Cita: “Su capital es Bagdad”, pista del Megacerebro para la palabra Iraq.
Comentario: Hasta 2010 se escribió en español Iraq, con q final. A partir de ese año queda establecido que la escritura en español sea Irak, debido a que la letra q reduce su uso a las sílabas que y qui de palabras como queso, Querétaro, quiéreme, Barquisimeto. Los hasta entonces demás usos de la q cambiaron: quórum pasó a escribirse cuórum; Qatar cambió a Catar e Iraq quedó Irak. El gentilicio, sin embargo, sigue siendo iraquí, con q.
Coma elíptica
Pregunta: ¿Refranes como “Al que madruga, Dios le ayuda” y “Mal de muchos, consuelo de tontos” llevan coma, como las transcribo? Melissa Álvarez P.
Respuesta: El primero no, pues se trata de una frase esencial con sujeto, verbo y complemento directo. El sujeto es “Dios”; el verbo, “ayuda” y el complemento directo, “al que madruga”. “Dios ayuda al que madruga” no lleva ninguna coma, salvo que fuera una súplica, “Dios, ¡ayuda al que madruga!”, que, si no se tuteara a Dios, diría “Dios, ¡ayude al que madruga!”. Cambiar el orden de los elementos sintácticos no exige puntuar distinto en este caso. Sigue sin coma: “Al que madruga Dios le ayuda”.
El segundo sí, pues la coma reemplaza el verbo. Con verbo diría “Mal de muchos es consuelo de tontos”. Al omitir el verbo, este queda sobrentendido, y se debe reemplazar con esa coma, llamada coma elíptica, “Mal de muchos, consuelo de tontos”.
Leer
Pregunta: ¿Qué opina de la frase de Fernando Soto Aparicio: “Yo no tengo idea de ninguna norma ortográfica, pero en mis páginas no cometo un error porque aprendí a escribir leyendo”? María del Rosario Castellanos.
Respuesta: Que el maestro tiene toda la razón. Leyendo se aprende ortografía, como se aprende también a pensar con lógica, a hablar, y si vamos más allá, a vivir. La forma de escribir las palabras, de armar las frases, de puntuar se aprende de manera natural al leer textos bien escritos.
Sin embargo, hay escritores que optan por formas peculiares. Por ejemplo, Goytisolo escribe Madrí y reló, en vez de Madrid y reloj; Juan Ramón Jiménez prefería jenio y jenialidad, a las formas correctas genio y genialidad; José Saramago usa un sistema inventado por él para puntuar algunas de sus novelas; David Sánchez Juliao escribió cuatro páginas completas de Pero sigo siendo el rey sin comas y con solo un punto al final de cada una. Todo ello exige diferenciar normas de peculiaridades individuales de los maestros, por lo que nunca sobra un estudio de las reglas básicas de la ortografía actual.
FERNANDO ÁVILA
Experto en redacción