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La memoria necesaria de Jordi Savall

El artista, defensor de música antigua, dará 6 conciertos en honor a las voces del mundo migrante.

CARLOS SOLANO
Una forma de entender conflictos actuales que sacuden al mundo es viajar a sus raíces históricas, aquellas que allanaron los caminos de la modernidad, pero también sembraron desigualdades que hoy parecen infranqueables. El violagambista español Jordi Savall descubrió hace muchos años que su mejor herramienta para comprender ese entramado histórico era la música. “Europa, durante 3 siglos, se enriqueció del trabajo forzado y gratuito de los esclavos, de 30 millones que venían de África y el Nuevo Mundo. ¿Alguien se acuerda de esto? -pregunta Savall, en conversación telefónica-. Nadie, nadie ha pedido perdón. Si consideramos una pequeñísima parte del dinero que ganó Europa con el trabajo forzado, habría suficiente para poder aliviar a los migrantes y aún no pagaríamos nuestra deuda. El problema -agrega el músico, de 74 años- es que el ser humano tiene una memoria muy corta y sin memoria, no hay justicia”.
Sus recitales, su amplia discografía, como toda su historia con los ensambles Hespèrion XX y Hespèrion XXI desde 1974 ha estado dedicada a ese viaje en búsqueda de verdad. Así, ha abordado las naves que llevaron a los grandes exploradores a descubrir nuevos reinos, pero también a escuchar a los otros participantes silenciados: indios, esclavos y mestizos. Un panorama tan amplio se resumirá en 6 conciertos que ofrecerá junto a 30 músicos de diferentes ensambles y nacionalidades (México, España, Malí, Brasil, Italia, Colombia), como invitado del Festival de Cartagena, del 8 al 16 de enero y tiene como tema ‘Hacia tierra firme’. Savall, en ‘representación’ de ese lado profano, también participará en un conversatorio con el director Rinaldo Alessandrini, batuta del repertorio sacro en el festival. Dialogarán con el escritor Pablo Montoya, el 11 de enero.
Los recitales de Savall comprenden varias temáticas: ‘Cristobal Colón y los paraísos perdidos’, ‘Folías antiguas y criollas’ y ‘La ruta de la esclavitud’ (este concierto, apadrinado por la Unesco, se hará por primera vez en Suramérica). Acerca de este, Savall explica que “es un programa que imaginé a partir del conocimiento de los villancicos que había trabajado hace unos años, de negros, mestizos, indios, que son los que se inventaban para cantar en la liturgia. Me pareció muy interesante porque son músicas que aportan ritmos muy diferentes de los normales de la cultura hispánica. Empecé a estudiar el tema de la esclavitud y pensé que sería interesante retar el programa de las músicas que surgen del punto de vista de los esclavizadores, los conquistadores y buscar las memorias y tradiciones y cantos de los descendientes de los esclavos”. De allí se desprenden cantos tradicionales como el Gugurumbé ‘La negrina’, de Mateo Flecha el viejo (1481-1553), también cantares como Manden mandinkadenou, o Canto de griot, de Malí; jarochos de México y, del Pacífico colombiano, el canto sacro ‘Velo que bónito (San Antonio)’.
Los paraísos perdidos representan una mirada muy sincera de los viajes de Colón, porque también retratan cómo, en el momento en que emprendía el viaje y lo que vendría con el descubrimiento, significaría el sacrificio del alma, especialmente de los españoles. “Perdimos una España multicultural que hubiera sido cristiana, judía y árabe, exactamente en 1492, 10 meses antes de haber descubierto el Nuevo Mundo. Los reyes de España Isabel y Fernando estaban hablando con Colón justo en el momento en que estaban terminando la conquista de Granada y estaban decidiendo expulsar a los judíos”.
“El otro paraíso perdido es el Nuevo Mundo, en el que no se conocía el dinero y aunque había guerras y conflictos entre tribus, cada uno convivía en su terreno y defendía lo suyo, pero llegaron los conquistadores y la conquista los destruyó a ellos también, el afán de oro, plata, riqueza hizo que llegaran a considerar que los indios no tenían alma”.
El concierto empieza con las palabras recitadas de un fragmento de una tragedia de Séneca, en pleno siglo I después de Cristo: “En esa tragedia se habla de una tierra que hay más allá de unas islas en el Atlántico -explica el músico-. Colón citó este texto en su libro de las profecías. Es un viaje no solamente en el tiempo sino en la vida del descubridor. Es muy interesante que Colón tradujera este texto tan antiguo porque ya tenía en mente este viaje.
Maxim Vengerov. Foto: Archivo particular
Era un genio: sabía que había un mundo ahí”. Savall sostiene que el verdadero conflicto radicó en el poder que tenía España en ese momento: “Cuando los reyes se dieron cuenta de la importancia extrema que tenía todo esto, que no serían solo pequeños reinos, cambiaron muchas cosas aquí... Colón se enfrentó a una situación imprevisible, había un poder muy fuerte que era la Inquisición. Ahí es donde hubo el conflicto cultural más importante: la religión cristiana se pensaba que era la única”.
Hoy, cuando la fe pero también la política y el hambre sacuden al mundo, Savall se vio obligado a suspender un concierto que había soñado hacer en la ciudad de Calais, que es hoy epicentro de una comunidad migrante: “Allá están sufriendo mucho de esta situación, es una ciudad que está casi en estado de sitio... insistí en que quiero hacer estos conciertos en esta zona para refugiados y migrantes, que sea un concierto para todos. Los organizadores no quisieron trabajar con el ayuntamiento (que pretendían hacerlo fuera de Calais), y al enterarme les dije que no estaba de acuerdo. Es época de elecciones y allí intentaban encontrarle connotación política tanto los de izquierda como los de derecha”.
“La migración hoy es algo muy cruel”, concluye Savall.
CARLOS SOLANO
CARLOS SOLANO
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