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La amenaza que atraviesa la investigación en ciencias sociales

Noble objetivo de esta disciplina peligra por el deseo de publicar en revistas académicas exitosas.

Durante los últimos años la investigación en ciencias sociales, especialmente en economía, se ha prostituido. Su noble objetivo encaminado hacia el desarrollo integral del ser humano ha encontrado su final al ser superado por el deseo estratégico de publicar en revistas académicas exitosas.
Los objetivos de la investigación obedecen a los caprichos de editores nacionales o internacionales que señalan cuáles son los hechos relevantes a investigar. Si a ellos no les interesa incluir en sus revistas temas como la pobreza, indigencia o maltrato infantil, por poner algunos ejemplos, los investigadores académicos deciden que estos temas ya no son importantes porque cualquier artículo que los trate se enfrentaría a serias dificultades para ser publicado.
Nos jactamos si alguna revista académica que sea reconocida como de alta calidad publica nuestro artículo de investigación. Salimos a gritarlo a nuestro círculo de compañeros, y las preguntas que nos hacen los colegas investigadores son: ¿cuál es el factor de impacto de la revista? ¿En qué cuartil se encuentra? ¿Es nacional o extranjera? ¿Lo escribiste en inglés o en español? ¿Está reconocida en Publindex, ISI, SCOPUS? Y cientos de preguntas más relacionadas con la calidad de la revista.
Pero, dónde están las preguntas importantes como: ¿cuál fue el tema de investigación? ¿Cuáles fueron los principales resultados? ¿Cómo piensa aplicar este nuevo conocimiento para generar verdaderos procesos de desarrollo, acordes con las necesidades del ser humano? Estas preguntas, al igual que muchas otras, brillan por su ausencia.
¿Cómo pudimos dejarnos imponer de esta forma los temas relevantes a investigar? Parte de la respuesta está en los sistemas de incentivos perversos que han diseñado las universidades como parte de la remuneración y ascenso de los investigadores y docentes en el escalafón.
La publicación en revistas académicas exitosas es el insumo más importante para mejorar el ya pobre salario que reciben los docentes universitarios y prácticamente la única vía de ascenso en el escalafón. Si un docente universitario quiere “vivir” debe hacer lo que la universidad y la revista le exige, aunque estas exigencias estén desalineadas con los temas prioritarios del país.
Las universidades ya no premian, ni financian investigaciones aplicadas si estas no conducen a la publicación de un artículo. Todo lo que no se publique se le denomina peyorativamente “consultoría”. Y tal vez no se han dado cuenta que esta puede tener más impacto sobre el bienestar social, que los miles de artículos publicados en revistas académicas de prestigio.
Solo quiero terminar con un par de datos estadísticos. Según el informe de Indicadores de Ciencia y Tecnología del año 2014 publicado por el Observatorio Colombiano de Ciencia y Tecnología, en el año 2004 había 2.281 graduados de maestría en Instituciones de Educación Superior y un total de 5.303 con título de doctorado, estos últimos graduados en instituciones nacionales y extranjeras. Para el 2013 existían 10.453 titulados con maestría y 11.172 con doctorado. Este crecimiento se estima en 358 % y 110 %, respectivamente.
Con respecto a los jóvenes investigadores apoyados por Colciencias, el crecimiento fue de 539 % en el mismo periodo, mientras la producción bibliográfica de artículos creció en un 51 % y los grupos de investigación reconocidos se incrementaron en 198 %.
No obstante estos crecimientos en indicadores de investigación, seguimos teniendo altas tasas de informalidad cercanas al 50 %, estamos en los últimos puestos de las pruebas PISA, la pobreza multidimensional es del 22 %, la competitividad de las empresas obedece a las fluctuaciones de la tasa de cambio y la enfermedad holandesa está presente en muchas regiones en Colombia, solo por nombrar algunos indicadores.
No debemos seguir dando la espalda al país. Es necesario utilizar nuestro capital humano para resolver problemas estructurales y coyunturales apremiantes a nivel social y económico, y no seguir consintiendo los caprichos de las universidades y “revistas académicas exitosas”.
GIOVANNI ANDRÉS HERNÁNDEZ S.
Profesor de Economía de la Universidad de La Sabana
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