Esta semana será recordada como la que selló el compromiso de 47 países –incluidas 5 potencias– con la búsqueda del fin de más de cincuenta años de guerra en Colombia.
Aunque la comunidad internacional siempre ha manifestado su simpatía con el proceso de paz con las Farc, dos hechos hicieron que ese apoyo pasara de las palabras a las acciones.
El lunes pasado, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas –máxima instancia de la organización– aprobó la Resolución 2261, que crea la Misión Política Especial, el grupo que coordinará la verificación del cese del fuego y de hostilidades bilateral y definitivo y la dejación de armas por parte de la guerrilla.
Esta decisión de la ONU tuvo un componente adicional: fue por unanimidad, es decir que los 15 integrantes del Consejo votaron a favor de darle vida a la misión.
Cabe resaltar que entre los países que apoyaron a Colombia estuvieron Estados Unidos, Reino Unido, China, Francia y Rusia, miembros permanentes y con poder de veto del Consejo de Seguridad y algunas de las principales potencias del mundo.
Esa votación, según el presidente Juan Manuel Santos, solo se ha dado en 14 oportunidades en los 70 años de historia de la ONU.
Apenas dos días después, en Quito (Ecuador), se dio el segundo hecho: los 32 países que junto con Colombia conforman la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac) expresaron su disposición a integrar esa misión, algo solicitado por el Gobierno Nacional y las Farc.
Estos avances ocurrieron tan solo en una semana, lo cual hace pensar que la firma del acuerdo definitivo para la terminación del conflicto estaría a la vuelta de la esquina.
‘Moñona’ diplomática
Estos dos hechos significaron además una de las conquistas diplomáticas más importantes para Colombia en los últimos años, detrás de las cuales estuvieron, entre otros, la canciller, María Ángela Holguín, y la embajadora en la ONU, María Emma Mejía.
El lunes pasado, minutos después de que el Consejo de Seguridad de la ONU aprobara la Misión Política Especial, la Ministra de Exteriores no ocultó su satisfacción por la labor hecha.
“Como colombiana, sé que veo en absolutamente todos los colombianos esa ilusión de poder tener finalmente, después de cincuenta años de conflicto, un país en paz”, dijo la Canciller en charla con los periodistas, en Nueva York.
Contar con el apoyo de la ONU, organismo en el que están representados casi todos los países del mundo, y con la Celac para avanzar en el tramo final de las negociaciones de La Habana no es algo menor.
Se trata de dos instancias internacionales respetadas y que dan la garantía a las dos partes de que lo acordado en Cuba efectivamente se cumplirá.
El hecho además le da al proceso de paz colombiano un reconocimiento ante el planeta que pocas negociaciones similares habían tenido en el pasado.
Y, de paso, despejaría las dudas de algunos críticos que aún sostienen que la dejación de armas por las Farc sería una especie de engaño. Hoy día nadie apostaría a que la ONU y la Celac se presten para una farsa montada por ese grupo insurgente. Para el senador por ‘la U’ Jimmy Chamorro, responsable de que Colombia se haya acogido al Estatuto de Roma y a la Corte Penal Internacional (CPI) en 2002, el respaldo del Consejo de Seguridad tiene un “peso político de la mayor envergadura” y es un “blindaje jurídico” para el futuro.
“Si por alguna razón la Fiscalía de la Corte Penal Internacional decide investigar un crimen de competencia de la Corte que involucra a colombianos, o si otro Estado decide poner en conocimiento un hecho delictivo, el Consejo de Seguridad es el único que podría suspender esa investigación”, dijo Chamorro.
El excanciller Camilo Reyes afirmó que involucrar a la Celac en la verificación fue una “decisión acertada” porque “sin incluir países limítrofes, se recogen la voluntad política y el apoyo de la región”.
Diego Martínez, integrante de la comisión jurídica que acompaña los diálogos, sostuvo que el apoyo de la ONU es “fundamental”, en la medida en que da “garantías a las partes”, especialmente a las Farc, “que tomaron la decisión de dejar las armas y afrontar la vida política”.
“No creería que hoy fuera tan fácil atentar contra un miembro de la guerrilla porque hay un Consejo de Seguridad vigilando”, expresó Martínez.
Misión especial
En el caso de la ONU, la redacción de esa resolución fue un trabajo en el que tuvo una participación fundamental el Reino Unido, el cual la presentó ante el Consejo de Seguridad el lunes pasado, cuando fue aprobada.
Este trabajo fue resultado de varias charlas entre el presidente Santos y el primer ministro inglés, David Cameron, quien tuvo un papel clave en el resultado.
El espaldarazo del mundo al proceso de paz colombiano esta semana lo convierte en “irreversible”, como la dijo el presidente Santos la misma noche del lunes, y deja a los críticos de las negociaciones ante un hecho incontrovertible: pese a sus cuestionamientos, el mundo se comprometió con el fin del conflicto en Colombia.
JUAN FRANCISCO VALBUENA G.
Redacción política