Las 17 estaciones de servicio de gasolina en Cúcuta, Norte de Santander, no dan abasto ante las interminables colas de carros y motos que esperan hasta cinco horas para abastecer los vehículos con el combustible, al precio preferencial que se vende en esos puntos de la ciudad, ubicada en la frontera con Venezuela.
La razón: un galón de gasolina en las bombas cucuteñas tiene un valor aproximado de 5.100 pesos, una cifra que hoy por hoy está muy por debajo en comparación con el precio con que se oferta el hidrocarburo venezolano de contrabando que es vendido por los tradicionales ‘pimpineros’, a quienes se les acusa de especular con motivo del cierre de la frontera.
La asignación por parte del Gobierno Nacional de un cupo de combustible para la comercialización a un precio más módico en estaciones de esa región del país, se generó años atrás como medida para enfrentar el negocio ilícito de la gasolina que abunda en Cúcuta.
En la actualidad, Norte de Santander recibe un cupo de 4.198 galones. Los gremios económicos han insistido en que el cupo de la gasolina y el ACPM que se destina, se aumente en medio de la actual coyuntura fronteriza a 8 millones.
Entre tanto, ante las multitudinarias filas que se han hecho evidentes en las diferentes estaciones de servicio, las autoridades nacionales han descartado que exista un desabastecimiento del combustible en Cúcuta.
Según explicó Jaime Rodríguez, director de Pronorco (Promotora Nortesantandereana para la Competitividad), las escenas que se viven en las estaciones de gasolina obedecen a tres componentes que se han derivado en medio de la grave situación fronteriza.
El primero de ellos tiene que ver con la capacidad de atención que pueden ofrecer las escasas 17 estaciones que tiene la ciudad frente a la alta demanda de un amplio parque automotor.
Así mismo, se ha evidenciado el nerviosismo en los ciudadanos, que atemorizados por el presunto desabastecimiento, han acudido a estos sitios para aprovisionarse del hidrocarburo.
También se presenta el caso de los ‘avivatos’, quienes en provecho de la situación abastecen los vehículos para luego revenderlo a otras personas.
Mientras tanto, en las calles de Cúcuta, los 'pimpineros' también se han reducido. En cercanías al colegio Inem, Josefa Fernández estaba cruzada de brazos esta mañana, sobre un andén donde solía tener hasta unos 30 tanques para venderle a los conductores locales el combustible durante el día. A las 9:00 a. m. apenas tenía dos y vacíos.
"Se ha vuelto complicado porque no está llegando gasolina, todo está bloqueado por todos lados", aseguró la mujer. La escasez disparó los precios en el mercado ilegal. Hace una semana, antes del bloqueo, vendían cada pimpina a 18.000 pesos. Ayer, las pocas que habían, costaban 60.000 pesos. Cada pimpina tiene seis galones de combustible.
CÚCUTA