Al presentar el informe de inflación del 2015, el gerente del Banco de la República, José Darío Uribe, dijo este viernes que el aumento de la inflación el año anterior, cuando se ubicó en 6,77 por ciento, se explica principalmente por la transmisión parcial de la depreciación nominal del peso a los precios al consumidor y a los costos de las materias primas, y por el fuerte incremento en los precios de los alimentos debido al fenómeno de El Niño.
“Aunque históricamente la transmisión de la depreciación del peso a los precios al consumidor ha sido baja, el nivel de la tasa de cambio es inusualmente alto y persistente, y puede seguir impactando con rezago las cotizaciones de bienes y servicios importados”, dice el comunicado del banco.
De igual forma, la entidad proyecta que el deterioro en la oferta de alimentos continuaría hasta el segundo trimestre del 2016, cuando debería normalizarse el clima.
“En este contexto, si bien ambos choques son de carácter transitorio, pueden seguir teniendo un impacto negativo y directo sobre los precios, afectar las expectativas de inflación y activar mecanismos de indexación no deseados”, sostiene.
“La nueva información indica que los incrementos mayores que los esperados en los precios de los alimentos y los aumentos adicionales de la tasa de cambio, relacionados en buena parte con la mayor caída del precio del petróleo en meses pasados, siguen presionando al alza a la inflación. Al mismo tiempo, las expectativas de inflación continúan altas y se mantiene un riesgo moderado de una desaceleración de la demanda interna en exceso compatible con la caída del ingreso nacional”, dice el banco.
Las expectativas de inflación de los analistas consultados por el Emisor, a uno y dos años, se sitúan en 4,5 y 3,7 por ciento, respectivamente, y las derivadas de los papeles de deuda pública a 2, 3 y 5 años superan el 4,5 por ciento.
Pero la señal clave son las expectativas de precios al consumidor, pues si ven que estos se reducen, rebajan los de los títulos.
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