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'La energía más cara es la que no se tiene': Tomás González

Según Minminas, racionamiento eléctrico dependerá de qué tanta energía haya para atender la demanda.

MARÍA ISABEL RUEDA
Recuérdeme por qué este fenómeno climático de alta sequía se llama el Niño.
La historia que yo tengo en la cabeza es que el nombre salió de México, sobre un fenómeno climático que se daba por ahí cada 4 o 5 años, en diciembre. De ahí sacó el nombre del Niño.
¿Y el calentamiento global ha hecho que el Niño llegue ya no en diciembre sino en septiembre?
Y que sea más extremo y que dure más. Mientras más suba la temperatura del Pacífico, más duro es el Niño. Y cuando se enfría, es Niña. Entonces lo que hay que hacer todo el tiempo es monitorear la temperatura del Pacífico. Una masa de agua enorme que cuando se calienta desarregla todo el régimen climático.
¿Lo que han descubierto es que el Pacífico está calentándose más de lo normal?
Que los Niños están siendo más severos. Estamos preparados en Colombia para eso, porque llevamos tres Niños que han tenido apagones en Ecuador, Brasil, Panamá y Venezuela, mientras en Colombia no. Lo que pasa es que este Niño será muy parecido al del 97-98 y no sabemos el futuro que nos depara con total certeza. Eso hay que decirlo así de claro.
Hasta hace 15 días usted aseguraba que no habría alza de tarifas energéticas. ¿Qué lo hizo cambiar de parecer?
Fue una medida que tomamos solo cuando fue absolutamente necesario. Y buscamos que el aumento fuera el menor posible para solucionar un riesgo de la magnitud del que enfrenta el país: de $ 400 al mes para una familia estrato 1 y de $ 2,900 para una estrato 6. Se trata de evitar a toda costa que haya un racionamiento. No se nos olvide que la energía más cara es la que no se tiene. Un apagón como el de 1992 le costaría hoy al país cerca de $ 20 billones de pesos, lo cual sería desastroso.
Termocandelaria, Tepsa, Termoflores venían diciendo antes del alza de tarifas que estaban al borde de la quiebra…
Ellos sabían cuáles eran las reglas del juego. Voluntariamente participaron en unas subastas, en una asignación de cargo asumieron un compromiso mediante las obligaciones de energía firme, que consiste en entregar energía cuando el país la necesita. Si había crisis de sequía, sabían que tenían que generar con combustibles líquidos, sabían que podían tener unas pérdidas, pero esas eran las reglas del juego. A nadie le gusta perder plata. A nosotros nos importa la confiabilidad del sistema y nos sentamos con ellos para que puedan estar en las mejores condiciones posibles. Pero aquí había unas reglas y eso tiene que ser muy claro para todo el mundo.
Desde los primeros días de octubre se observaron precios muy altos, que llegaron incluso hasta seis veces el precio de escasez. ¿Por qué razón no se tomaron las medidas sino después de las elecciones del 25 de octubre?
Desde antes de que se disparara el precio en la bolsa de energía empezamos a seguir muy de cerca la situación y a tomar medidas en cinco áreas: aumentar la disponibilidad de gas para generación; acelerar la entrada de nuevos proyectos de generación; corregir el mercado; incentivar el ahorro de energía y asegurar la oferta térmica. Todas, con el único propósito de asegurar que los colombianos tengan la energía que necesitan.
Insisto: desde el 5 de octubre se sabía que las térmicas estaban en problemas. Incluso, dos de ellas apagaron antes de elecciones y no supimos… ¿Se dejó el Gobierno poner contra la pared por la amenaza del apagón?
Todo lo contrario. Lo que empezaron a mostrar los hechos es que las generadoras térmicas con combustibles líquidos no eran viables en las actuales circunstancias y que si no interveníamos no podríamos asegurar que produjeran la energía que tanto necesitamos. No se nos olvide que con un Niño tan severo casi la mitad de la energía que necesita el país la deben poner las plantas térmicas.
