A comienzos de la década de 1990, en la Escuela Nacional de Arte Dramático, el director polaco Pawel Nowicki creó el grupo Teatro Estudio, con unos noveles intérpretes que se convirtieron en referentes de la actuación en Colombia: Elkin Díaz, Ana María Sánchez, John Álex Toro, Róbinson Díaz y Ramsés Ramos, entre otros.
Cada tanto, Nowicki se vuelve a reunir con algunos de sus discípulos para un nuevo proyecto teatral. El más reciente es Drama de caza, en el que actúan Elkin Díaz y Ramsés Ramos, entre otros, y que está en temporada en La Maldita Vanidad como parte del ciclo Mirada Paralela, sobre el ruso Antón Chéjov.
Es una adaptación de la novela de Chéjov, en la que un editor trata de entender un caso de asesinato que ocurre en el ambiente de una élite en decadencia.
El polaco, poco dado a las entrevistas, habló con EL TIEMPO.
Existiendo tantas obras de teatro de Chéjov, usted escogió una novela. ¿Qué fue lo que le interesó de ‘Drama de caza’?
Chéjov es un autor muy exigente, en todos sus niveles, y yo no me atreví a tomar un drama, porque pienso que es casi imposible. Entonces opté por buscar una adaptación de un libro porque pensaba que esto iba a ser un poquito más fácil, pero no era más fácil. Es muy complicado, no solamente para el director, sino para los actores.
Sus actores dicen que más que ser un grupo ustedes son un club...
Siempre hablamos de club porque no queríamos construir nunca esa relación de tener la misma estética. ¿Cómo funciona un partido? Funciona porque hay que ser fiel, puedes ser mediocre, pero tienes que ser fiel. Pienso que nos junta una relación de trabajo y no que somos fieles a una ideología o una estética.
También destacan su rigurosidad para montar...
En el caso de Drama de caza tiene que funcionar como un reloj, en cuanto a la puesta en escena y, por otro lado, existen unas exigencias de actores. Hoy en día en el teatro lo más importante es qué quieres decir, con esta obra queremos decir que no sabemos cómo vivir, que nuestra vida empieza a perder forma, a perder sentido.
Esos personajes en Chéjov preguntan cómo vivir, hoy ni siquiera preguntamos cómo vivir. Este sentido solamente lo pueden producir los actores, especialmente en un texto de Chéjov, que no es algo explícito, todo está detrás, todo el texto es efecto de algo. Esto no puedes hacerlo solo con puesta y no puedes hacerlo mecánicamente, tienes que hacerlo con el alma.
Usted ha montado varias obras de autores clásicos como García Lorca, Molière, Shakespeare y Chéjov. ¿Por qué ese amor por ellos?
Por algo son clásicos, por algo se quedaron por tanto tiempo en la historia del teatro. Tenían algo que decir, nosotros somos chiquitos frente a ellos, tenemos que estudiarlos, entenderlos y probar hablar con ellos sobre hoy. A mí me parece que Chéjov no es actual porque habla sobre un mundo que ya no existe, pero algo sí lo es. A lo mejor es una paradoja.
También ha dirigido piezas de otro corte y para otro público, como ‘Sex Zoo’ y ‘Bonita pero complicada’...
Yo pretendo que Drama de caza sea una obra artística porque hablo de lo que creo que vale la pena decir. Las obras sobre las que preguntas las hago para el público y tengo muy mala opinión sobre el público. No pretendo que sean obras artísticas, pretendo que sean bien artesanales.
¿Cuál es su opinión sobre el público?
Siempre digo que el público en el 99 por ciento es un público idiota, se ríe de cosas estúpidas. Muy pocas personas, no solamente aquí, en todo el mundo, quieren pensar; no quieren ser muy desarrolladas intelectualmente, pero son sensibles. Esto ha existido siempre. Pero hace 20 años la gente tenía vergüenza de ser idiota, hoy en día no.
¿Cómo evalúa su trabajo con el Teatro Estudio?
Era una época maravillosa, pero creo que nos equivocamos porque yo creía que podíamos juntar el teatro con televisión. Nosotros podemos hacer teatro gracias a que trabajamos en la televisión, pero al mismo tiempo la televisión destruye, es un medio perverso, corrompe almas. (Ricardo) Camacho, por ejemplo, siempre decía que la televisión destruye actores, yo quería presentar que es posible hacer otra cosa, pero Camacho tenía razón. Yo trabajo con actores como Elkin y Ramsés, que luchan contra esta destrucción de la televisión.
Funciones
Jueves y viernes, 8 p. m. Sábados, 6:30 y 9 p. m. Domingo, 6:30 p. m. Casa de La Maldita Vanidad. Carrera 19 n.º 45A-17, Bogotá. Informes: 605-5312. 30.000 pesos.
Yhonatan Loaiza Grisales
Cultura y Entretenimiento