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'Juego fútbol, como Messi' / En defensa del idioma

Los escribientes se han convertido en auténticos devoradores de los signos de puntuación.

JAIRO VALDERRAMA V.
Un síntoma de nerviosismo e inseguridad en las personas consiste en comerse las uñas, de manera parecida a quienes escribiendo se comen el punto, el punto y coma, las interrogaciones, las tildes, las comas, etc.
El desagrado o la indiferencia por los signos de puntuación son más notorios con la proliferación de artefactos de reciente tecnología; ahora a pocos usuarios les importa si los mensajes de texto los llevan o si los llevan en el lugar adecuado. Los escribientes mecánicos se han convertido en auténticos devoradores de signos o en marcadores arbitrarios de comas, por ejemplo. Y de este signo trataremos en los renglones que vienen.
En una hipotética situación, si se escribe, por ejemplo, “para preparar el ajiaco, Carlos acomoda la olla y su tía la tapa”, uno se confunde y supone que, junto con el delicioso ajiaco, también los comensales desean engullirse alguna coma, porque no resulta claro si la tía de Carlos “acomoda la tapa” o “tapa la olla”. Así como está escrita la oración (sin coma), la acción que ejecuta la tía consiste en tapar la olla. Si deseamos decir que ella “acomoda la tapa”, será necesario marcar una coma después de la misma palabra “tía”. Por tanto, eso de que da igual marcar la coma, no marcarla o marcarla en cualquier lugar es solo una especulación.
Si estamos preparados para llevar a cabo una juiciosa inspección con la intención de ordenar los libros por temas y en compañía de algunos amigos, la oración “Juan revisa los libros de historia” indica que esa persona, llamada Juan, colabora con este trabajo específico. Ello es muy distinto a escribir: “Juan, revisa los libros de historia”, porque en este último caso estamos dirigiéndonos a Juan (no hablando de Juan, sino hablándole a Juan) para decirle eso: “Juan, revisa los libros…”. Una coma después de “Juan” cambia el significado.
De manera clara (eso espero), en las siguientes oraciones se nota más cuándo al cambiar la posición de las comas también cambia el sentido: “Al bailar rápidamente se sentía tonto”, “al bailar rápidamente, se sentía tonto”, “al bailar, rápidamente se sentía tonto”. Ahora, en serio, pregunto: “Al leer el artículo, ¿lentamente entienden?”, “al leer el artículo lentamente, ¿entienden?”. De todas formas, lenta o rápidamente, leamos, porque es quizás la única forma de entender.
En las versiones periodísticas de algunos de mis colegas, se han hallado oraciones como “el ministro, durante su discurso, recriminó a los corruptos”. Escrita así, la oración indica que el ministro, en el contenido mismo del texto, les llamó la atención a los corruptos (suponiendo que existieran). En cambio, si se escribe “el ministro durante su discurso recriminó a los corruptos”, se quiere decir que el ministro se vio obligado a interrumpir su disertación para reprender a esos perversos.
La afirmación que aparece en el título de este artículo es perfectamente posible, a pesar de las dudas que surgen cuando se repite la lectura. Mejor: la situación es mucho más corriente de lo que la gente cree. No se trata de afirmar que cualquier joven aficionado al fútbol iguale en su nivel de juego al famosísimo deportista argentino. No. Si decimos: “Jairo juega fútbol, como Lionel Messi”, estamos afirmando que Jairo y que Messi juegan fútbol. Y, como ya lo aclaramos, eso es perfectamente posible. Muy distinto a escribir: “Jairo juega fútbol como Messi”, porque en ese caso hemos descubierto a otro genio del fútbol, con un nivel de juego muy semejante. La diferencia: solo una coma.
De manera muy parecida, nadie debe sentirse ofendido si otra persona dice: “Comes, como un pajarito”, porque tanto los pajaritos como las personas comemos; todos los seres vivos necesitamos alimento. Diferente es la oración “comes como un pajarito”, debido a que en ese caso nos estarían equiparando con estas plumíferas especies, desafortunadas, porque no tendrán jamás la oportunidad de leer. Espero, por eso, que todos lean, como les dije. Y no que lean como les dije.
JAIRO VALDERRAMA V.
Profesor de la Facultad de Comunicación
Universidad de La Sabana
JAIRO VALDERRAMA V.
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