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Las estrategias y prebendas del chavismo para no perder elecciones

Aumento de salarios, mercados y televisores, parte de la maquinaria oficialista para ganar comicios.

EL TIEMPO
Multifacética es la estrategia desplegada por el Gran Polo Patriótico de Venezuela –GPP, las siglas que representan a la coalición de partidos que apoyan la revolución bolivariana– para tratar de mantener la ilusión de su militancia e impulsar el voto ‘rojo’ en las venideras elecciones parlamentarias. Pero, sobre todo, es una estrategia que involucra a toda la estructura del Estado y suficientes recursos para echar a andar una tremenda maquinaria de movilización para el día de la votación.
Todo empieza por el tope de la estructura, con el Presidente de la República y su gabinete, con decisiones destinadas a paliar la crisis económica y reforzar la imagen de una revolución pendiente y protectora del pueblo. En lo que va del 2015, el presidente Nicolás Maduro ha decretado cuatro aumentos de salario mínimo, y anunció el último en octubre (algo nunca visto en Venezuela), mes en el que también ordenó el aumento del 30 por ciento en el salario de los educadores y funcionarios y el incremento del 134 por ciento a los médicos, todos trabajadores del sector público.
En noviembre, apenas comenzada la campaña electoral, incluyó a 50.000 adultos mayores al sistema de pensionados que hoy suman casi 3 millones de personas a las que, además, ordenó darles un tercer mes de bono de aguinaldo. (Lea también: Los trucos del chavimos para evitar una catástrofe electoral)
Calles y barrios adentro se aplica la misma táctica, pero en la forma de bienes y alimentos que son entregados por los candidatos oficialistas. Antes de que arrancara oficialmente la campaña, se trataba de actos cerrados, sin presencia de prensa y organizados por los consejos comunales. Con el inicio oficial de la campaña, se trata de actos ampliamente publicitados y muchas veces, con presencia del Presidente.
La línea blanca
Un miembro del consejo comunal del sector San Pascual de Petare, en Caracas, que prefirió omitir su nombre, explica a EL TIEMPO que esa primera etapa ocurrió entre septiembre y octubre, cuando “le ‘bajamos’ (entregamos) los beneficios a la gente, para que se fuera motivando”.
Los “beneficios” en cuestión fueron televisores pantalla plana y materiales para construcción, y están “a la espera” de lavadoras, secadoras y cocinas, entre otros productos de línea blanca. “Estos días tendremos un mercal (venta de alimentos a precios regulados) a cielo abierto, y allí le explicamos a la gente que debe seguir con la revolución”.
Para ser beneficiario de la generosidad revolucionaria, los consejos comunales hacen listas de los ciudadanos mayores de 18 años que viven en cada casa. En la zona de Casalta, en Catia, al oeste de Caracas, los integrantes de las listas han recibido cada dos semanas entre octubre y noviembre una bolsa de productos de primera necesidad a un precio irrisorio: tres aceites, dos paquetes de pasta, café, arroz, un pollo, papel higiénico y harina de arepas por solo 2 dólares, según la tasa de cambio oficial más alta. “No dicen que votemos por la revolución directamente, pero sí nos recuerdan que este tipo de beneficios solo los tenemos gracias a ellos”, cuenta a EL TIEMPO una educadora de la zona. (Lea también: La oposición desafía los espacios del chavismo en las elecciones)
Aunque la Ley Orgánica de Procesos Electorales y la Ley contra la Corrupción establecen que no se pueden usar recursos públicos en beneficio de candidatos de alguna parcialidad política, ni las dependencias públicas para hacer propaganda, en los dos últimos meses el Gobierno ha televisado numerosos actos de entrega de recursos (incluso a través de cadenas de radio) para promocionar a sus candidatos a diputados.
Así, por ejemplo, la exministra Jackeline Faría –candidata por el circuito 5 de Caracas– participó en la entrega de 400 millones de bolívares a consejos comunales y Diosdado Cabello –candidato por Monagas– entregó autobuses a choferes en Maturín, la capital de ese estado. El exministro de Transporte, Haiman El Troudi, candidato por Miranda, ha aparecido en inauguraciones de tramos, puentes y carreteras, a pesar de haberse separado del cargo.
