Hallar señales procedentes del agua en el espacio es el objetivo de Sepia, un instrumento acoplado desde principios de este año al telescopio Apex, de 12 metros, que está a 5.000 metros sobre el nivel del mar en la Cordillera de los Andes (Chile).
De acuerdo con información del Observatorio Europeo Austral (ESO, por su sigla en inglés), el agua es un importante indicador de muchos procesos astrofísicos, incluyendo la formación de estrellas, y se cree que juega un papel fundamental en el origen de la vida.
“El estudio del agua en el espacio —en nubes moleculares, en regiones de formación estelar e incluso en cometas del Sistema Solar—proporcionaría pistas esenciales para comprender el papel del agua en la Vía Láctea y en la historia de la Tierra. Además, la sensibilidad de SEPIA lo convierte en una potente herramienta para detectar también monóxido de carbono y carbono ionizado en galaxias del universo temprano”, añade un comunicado del ESO.
Las condiciones del lugar donde se encuentra el telescopio -la meseta de Chajnantor-, de extremada sequía en el norte de Chile, hacen que, aunque el vapor de agua de la atmósfera bloquee la luz en la mayoría de los lugares en la tierra, Sepia sea capaz de detectar esas débiles señales procedentes del espacio.
Durante este año, la operación de Sepia había sido de prueba, con resultados positivos. Tras las validaciones –señala ESO-, este instrumento se puso a disposición de la comunidad científica que, a partir de ahora, puede hacer propuestas de observación.
"Las primeras medidas llevadas a cabo con Sepia en Apex demuestran que realmente estamos abriendo una nueva ventana, incluso podremos mirar el agua en el espacio interestelar —cuando el mismo receptor esté operativo en el conjunto de antenas de Alma, Sepia dará a los astrónomos la oportunidad de buscar objetos a los que se podrá realizar un seguimiento a mayor resolución espacial", dijo John Conway, director del Observatorio Espacial de Onsala (Universidad Tecnológica de Chalmers, en Suecia).
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