Un campanazo de alerta en torno a la presencia de bandas criminales (‘bacrim’) en por lo menos 338 municipios del país, identificadas entre el 2014 y el 2015, lanzó el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz) en un informe que, según esa entidad, busca evitar que ese tipo de fenómenos ilegales se puedan repetir tras la firma de la paz en La Habana.
El instituto identificó en el país 17 organizaciones que, de acuerdo con su estructura y accionar criminal, se enmarcan en la denominación de ‘bacrim’, las cuales se nutren del narcotráfico e, igual que los antiguos paramilitares, también tienen la intención de controlar recursos e instituciones públicas para consolidar su poder.
De hecho, como lo reconocen informes oficiales, varias de estas organizaciones surgieron tras el proceso de desmovilización de las autodefensas por cuenta de mandos medios que no se acogieron a esa negociación o que, después de esta, decidieron volver a delinquir.
Indepaz identificó tres modus operandi de estas organizaciones ilegales. “La primera es su configuración como estructura armada. La segunda se trata de los vínculos con dirigentes políticos de la región para tratar de capturar las rentas del Estado y, en tercer lugar, la denominada ‘paraeconomía’, que se refiere a los negocios ilícitos que manejan y requieren control territorial, como las rutas de narcotráfico, microtráfico y extorsión”.
Las 2 estructuras con mayor presencia en el territorio nacional son ‘los Úsuga’ o ‘Urabeños’ (como se les conoció en un principio por las autoridades), los cuales tienen hombres desplegados en cerca de 270 municipios del país y cuyas cabecillas son un objetivo de alto valor para las autoridades.
Los segundos son ‘los Rastrojos’, que –de acuerdo con Indepaz– han logrado hacer una presencia constante en al menos 111 municipios. El informe aclara que en una misma zona se han identificado dos o más de estas organizaciones y en que algunas ocasiones hacen operaciones ilegales de manera conjunta.
“Hay 8 departamentos en los cuales más del 60 por ciento de sus municipios han registrado alguna presencia de estos grupos en el periodo del 2014 hasta septiembre de 2015. En 9 departamentos, en el mismo periodo se registró la presencia en entre el 30 por ciento y el 59 por ciento de sus municipios. Las situaciones más críticas se observan en la costa caribe, Cesar, Pacífico y en la Orinoquia”, precisa el documento.
Indepaz, luego de realizar un trabajo de campo, concluyó que hay 17 ‘bacrim’: ‘los Úsuga’, ‘los Rastrojos’, ‘Buenaventureños’ o ‘los Machos’, ‘las Fuerzas Armadas Irregulares de Colombia’, ‘el Bloque Meta’, ‘la Oficina de Envigado’, ‘Libertadores del Vichada’, ‘Autodefensas Gaitanistas’, ‘Cordillera’, ‘los Botalones’, ‘Llaneros’, ‘la Empresa’, ‘Renacer’, ‘los Soto’, ‘Autodefensas Campesinas del Tolima’, ‘los Policarpa’ y ‘los Elegidos’.
“De acuerdo con las acciones de las autoridades, la tipificación delictiva se basa en capturas de sus integrantes, extorsión y amenazas, incautaciones, negocios relacionados con minería ilegal, contrabando, madera y tierras; vinculación con políticos y miembros de la Fuerza Pública, asesinatos, desplazamiento y enfrentamientos por territorios”, añadió el informe.
Un punto clave para Indepaz es que en algunas regiones se están registrando posibles alianzas entre las ‘bacrim’ y las guerrillas de las Farc y el Eln, las cuales se basan en control territorial y relaciones con eslabones de la cadena del narcotráfico, en especial en los vínculos con los campesinos cultivadores, el cobro de gramajes, las rentas de los laboratorios ilícitos y las rutas para mover la droga.
Este documento le fue enviado al Gobierno para su análisis, ya que desde la misma mesa de negociación en La Habana se ha hablado sobre el riesgo que para la paz pueden significar las bandas criminales y el peligro latente de que quienes dejen las armas en la guerrilla puedan pasar a engrosar estas filas ilegales.
EL TIEMPO