En unos meses, la galería Naranjo & Velilla, que lleva ocho años de funcionamiento, dejará de exponer.
Sus principales promotores, Adolfo Naranjo y Pilar Velilla, se retirarán después de 30 años de trabajo con el arte en Medellín.
Se van al campo, agradecidos con la ciudad y con la idea de cambiar de vida. “Nos ha tocado ser testigos y protagonistas de lo que ha pasado en el mercado del arte en Medellín”, dijo Pilar Velilla, quien también ha sido gestora cultural, directora del Jardín Botánico y del Museo de Antioquia.
Antes, ella y Alfonso fueron corredores de arte, llegando a comercializar a puertas cerradas. Al percibir que el interés por la cultura aumentó, abrieron las puertas de su local pensando en un sitio donde “se respetara al comprador de arte y que los artistas tuvieran un lugar muy lindo para exponer sus obras”.
Ese sitio, ubicado en el centro comercial San Fernando Plaza, del barrio El Poblado, al sur de la ciudad, ha mostrado y vendido la obra de viejos maestros, como los describe Velilla, que son su especialidad.
Además, prestan servicios de avalúos, restauración y conservación, catalogación y registro de obras de arte. También realizan subastas y curaduría en obras de caridad, relacionadas con fundaciones como Corazón Verde, y San Vicente, entre otras más.
La gestora cultural manifestó que en su retiro buscan apartarse del arte en gran medida, sin embargo, reconoce que tienen con esta actividad un lazo que no se rompe.
El curador independiente y politólogo, Oscar Roldán, opinó que este sitio tiene una particularidad frente a otros similares.
“Ellos se preocupaban por generar espacios culturales y de diálogo que proyectaban en una programación que formaba públicos y muestra el goce del conocimiento dentro de arte”, precisó.
De la actividad en la ciudad, Roldán argumentó que no es regla que las galerías eduquen y ayuden a hacer crecer el gusto estético para hacer rentable el arte, como debe ser: “por el contrario, son pocas las que lo hacen”.
La ciudad que dejan Naranjo y Velilla tiene un crecimiento en su actividad galerística, según piensa la promotora.
Sin embargo, advirtió que es un negocio difícil de llevar en Antioquia.
“Culturalmente aquí es un logro vender sin intermediarios, cuando en otras partes del mundo son necesarios”, agregó.
Velilla cree que la tecnología y lo digital son retos para las galerías, donde el mundo virtual pone la información y el contacto con el artista a la mano de cualquiera.
De esto, Roldán apuntó que “mientras el artista se salte al galerista va a ser muy complicado estar en un mercado regulado por cánones de lealtad. Eso creo que nos va a costar construirlo en la ciudad”.
La promotora plantea que la relación galería – artista es indispensable para el movimiento: “Lo ideal es que el artista se dedique a la creación, que es los suyo, y el galerista a la comercialización”.
Otro problema que, según el politólogo, viene de los años 90 desde cuando el coleccionismo afronta una crisis porque la gente “se dejó de informar frente a las prácticas del arte moderno y contemporáneo”.
Además, el auge del narcotráfico dificultó en la época las transacciones entre coleccionistas y galeristas.
Velilla confiesa que le habría gustado continuar con la galería solo para afrontar los cambios que le exigirían los años venideros.
Para el curador, estos cambios ya se ven. En su concepto, el panorama del arte es mejor y Medellín ya cuenta con espacios poco tradicionales que lo hacen crecer.
“Parece ser que los vientos son distintos, hay una nueva generación de agente culturales que está creyendo en la posibilidad de esta actividad como rentable y lucrativa”, dijo y agregó que estos lugares tienen la compañía de otro tipo de proyectos no convencionales, como colectivos y espacios alternativos.
El también jefe de Extensión Cultural de la Universidad de Antioquia añadió que las lógicas del mercado, que han acercado a las galerías a actividades comerciales como la marquetería, la decoración y la venta de muebles, todavía rigen estos espacios y los enriquecen.
“Hoy tenemos un espíritu que viene de Bogotá, que hace que la gente se empiece a preguntar qué se está usando, qué puede tener, e incluso decorar el hogar con algo que tenga contenido y reconocer al autor, su trayectoria y su carrera por venir”, concluyó.
Ocho años de arte
La galería Naranjo & Velilla abrió sus puertas en 2008 a los artistas y coleccionistas. Por sus salas pasaron lo que llaman sus promotores “viejos maestros del arte”, pero también artistas contemporáneos.
Entre otros, pudieron verse las obras de Humberto Pérez, Gloria Ospina, Ricardo Acevedo, Germán Londoño, Rafael Sáenz y Luis Eduardo Vieco.
En este momento, y hasta el 20 de noviembre, la exposición ‘Ramas del mismo Pantano’, del artista John Jader Bedoya, estará exhibida en la sala.
Esta muestra ha pasado por cuatro ferias en Estados Unidos, cinco exposiciones individuales en Colombia y también en Estados Unidos, y dos exposiciones permanentes en los mismos países.
LAURA MONTOYA CARVAJAL
Para EL TIEMPO
MEDELLÍN