Los colombianos venimos pagando un seguro de cobertura de energía y de precios por casi 8 billones de dólares desde el 2006, para este evento. Nos tiene indignados que a la primera crisis, lo que veníamos pagando de más ya no alcance…
Esos recursos son precisamente los que han permitido que las plantas estén en condiciones de entregar la energía que el país necesita. Tenemos un parque térmico a gas y a carbón que está operando sin ningún inconveniente y que cubre 25 por ciento de la energía que estamos consumiendo. Desafortunadamente, por las circunstancias hidrológicas requerimos que no solo esas sino todas las plantas estén en capacidad de operar.
Lo cierto es que apenas se exigió la aplicación del seguro ya el dinero no alcanzaba para generar sin subir las tarifas. ¿No hay ahí una falla en la regulación de la Comisión de Regulación de Energía y Gas (Creg)?
El problema es que hoy han coincidido cuatro elementos muy complejos: un Niño, que se ha intensificado enormemente y está requiriendo mucha generación térmica. La falta de gas por la caída en la producción de los campos de la Costa, que está obligando a muchas plantas a generar con combustibles líquidos más caros. El cierre de la frontera con Venezuela, que ha encarecido el suministro de combustibles líquidos en todo el país, y la caída en lo que las plantas reciben por vender energía en situaciones de Niño. Todo esto puso a las plantas térmicas con líquidos en una situación imposible que, de no tomar las medidas que tomamos, nos hubiera dejado en peligro de no recibir la energía que necesitamos para pasar este Niño.
¿Tendrán que revisarse las fórmulas con las que le pagamos al sector eléctrico? Por ejemplo, no entregarles a las térmicas los cargos por confiabilidad, sino que los maneje el Gobierno para las crisis…
En el Niño de 1992 el apagón ocurrió porque no se habían construido las plantas que necesitaba el país. La situación hoy es totalmente distinta. El cargo por confiabilidad permitió que se construyeran las plantas que se necesitaban y que las existentes estuvieran en capacidad de entregar la energía requerida. Es gracias a ese cargo que hemos pasado con éxito los últimos Niños, y evitado los apagones que han tenido Ecuador, Venezuela, Panamá e incluso Brasil.
¿Por qué razón, si el ‘cargo por confiabilidad’ es un seguro colectivo de los generadores con los usuarios para contar con la energía a un precio máximo, los generadores no responden solidariamente a los usuarios?
Los generadores, a pesar de las medidas, van a tener pérdidas durante este Niño, que estimamos en más de 2 billones de pesos. Ellos deben asumir esas pérdidas como estaba previsto, pero ser capaces de sobrevivir para poder entregar la energía que el país necesita. Nada sacamos con tener las plantas en buenas condiciones si por estar quebradas no pueden operar.
¿Por qué si se sabía que generar con líquidos era tan costoso se obligó a los usuarios a pagar las inversiones de conversión a líquidos de las plantas? El gas siempre ha sido más barato…
Esa decisión se tomó en el 2006 ante la preocupación de que la oferta de gas no fuera suficiente para atender toda la demanda del país. Desde el 2011 el Gobierno ha prohibido que plantas nuevas pudieran tener costos de generación superiores al precio de venta, y para ello ha facilitado la construcción de una planta de importación de gas que permita un combustible más barato para generar, y las subastas con las que vamos a sustituir esa generación cara por generación más barata.
Entonces, ¿por qué razón se exportó gas a Venezuela hasta junio de este año si se sabía que el gas sería necesario en Colombia para la generación eléctrica?
No es restringiendo las exportaciones de gas, que son indispensables para desarrollar los grandes proyectos, que se logra esa flexibilidad; es con soluciones como la planta de importación de gas que se puede activar cada vez que llega el Niño. Los grandes descubrimientos de gas como los que se han hecho recientemente en el Caribe colombiano solo se desarrollarán si, además de cubrir la demanda interna, se puede exportar. Restringir las exportaciones no es el camino para tener más gas en Colombia. Exportamos gas hasta mitad de este año. Venezuela deberá devolvernos ese gas a partir de diciembre-enero del próximo año.
