Lo que está en juego en Venezuela este martes no es solo si se podrá posesionar un legislativo por primera vez opositor en 17 años, sino si los tres diputados de este bando, cuya proclamación fue suspendida por miembros de un Tribunal Supremo de Justicia –algunos investidos de forma exprés– lograrán hacerlo, con lo que la supermayoría conseguida en las urnas está en entredicho por una decisión que parece sacada del sombrero de un mago, o de la manga de un prestidigitador.
En plata blanca, lo que suceda con estos tres diputados opositores del estado Amazonas (hay otro del mismo estado, pero chavista) en su intento de ingreso para su investidura en la Asamblea Nacional (AN) concentrará gran parte de las tensiones de este martes, en un proceso que se ha convertido en un verdadero quebradero de cabeza para los cerebros jurídicos del país. Por varias razones: la primera es que el Consejo Nacional Electoral (CNE), máxima autoridad del país en el área, proclamó a los aspirantes como ‘diputados’, lo que implica que tienen inmunidad y que representan a su estado. La segunda, insisten los juristas, es que no se puede ‘desproclamar’ a un diputado proclamado por el CNE, ya que esa figura no existe. El trámite debería pasar por un juicio, donde se deben mostrar pruebas, en este caso de la compra de votos, para hacer posible el desaforamiento. Además de eso, convocar a la brevedad posible nuevas elecciones en el estado. (Lea también: Venezuela se prepara para una nueva era en el poder Legislativo)
Pero nada de esto ha sucedido, y el CNE no se ha pronunciado al respecto, lo que siembra aún más dudas sobre la impugnación chavista.
Mientras esto sucedía, el oficialismo en la Asamblea Nacional y el gobierno de Maduro han hecho lo posible por minar el poder de la entrante Asamblea Nacional. La última perla es que con una ley habilitante, el 31 de diciembre, Maduro le quitó al legislativo la potestad de ratificar la directiva del Banco Central y de exigirle estadísticas. Y bien se sabe que, desde hace meses, los venezolanos no conocen cifras oficiales de cómo van las finanzas, con un escenario dramático en el que se estima que la inflación supera el 200 por ciento y la escasez rebasa el 50. Sin hablar de la violencia, con un índice altísimo para un país que no tiene conflicto armado.
Así que desde antes de la posesión de la nueva Asamblea Nacional ya se está en un escenario de choque de trenes, en el que lo esperado será que no se traslade a las calles en forma de violencia. Algo que también dependerá del buen pulso del nuevo presidente de la AN, Henry Ramos Allup, y de la sensatez de las dos partes.
![]() |
EDUARD SOTO
Editor Internacional de EL TIEMPO
Twitter: @edusot