Descansar del imperio del afán citadino, de las preocupaciones, del trancón, de las deudas y de la molestia muscular, es en estos tiempos algo tan apetecido como el dinero. Sin embargo, hallarlo no resulta tan simple. Desprenderse por un poco más de una hora de todos los sentidos (gustativo, olfativo, táctil, visual y auditivo) se asoma como una opción para lograrlo y ahora, en Bogotá, esto es posible.
Al barrio Niza, en la localidad de Suba, ha llegado ‘Gravedad Cero’, un emprendimiento de dos jóvenes que, literalmente, nos hace flotar. Rafael Saavedra y Andrés Pérez, dos bogotanos de 27 años, trajeron desde Florida (EE. UU.) un tanque de aislamiento sensorial (el primero en el país) que tiene la virtud de arrebatarle al cerebro todo tipo de estímulo.
Se trata de un aparato de más de 16 mil dólares que parece sacado de la Nasa y que mide 2,4 metros de largo por 1,5 de ancho. En su interior alberga 2 metros cúbicos de agua que se traducen en 25 centímetros de profundidad y 400 kilos de sulfato de magnesio que hacen a esta agua más densa, incluso, que la del Mar Muerto. “Es un descanso absoluto, es como estar en la playa, muchas gracias por la experiencia”, dejo escrito en un papel una mujer que se sumergió en este tanque.
“Nos convencimos de que si todo el mundo flotara por lo menos una vez, esta sería una ciudad más chévere”, dice Andrés Pérez, diseñador de la Universidad de los Andes. Pero para convencerse de esto, Andrés asegura que las bondades de este artefacto van más allá del descanso físico y mental.
“Muchos de los comentarios hablan de cómo en el silencio usted encuentra al mejor aliado para enfrentar sus ideas. Allá en el tanque no hay cómo mentirse a uno mismo. Ahí dentro cualquier tipo de conflicto en sus ideas va a ser muy obvio y podrá aclararlo en un encuentro íntimo con usted mismo”, explicó justo antes de indicarme lo que debía tener en cuenta antes de iniciar mi experiencia.
En el cuarto donde se encuentra el tanque hay dos velones encendidos que apenas iluminan un frasco de vaselina necesario para tapar cualquier herida que pueda entrar en conflicto con la sal del agua, champú y otros productos necesarios para la sesión. Después de una ducha con una espuma especial, completamente desnudo, se ingresa por la parte frontal al tanque.
Silencio y oscuridad reinan. Es como acostarse en una nube (si esto fuera posible) y darle rienda suelta a un descanso desenfrenado. El cuerpo no tarda en aceptar el nuevo ambiente y, como advirtió Andrés, un encuentro personal se inicia.
El líquido en el que floto y el ambiente de ‘nada’ que me rodea, hacen que la producción de neurotransmisores como la endorfina y la dopamina aumente generando una satisfacción sostenida. Después de 75 minutos, una música relajante empieza a sonar indicando que ha todo terminado. “Las personas salen felices, es una experiencia que cambia la vida”, contó Pérez.
'Gravedad Cero' está en la calle 126 No. 70B - 58 y una sesión de 75 minutos tiene un costo de $120.000.
Para más información puede llamar al 313 406 9224.
Óscar Fernando Murillo Mojica
EL TIEMPO ZONA