Las entidades financieras ya tienen en marcha sus estrategias de colocación de nuevos préstamos, con las que esperan aminorar el impacto que traerá sobre la demanda de crédito la desaceleración de la economía.
Algunas de estas apuntan a ampliar cupos de las tarjetas de crédito a clientes que han demostrado buen comportamiento en el pago de estas, compra de cartera con bajos intereses y plazos mayores amplios, así como facilidad de acceso a préstamos rotativos y de libre inversión, que ya muestran signos de debilidad.
Los banqueros temen que la desaceleración de la demanda interna y la menor confianza de los consumidores terminen afectando el apetito crediticio propio de cada temporada de fin de año, aunque, al parecer, las cifras del tercer trimestre muestran una leve recuperación de la economía.
Algunas líneas de crédito ya dan señales de debilidad. Por ejemplo, el número de desembolsos y aprobaciones en créditos rotativos disminuyeron 3,5 por ciento anual a agosto pasado; los de libre inversión lo hicieron en 28,3 por ciento, mientras que las libranzas cayeron en el mismo periodo 11,2 por ciento, según la Superintendencia Financiera.
Para los analistas de Standard & Poor’s, si bien la economía colombiana tendrá un menor crecimiento este año, su desempeño permitirá que los bancos mantengan la dinámica de su cartera de crédito, aunque a un ritmo más lento.
Creen que, para el cierre del 2015, el crecimiento de la cartera rondará el 13 por ciento y advierten que esa menor dinámica podría debilitar los indicadores de calidad de los activos frente a los de años anteriores.
Una inflación más alta y un peso debilitado, deducen, impactarían la calidad de los activos, lo que limitaría el ingreso disponible de las familias para pagar sus deudas y aumentaría los costos de los préstamos.
“Las pymes y los consumidores representan el riesgo mayor para los indicadores de calidad de los activos, ya que ambos son más vulnerables a las desaceleraciones económicas”, puntualizan.
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