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Cierre de frontera, una relación comercial en la que los dos pierden

La medida ha golpeado el comercio, el empleo y el turismo en ambos países.

Luego de más de tres meses de haber decretado el gobierno del presidente venezolano, Nicolás Maduro, el estado de excepción y tras ordenar el cierre de la frontera con Colombia, los efectos no se han hecho esperar.
Justificada con los argumentos de luchar contra mafias del contrabando que ocasionaban distorsiones en el comercio y contra quienes fijan en la frontera, supuestamente a su antojo, el precio del dólar en Venezuela, la medida ha golpeado el comercio, el empleo, el turismo y, particularmente, a los cerca de 19.000 colombianos que fueron expulsados o se vieron obligados a salir de ese país, donde perdieron sus bienes.
En el plano económico, los efectos de la caída en el comercio binacional son evidentes, aunque hay que recordar que desde el 2008, cuando se presentó un récord en el intercambio, las cifras entre los dos países han venido en un franco descenso, ocasionado en parte por los desencuentros políticos y también por las políticas impuestas por el Gobierno de Caracas que han restringido el acceso a divisas por parte de los empresarios y del propio Ejecutivo, por lo que se han ocasionado distorsiones en el comercio.
Durante agosto pasado –el 20 se produjo el cierre fronterizo– las ventas colombianas a Venezuela totalizaron 94 millones de dólares pero en septiembre, cuando ya se comenzó a sentir en su plenitud la restricción, las exportaciones a ese país se desplomaron hasta los 59 millones de dólares, de acuerdo con las estadísticas del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas, (Dane). De todas maneras, hay que aclarar que el comercio binacional también se mueve a través de avión y en barco.
En septiembre del 2014 las exportaciones colombianas habían llegado a 155 millones de dólares, muy lejanas a las de ese mismo mes, pero del 2008, cuando habían sido de 457 millones de dólares en el máximo momento de intercambio.
De todas maneras, sí es preocupante que un comercio entre vecinos, que lleva siete años de deterioro, ahora se afecte de una caída más drástica, pues, según las cifras del Dane, en los primeros nueve meses del año las exportaciones colombianas llegaron a los 865 millones de dólares, y a duras penas superarán los 1.000 millones de dólares en todo el 2015, es decir, la mitad de las enviadas en 2014.
Y de parte de Venezuela, sus ventas a Colombia reflejan la fuerte crisis económica que tiene en la caída de la producción una de sus caras más visibles y que se muestra en la fuerte escasez de todo tipo de productos de primera necesidad. Este año (primeros nueve meses), ese país le ha vendido a Colombia apenas 208 millones de dólares.
Algunas voces desde Venezuela han dicho que en los más de tres meses de cierre de la frontera las pérdidas para ese país superan los 400 millones de dólares, representados en la caída del comercio y menores ingresos por turismo, especialmente. Eso sin contar con un creciente desabastecimiento de productos que también alimentan un mayor costo de vida.
Para Cúcuta, que ya antes del cierre fronterizo registraba la segunda mayor tasa de desempleo en el país (14,4 por ciento de la población en edad de trabajar), la llegada de los colombianos desde Venezuela le ha estado agregando presión a ese indicador, pues, de acuerdo con datos de la Alcaldía de la capital nortesantandereana, 3.000 familias se instalaron en la ciudad.
Aunque el Gobierno colombiano ha adoptado medidas tendientes a paliar los efectos del cierre, como la exención del IVA al comercio hasta el 31 de diciembre, muchos ven en esta una solución de corto plazo.
Otro sector afectado es el de los cambistas porque el poco fluido intercambio binacional se ha paralizado casi en un 80 por ciento, lo que afecta el empleo. Son 303 cambistas que ahora registran fuertes pérdidas.
HOLMAN RODRÍGUEZ M.
Redacción Internacional
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