Una bacinilla que canta ópera, un poeta sin gloria que sufre un estreñimiento monumental (de once meses y 18 días) tras el robo de su amada bacinilla, un cerrajero sin puertas y una prostituta que los enamora a ambos.
Un coctel explosivo que solo puede salir de la cabeza de Edson Velandia, de su universo de rock, música campesina y humor, y que se verá justo en esa clave, la del teatro popular, “de ese sencillo, que recuerda el de los pueblos, el del colegio”, nada más y nada menos que en el Teatro Colón.
Velandia, creador del grupo Velandia y la Tigra, con diez discos encima (Superzencillo, Oh porno, Egippto, entre otros), ganó la beca de dramaturgia teatral del 2012 con La bacinilla de peltre y está listo para presentar esta obra que surgió de una ocurrencia, de esas oídas por ahí.
“Iba saliendo de una obra de teatro cuando oigo a una mujer diciendo: ‘Eh, cómo es posible que no puedan hacer una obra sencilla, por ejemplo de un man que no puede cagar. Qué pereza esas obras tan trascendentales’ ”, cuenta Velandia.
La frase le quedó sonando y él, que ya estaba preparando una ‘ópera’ con sus amigos de Piedecuesta (Santander), donde vive, comenzó a indagar sobre el estreñimiento.
Ahí apareció Lucho Bermúdez. Sí, el músico colombiano, y una historia que parece sacada de una página de parodias.
“Pero no. Era una noticia real. Se habían robado la bacinilla del museo póstumo de Lucho Bermúdez y la primera dama del pueblo dijo que la bacinilla tenía tanto valor histórico como la espada de Bolívar. La cerecita del pastel”, relata el autor.
‘Ópera rasqa’
De ahí se desencadenó un texto en el que además de Manrique, el hombre estreñido, y su amigo Lino, el cerrajero sin puertas, que son un par de vagos de pueblo, y Mariana, la prostituta, hay personajes como el hombre Cabeza de Burro, común en los espectáculos de este músico; la novia Cabeza de Man, que es un mimo vestido de novia; Simón Bolívar y hasta Manuelita Sáenz.
Y, por supuesto, mucha música, todos los elementos de una ‘ópera rasqa’, como la llama Velandia, a su estilo, que alude a los circos de pueblo, a los payasos vagos o conocidos como rascabuches.
Para él, los protagonistas son una suerte de Quijote y Sancho Panza, “idealistas, medio vagos, que actúan como si la vida no tuviera que ver con ellos”.
Teatro tosco
“En el repertorio teatral me hace falta esa cosa clásica de contar una historia, porque el teatro moderno ha ido viajando hacia el performance, la exploración del cuerpo o las dramaturgias rotas”, dice Velandia.
Además, prefiere las historias simples para narrar situaciones sociales y recuerda el cine neorrealista italiano, estilo Vittorio de Sica en Ladrón de bicicletas.
En La bacinilla de peltre, el marco social es el de Piedecuesta y por eso aparecen el mundo del petróleo, los problemas de los enfermos para acceder a la salud, como Manrique, y las prostitutas buscando empleo cerca de la frontera.
“También hago una sátira sobre los objetos de Bolívar, que es una apuesta sobre cómo concibo a los caudillos”, explica el músico, que ha hecho teatro desde niño con los que hoy son protagonistas de este montaje. Precisamente para ellos escribió la obra: Carlos Pereira (Manrique) y Éder Chona (Lino), fundadores del teatro Gestus, de Piedecuesta.
“Ellos hacen un teatro muy popular, cómico, por el texto que escogen, pero mucho más por el desparpajo con que lo hacen, sin escenografía, de una manera espontánea. Yo quería hacer una obra con ellos aunque con una estructura más sólida, no tan libertina”, explica Velandia, que además actúa en la producción junto a su hermana, la humorista Zulay, su cuñado y sus sobrinos.
Por eso, el espíritu de la obra es el del teatro de los pueblos. “El dramaturgo Peter Brook habla del teatro tosco, que es el más vivo y rico que existe. Yo creo en ese teatro simple porque para mí el arte no vale por lo complicado, ni sofisticado”, afirma.
¿Dónde y cuándo?
Hoy y mañana, a las 7:30 p. m. Teatro Colón. Calle 10 n.° 5-32.
Informes: 593-6300.
Boletas: 20.000, 30.000 y 40.000 pesos.
Catalina Oquendo B.
Cultura y Entretenimiento
@cataoquendo