planeación familiar es fundamental y en ese contexto la educación es determinante porque ayuda a prevenir embarazos adolescentes y a que sean más los casos de matrimonio temprano.
¿Cómo ve el panorama de violencia contra la mujer?
La violencia contra las mujeres y las niñas es muy preocupante. Se dice que una de una de cada tres mujeres será golpeada o violada en su vida y cuando pasa eso desde luego que las debilita y de paso sus aspiraciones de salir adelante. Por eso entre más haya programas y ayudemos a sobrevivientes con herramientas, cambiaremos a la sociedad. Ese tipo de violencia es inaceptable, las mujeres deben ser consideradas iguales y no menos que los hombres.
Usted trabaja por causas ambientales. ¿Qué tanta es la participación de la mujer en estos asuntos?
Hoy hay varias mujeres CEO de organizaciones, como es el caso de Greenpeace y del Consejo para la Defensa de Recursos Naturales (NRDC, por su sigla en inglés). Yo particularmente no he tenido ningún problema trabajando en este campo, por el contrario, he podido liderar muchas acciones sobre estos asuntos. Pero sí considero que podemos tener más mujeres involucradas. La mujer necesita tomar control de la situación y no todo puede ser una cosa de lucro. Tenemos que manejar el futuro de nuestros ecosistemas para beneficio de nuestras vidas y de las futuras generaciones.
En el éxito que muchos atribuyen a COP 21 aparece Christiana Figueres. ¿Cómo vio el papel de ella?
Fue brillante. La he visto un par de veces y claramente está teniendo un liderazgo en el tema ambiental. Su papel en la dirección de las negociaciones en París fue clave para lograr que tantos países hayan firmado un documento en el que manifiestan estar de acuerdo con que necesitamos movernos hacia una nueva economía energética, controlar las emisiones de CO2 y que evitar que la temperatura aumente más de 2 grados centígrados. Es una mujer involucrada en uno de los asuntos más importantes de nuestros tiempos y sobre el cual el mundo está en un momento de quiebre.
¿Cree que se lograrán los acuerdos alcanzados en París?
Lo alcanzado en COP 21 no tiene precedentes. Más de 500 corporaciones, líderes de negocio e inversionistas llegaron a París y eso no había pasado antes. Hubo muchos de ellos que acordaron una neutralidad de carbón. Con la presión del mercado y de los científicos esto se va a convertir en un movimiento real, porque cualquier persona inteligente del mundo sabe lo que está pasando.
¿Cómo califica el papel de los medios frente a un tema como cambio climático?
Mi papá fundó CNN en los 80 y lo hizo para informar al mundo de asuntos de importancia global. Pienso que los medios en Estados Unidos son diferentes hoy, pues realmente no informan a la audiencia. El público consume sensacionalismo, celebridades, mucho contenido que no informa y que no educa sobre lo que pasa en el mundo. Si se miran ‘The New York Times’ o el ‘Wall Street Journal’ pueden tener unos 10 millones de suscriptores de 300 millones de habitantes que puede tener Estados Unidos. ¿El resto de las personas de dónde reciben las noticias? No lo hacen. Se sientan de 8 a 10 años frente a un televisor, con sus hijos, y se sumergen en 'realities' para seguir lo que hacen los Kardashian; eso no ayuda a nadie.
El mundo ve el cambio climático como un asunto importante, pero no actúa de la misma forma…
Es el asunto más importante del mundo hoy. Lo dijo el papa Francisco, lo dicen gobernantes de muchos países. Las naciones en desarrollo no han contribuido como las grandes en la emisión de gases de efecto invernadero y son los que están padeciéndolo hoy, con la salud de su gente, la vida de su gente. Las islas quedarán bajo las aguas. La reflexión se hace en todo el mundo por lo que está pasando con el clima ‘loco’ que tenemos hoy. En Estados Unidos lo sufrimos en la costa oeste con la sequía, el año que pasó tuvo récord en temperaturas. El cambio climático es algo que debemos tomar muy en serio y sobre lo que debemos actuar con urgencia, aunque creo que nos estemos moviendo tan rápido como se debe. Aún así tengo mucha esperanza.
¿Y qué tanta esperanza tiene frente a temas de igualdad de género?
Creo que vamos a ver grandes cambios. El mundo recién adoptó los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), cada Estado miembro aprobó y se comprometió, y ahí hay uno que corresponde a la equidad de género, el empoderamiento de mujeres y niñas y la erradicación de la violencia de género. Si bien hay muchos caminos que se deben completar para alcanzar ese logro, hoy el mundo se ha dado cuenta de que esto es muy importante, y que la religión y las tradiciones no se pueden meter en el camino para que haya un cambio radical. Las otras metas de los ODS tienen a las mujeres y a las niñas en el núcleo: salud para todas, educación para todas, acabar con la pobreza, preservar los bosques y los océanos, promover energía limpia.
Siendo el cambio climático un tema global prioritario, ¿considera que debería haber más filantropía ‘verde’?
Claro que sí. Sé que el tres por ciento de cada dólar para filantropía en Estados Unidos va para causas medioambientales, mientras que la mayoría se destina a religión, educación y arte. Lo que sucede es que cuando llega el momento de entender el sistema natural que soporta nuestra vida hay una desconexión.
NICOLÁS CONGOTE GUTIÉRREZ
Redactor de EL TIEMPO
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