¿Y esa infraestructura para traer ese gas de regreso de Venezuela a Colombia está lista?
Faltan unas obras del lado venezolano.
Uy...
Pero fíjese que en los momentos más difíciles de las relaciones con Venezuela y con Ecuador, el intercambio de energía se mantuvo. Ha habido como una sensatez energética que esperamos prime. Y lo que ellos han dicho, privada y públicamente, es que nos van a empezar a mandar gas desde enero del otro año.
El ‘cargo por confiabilidad’ como seguro de energía y cobertura de precios claramente no funcionó, porque los usuarios están pagando la prima y el siniestro. ¿Cuál es la razón de extender el aumento de las tarifas de energía hasta el 2019?
Si queremos dejar de depender de la generación con combustibles líquidos tenemos que sustituirla por una más barata. Esto lo vamos a hacer a través de las subastas que ha anunció la Creg antes de que se agudizara el Niño. Pero difícilmente los nuevos proyectos podrán estar listos antes del 2019, y como mientras tanto no podemos quedarnos sin el respaldo de esas plantas, es necesario que aseguremos a través del cargo que están disponibles.
¿Qué pasa si se presenta otro Niño antes del 2019? ¿Obligarán a los usuarios a pagar de nuevo un seguro fracasado?
De ninguna manera. Si no existiera el cargo no tendríamos la capacidad de generar la energía que necesitamos. El cargo ha asegurado que se pueda cubrir la demanda sin tropiezos. Este no es un problema general del sistema sino puntual de algunos operadores, y se debe a la suma de factores que le mencioné antes. Mientras entran nuevas plantas tenemos que mantener la disponibilidad de las existentes: tener la energía suficiente para atender la demanda es el verdadero seguro contra el Niño. Sin embargo, y una vez termine este Niño, tendremos que definir qué ajustes requiere el cargo hacia el futuro.
Usted les asegura a los colombianos que el incremento en la factura es solo $7 por kWh. ¿Están equivocados quienes aseguran que hay incrementos hasta de 40 pesos? ¿Pararán ahí los aumentos?
No tomamos decisiones a la ligera sino siempre pensando en que el impacto sobre los usuarios fuera el menor posible y con el objetivo único de asegurar que los colombianos tengan la energía que necesitan. Incluida la revisión de aspectos técnicos como las restricciones o las reconciliaciones. Con los datos que nos ha dado el Ideam sobre el Niño estas medidas son suficientes.
¿Tan suficientes como para evitar el racionamiento?
La respuesta es sí. Que haya o no racionamiento depende de si hay o no suficiente energía para atender la demanda. En este momento, con los niveles de los embalses para generar con agua y la energía que pueden entregar las plantas térmicas tenemos la energía suficiente. Por eso estamos tranquilos. Pero dependemos de que las plantas térmicas puedan prenderse para que no vayamos a tener problemas.
Hay otro recurso que es la planta regasificadora del Caribe. ¿Por qué si esa planta se va a instalar en un barco no arrancar ya?, pues no depende de una gran infraestructura terrestre.
Sí. Será una unidad flotante de almacenamiento. Nos dicen los inversionistas que van a terminarla antes. Será como tener un campo de gas ahí flotando, que usted activa cuando necesite y desactiva cuando no. Será principalmente para las térmicas, porque uno no sabe bien cuándo llega el Niño, cuánto durará ni qué tan profundo será.
Hasta ahora hemos hablado solo de la oferta. ¿Y del lado de la demanda?
Buena pregunta. Ahorrar energía es tan importante como asegurar la oferta térmica. Desde hace mucho diseñamos la campaña de ahorro que vamos a lanzar esta semana en todo el país y a la que hemos invitado a los medios a que se sumen. También les hemos escrito a todos los alcaldes del país pidiéndoles su ayuda en alumbrado navideño para que lo disfrutemos pero sin derroche y con responsabilidad. En un país como Colombia, donde la mayor parte de la energía viene de las hidroeléctricas, ahorrar energía es ahorrar agua.
MARÍA ISABEL RUEDA
Especial para EL TIEMPO
MARÍA ISABEL RUEDA
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