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Francia es un blanco demasiado atractivo para el terrorismo / Análisis

Francia es un blanco demasiado atractivo para el terrorismo / Análisis

La Cumbre Mundial del Clima y la Eurocopa 2016 hacen que el país extreme las medidas de seguridad.

13 de noviembre 2015 , 09:56 p. m.

Después de la masacre de enero en el semanario satírico Charlie Hebdo se temía que algo más grande aún podría pasar en Francia.

Parecían anunciarlo con cierta frecuencia las autoridades; se sentía con la cada vez más asidua presencia de policías y militares en las calles de París y de las principales ciudades francesas; se dejaba intuir en las cifras de los franceses que mes a mes viajan a Siria a Irak para combatir al lado del Estado islámico, muchos de los cuales ya regresaron al país.

“Desbaratamos atentados a diario”, reconoció en verano el ministro del Interior, Bernard Cazeneuve. De un “11 de septiembre a la francesa”, en referencia a los atentados contra Nueva York y Washington del 11-S del 2001, llegó a hablar el fiscal francés François Molins.

“Estamos en guerra”, le dijo recientemente un policía en la Gare de Lyon, de París, a una desprevenida turista colombiana cuando le preguntó por la presencia de tanto policía y tantos controles en la principal terminal de tren de la ciudad. Pero el terrorismo es casi impredecible, y así como muchos de los atentados han sido cometidos por lobos solitarios adoctrinados, otros fueron cuidadosamente preparados por células entrenadas, como en el caso de Charlie Hebdo.

Por eso, un día como ayer viernes no podía pasar inadvertido para cualquiera que tuviera intenciones de cometer atentados con gran repercusión, como en efecto sucedió.

En el Estadio de Francia jugaban un amistoso las selecciones de fútbol de Francia y Alemania, con presencia, entre otros, del presidente François Hollande. En sus alrededores hubo al menos tres detonaciones.

Y la zona de los ataques y lugares de entretenimiento está llena de restaurantes donde cientos de personas se aprestaban para comenzar un tranquilo fin de semana. La oportunidad, sin duda, estaba servida. Francia es el país bajo mayor amenaza de terrorismo islamista de Europa, según los analistas de seguridad que se inquietan por los grandes acontecimientos que este país prepara para los próximos días.

La Conferencia Mundial del Clima COP21 se realizará en París desde el próximo 30 de noviembre, un evento en el que no solo está en juego el futuro del planeta, sino que contará con la presencia de miles de delegados de todos los países del mundo.

Y como si fuera poco, el país se prepara para la Eurocopa de Naciones en el verano del 2016, el considerado segundo evento más importante del fútbol del planeta después del Mundial y en el que por supuesto se esperan miles de aficionados y turistas.

Así las cosas, los controles y medidas anunciados anoche por el presidente Hollande, que en otro tiempo pudieran parecer extremos para un país como Francia, hoy parecen más que justificados.

El monstruo al que se enfrenta Francia, y en general la Unión Europea, parece tener mil cabezas. Las autoridades galas reconocen que hay alrededor de unas 5.000 personas fichadas por considerárseles radicales.
La fiscalía asegura que son vigilados alrededor de 1.800 de ellos, pero no las 24 horas, pues es prácticamente imposible. Y eso sin contar con los cientos que pueden pertenecer a células dormidas que a la menor señal pueden desatar un infierno sin despertar la más mínima sospecha.

La experiencia europea con el terrorismo islamista es amplia, como lo atestiguan los atentados en Atocha (Madrid), y en Londres que dejaron decenas de muertos. Pero también fueron muchos otros lo que las fuerzas de seguridad lograron evitar a través de las actividades de inteligencia y de infiltración que fueron efectivas para contener la arremetida de las células de Al Qaeda.

Como bien lo dijo el presidente Obama en su alocución de anoche, los atentados de París no son solo contra Francia, sino contra la humanidad. El mundo se enfrenta a una amenaza de incalculables proporciones en la que los países no pueden actuar por separado, pues es un problema trasnacional. Ya las páginas web islamistas hablan de Roma y Al Andalus (en referencia a España) como sus próximos blancos. Lo de París anoche no es solo un aviso, es una realidad que el mundo debe enfrentar con todo su vigor, pero ojalá entendiendo la verdadera naturaleza del fenómeno, pues en casos como este, la fuerza y la represión no son suficientes.

Eduard Soto
Editor Internacional de EL TIEMPO

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