De acuerdo con un boletín del Ministerio de Salud, uno de los cuidados que deben tener las personas infectadas por el virus del Zika es consumir líquidos constantemente para evitar que la fiebre y el calor ambiental –los cuales hacen que se pierda agua del cuerpo por la sudoración y la respiración – les cause deshidratación.
Entre los efectos está la sequedad de piel y mucosas, debilidad, presión arterial baja, confusión, trastorno del estado de conciencia (incluso convulsiones), bajo gasto cardíaco e insuficiencia renal. De ahí la importancia del consumo de líquidos.
Frente a esta recomendación, los infectados por el virus del Zika tienen un reto más que afrontar: las sequías y los eventuales razonamientos de agua. En Colombia, según un informe estatal del Instituto Nacional de Salud (INS), hay al menos 11.000 casos confirmados del virus del Zika y más de 2.000 sospechosos de serlo. Entre el número de casos demostrados y sospechosos son cerca de 6.500 en la zona del Caribe colombiano.
Es precisamente en la zona Caribe del país donde los efectos del Niño pueden ser más riesgosos para las personas infectadas por el zika, debido al desabastecimiento de agua que se está dando por los bajos niveles de ríos como el Magdalena o por las altas temperaturas que alcanzan a registrarse, las cuales están entre 2 y 5 °C sobre los promedios históricos.
Esto quiere decir que en ciudades como Barranquilla, por ejemplo, cuya temperatura máxima media anual en los últimos años está cerca de los 33 °C, se podría experimentar un aumento considerable con temperaturas entre 35 °C y 37 °C en un día. Bajo estas condiciones, si una persona no cuenta con las condiciones mínimas de hidratación podría presentar problemas de salud; aún más si se trata de una persona infectada con el virus.
Según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), “el déficit en las lluvias seguirá afectando al país, especialmente en las regiones Andina y Caribe, por lo que se estima que las lluvias de abril y mayo presentarían un déficit cercano al 40 %”.
Frente a esta situación, el Gobierno insiste en no derrochar el agua y por tal motivo está comenzado a aplicar sanciones económicas a personas y establecimientos que la desperdicien.
En una entrevista para EL TIEMPO, el ministro de Vivienda, Luis Felipe Henao, señaló: “Tenemos más de 1’200.000 sancionados. Colombia estaba derrochando, según las cifras de la Comisión de Regulación de Agua Potable (CRA), alrededor de 7’800.000 metros cúbicos de agua potable, y en el último reporte se señalan 250.000 metros cúbicos de derroche”.
De igual forma, el Ministro señaló que el mayor desperdicio de agua se está dando en el departamento de Bolívar y en el municipio de Ciénaga, en Magdalena.
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