Familiares de Francisco Javier Agudelo Gómez, de 43 años, uno de los cinco colombianos asesinados en Veracruz (México), piden ayuda para repatriar el cuerpo y exigen verdad sobre los hechos, que aún son materia de investigación. Leidy Tatiana Agudelo, sobrina de Francisco, dijo: “No tenemos recursos para trasladar el cuerpo a Colombia, hemos hecho de todo para que una aerolínea o la Cancillería nos ayude y así poder enterrarlo”.
Agudelo cuenta que habló con su tío por última vez el pasado miércoles 11 de noviembre. Ese día le dijo que todo marchaba bien y no le habló de amenazas ni riesgos.
“Francisco todas las noches se conectaba por medio de WhatsApp, pero después de ese miércoles no volvimos a saber nada de él. Ese mismo día sus amigos, que también aparecieron muertos, se desconectaron”, cuenta.
Una semana después (17 de noviembre), la Cancillería les informó que a él y a otros cuatro colombianos los asesinaron. Las autoridades mexicanas hallaron los cuerpos cerca de una finca de nombre El Lasgostillo. Las víctimas estaban semidesnudas, presentaban evidentes huellas de tortura, tenían el rostro vendado, estaban maniatadas y recibieron tiros de gracia.
“Esa noticia nos tiene muy devastados. Era algo que no esperábamos porque ellos se fueron a buscar un mejor futuro”, dice.
Según afirma la mujer, Agudelo se dedicaba a reparar bicicletas en México y negó que estuviera en el negocio de los préstamos ‘gota a gota’, como aseguran las autoridades de ese país.
Agudelo, oriundo de Bello (Antioquia), era reconocido en Pereira por promover ciclopaseos a otras ciudades, de hecho en la capital de Risaralda tenía un taller de reparación, con el que se ganaba la vida y sostenía su hogar, conformado por su esposa, Luz Marina Guzmán, y su hija de 13 años.
MEDELLÍN