Según consta en las notas de prensa de la Agencia Venezolana de Noticias, en más de tres docenas de actos el chavismo ha entregado en las últimas dos semanas al menos 1.000 millones de bolívares para diversos proyectos de los consejos comunales, 3.380 taxis, 37.643 tabletas a estudiantes universitarios y 1.192 apartamentos con la promesa de entregar otros 500.000 en el 2016. Para combatir la “guerra económica”, el Gobierno anunció un subsidio y un tope de precios para los huevos y el pernil, “para proteger al pueblo”, lo que de inmediato los convirtió en los bienes más buscados y escasos de Venezuela.
El mensaje
“Si gana la oposición van a quitar todas las misiones sociales (…). Los ricos odian a los pobres, olvídense de eso”. La arenga es gritada con pasión al pie del barrio Santa Cruz por Georgette Topalián, candidata a diputada por el circuito 2 del estado Miranda por el Partido Socialista Unido de Venezuela, y resume lo que ha sido el mensaje oficialista a su militancia: la pérdida de los beneficios sociales aprobados por el gobierno revolucionario en los últimos 17 años si gana la oposición.
En cientos de mensajes, transmitidos por la red oficial de medios públicos, se detalla que los diputados opositores han votado contra los créditos adicionales –una forma de entrega de recursos al Gobierno fuera del presupuesto nacional– para las misiones sociales, en un lenguaje revanchista y polarizante, utilizado desde el presidente Maduro hasta los promotores del voto en la calle.
Y para algunos, funciona. Una breve encuesta en una larga fila para comprar café en el sur de Caracas muestra que ese mensaje no es rechazado del todo. “Voy a votar para no perder lo que tenemos, los oligarcas no quieren al pueblo. Las colas son porque los empresarios tienen las cosas acaparadas y el Gobierno no ha tenido mano dura”, afirma Ramón, un comerciante de 49 años.
Si de algo saben el GPP y la dirigencia revolucionaria es aceitar su maquinaria electoral, y esta vez no será la excepción. Para el chavismo es tal la importancia de conservar la mayoría en la Asamblea Nacional que ha llevado a cabo dos simulacros de elección a nivel nacional. En el primero –según cifras ofrecidas por el Comando de Campaña Bolívar Chávez–, movilizaron 1,1 millones de votantes y en el segundo, 1,8 millones, aunque dicen tener una militancia asegurada de 11 millones.
Como en las dos elecciones anteriores, el oficialismo buscará implementar con éxito el operativo 1 x 10, una estructura de 13.682 “unidades de batalla Bolívar Chávez” integradas cada una por 10 ‘patrulleros’ que, a su vez, cada uno debe lograr comprometer el voto de diez personas a favor de los candidatos de la revolución. En ese proceso, las listas para la entrega de bolsas de comida o electrodomésticos cumple un rol fundamental, pues el día de la elección los patrulleros –que suelen ser los mismos integrantes de los consejos comunales– revisarán casa por casa que las personas hayan acudido a su centro de votación.
Como último eslabón de la cadena, se encuentran los colectivos o grupos de choque que, desde la semana pasada, amedrentan las principales caravanas de la oposición con motorizados que, incluso, disparan al aire. Ocurrió en Petare cuando el opositor Miguel Pizarro promocionaba su opción, y en Ciudad Guayana, cuando el gobernador Henrique Capriles hizo un acto con los candidatos opositores de la zona.
Ventajas por aquí, ventajas por allá
Aunque no puede hacerse campaña electoral en los centros de votación –colegios, sedes de consejos comunales o ‘salas de batalla’, el día de la elección hay algunos cuyos nombres son una propaganda en sí mismos.
Según una investigación del diario El Nacional, al menos 27.000 personas sufragarán en 61 centros con nombres como: ‘Chávez vive la lucha sigue’, ‘Comandante eterno Hugo Chávez’ y hasta ‘Centro de Votación con Chávez y Maduro’.
En algunas regiones se han publicado propagandas con los colores y símbolos de la oposición para identificarlos con mensajes adversos.
Así, en un periódico de Barinas se utilizó el eslogan opositor ‘Venezuela quiere cambio’ y a su lado, el refuerzo del miedo a perder las prebendas:
‘¡No más pensiones para adultos mayores!’.
A pesar de las quejas por la confusión que genera, en varios circuitos, al lado de la opción para marcar el voto a favor de la coalición opositora Mesa de Unidad Democrática, identificada con la expresión ‘MUD-Unidad’, se encuentra la opción de un partido prooficialista que tiene las palabras MIN-Unidad.
El CNE no parece dispuesto a cambiar la posición de esa opción, por lo que la oposición pide atención en el voto.
VALENTINA LAREZ MARTIZ
Corresponsal de EL TIEMPO
Caracas
EL TIEMPO
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