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El neoyorquino que dicta clases de inglés a niños de comunas de Cali

Chalflin es uno de los 350 docentes nativos que hacen parte de programa Colombia Bilingüe 2015-2018.

EL TIEMPO
Brett Chalfin es un músico neoyorquino de 27 años, enamorado del jazz y de la percusión. Pero tiene otra pasión que heredó de su madre y que lo trajo a Colombia: la enseñanza.
Desde lo alto de una ladera, en el barrio Terrón Colorado, ubicado en la comuna 1 de los estratos bajos en la ciudad de Cali, este norteamericano enseña inglés desde hace seis meses a los estudiantes de la institución educativa José Holguín Garcés.
Las aulas en las que enseña son precarias y angostas, con pupitres viejos. Sin embargo, ni esto ni el calor intenso del mediodía afectan su entusiasmo por educar. El compromiso con sus alumnos es lo que más importa.
Aunque este docente innato se dedicó a la música en 2010, también entregó parte de su tiempo a dar clases en escuelas privadas. Después se unió a 'Teach for America', un programa con el que viajó a Nueva Orleans para trabajar con niños y jóvenes de escasos recursos. Con la experiencia al lado de poblaciones vulnerables se inscribió en Heart for change, una fundación de voluntarios calificados vinculada al Ministerio de Educación Nacional, cuyo objetivo es lograr una Colombia bilingüe.
Eligió Latinoamérica porque siempre había querido enseñar en un país en donde se hablara español, y prefirió Colombia por su cultura y su gente. Sus ganas de aprender a bailar salsa lo llevaron a Cali, desde donde enseña y practica el baile.
Clases divertidas
Los niños del grado sexto llegan puntuales a su clase de la jornada de la tarde a recibir la asignatura de uno de sus profesores favoritos. En poco tiempo, Chalfin se ha ganado la confianza y el cariño de todos, y esto ha sido clave para el desarrollo y dinamismo de las lecciones, las cuales improvisa algunas veces, de la misma manera que lo hace con sus partituras de jazz.
“Me gusta inventar y cambiar la dinámica del salón, mover los pupitres para crear diferentes escenarios, pero igualmente siempre estoy preparado, y en esto invierto mi tiempo fuera del aula, pues cada minuto con los niños es invaluable, es tiempo precioso”, dice.
Él sabe que los niños están atrasados en su nivel de inglés, dado que están empezando a aprender la lengua desde el bachillerato y no desde el jardín.
Una de las clases más interesantes fue un desfile de modas, en la que los estudiantes aprendían no solo los nombres de la ropa, sino también a usar el verbo 'wear' y el verbo 'to have', mientras desfilaban y rapeaban en inglés sobre una pasarela hecha por ellos.
“Esta actividad fue una de las más chéveres; teníamos que desfilar en parejas y uno describía lo que el otro tenía puesto. Además, es muy fácil aprender con Brett porque él nos explica lo que más puede y hace muchos gestos”, afirma Luis Miguel Medina, uno de los alumnos más entusiastas de su curso, que siempre tiene la mano alzada para contestar.
Para Edith Abella, docente colombiana de inglés en la institución, el trabajo con los cuatro voluntarios nativos extranjeros que actualmente están en el programa ha sido muy provechoso. “Nos tocaron los mejores 'teachers', están supremamente comprometidos con los niños y eso se traduce en el interés y motivación de los pequeños por aprender inglés”, señala Abella. “Hasta el más necio de la clase anda detrás de Brett con diccionario en mano para entender lo que dice”.
Este nativo extranjero, quien sabe hablar en español con una fluidez considerable, tiene a sus pupilos convencidos de que no sabe una palabra del mismo, para que ellos hagan el esfuerzo de comprenderlo.
También para docentes
Con este programa no solo se busca enseñar a los niños, también a los docentes de la institución. Por eso dedican dos horas a la semana a trabajar con maestros de español y a hacer 'co-teaching', es decir, dirigir paralelamente con ellos dentro del aula.
Brett escogió a Luis Omar Ponce, que lleva 25 años como profesor del colegio, como su 'co-teacher' porque le pareció que era de trato fácil y también porque “es como un papá, los niños lo quieren mucho. Yo trato de ser una extensión de él y me ha enseñado bastante”.
De esta manera, por medio del acompañamiento en el aula, se han unido esfuerzos para que tanto los niños como los mentores aprendan inglés.
Evan Schwimmer, coordinador del programa y quien hace año y medio ingresó a la institución en calidad de maestro, hace énfasis en los resultados obtenidos hasta el momento.
“El progreso de esta actividad se verá en un par de años –dice Schwimmer–, porque ellos están aprendiendo desde cero. Sin embargo, es de resaltar el cambio de comportamiento que han tenido, pues están muy motivados a aprender el idioma. “Hoy levantan la mano, investigan y preguntan; antes era muy difícil que partiparan activamente”.
El programa de formadores nativos de Colombia Bilingüe cuenta actualmente con 350 docentes nativos que a través de sus enseñanzas están impactando a 98.000 estudiantes y 1.050 maestros en 141 colegios del país.
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