A casi un año de la puesta en marcha de la jornada única, más del 4 % de la matrícula en colegios oficiales aumentó de cinco a ocho las horas de clase.
En el 2015, 317.000 estudiantes hicieron parte esta jornada y para este año se espera que la cifra sea de medio millón. Para esto, el Ministerio de Educación contrató a 2.000 profesores e inició el pago de horas extras a aquellos que alargan su propia jornada. El objetivo es influir en los jóvenes para prevenir la violencia, el pandillismo y el embarazo. Con estas horas pasarían “más tiempo en la escuela y menos en la calle”, dio la ministra Gina Parody.
Explicó que, con esta iniciativa, los niños de los colegios públicos estudiarían las mismas horas que los de los privados, lo que permite una nivelación. Hoy, un alumno de 15 años de una institución pública tiene un desnivel de dos años de escolaridad frente a uno de un privado. Según Parody, quedan tres grandes retos para que los niños aumenten la jornada.
El primero es el de la infraestructura; el segundo, el de la alimentación, pero aclaró que no hay colegio con esta jornada en el que los estudiantes no reciban almuerzo. El tercero es el incentivo a los docentes, por ejemplo otorgándoles la posibilidad de cursar maestrías.
Otros estímulos se conocerán en marzo, cuando se detecten, mediante el índice de calidad, los colegios con los mejores resultados, cuyos docentes recibirán hasta un salario adicional.
EL TIEMPO