Durante la eliminatoria que clasificó con honores a Colombia al Mundial de Brasil, la presencia de dos delanteros en la Selección Colombia fue indiscutible. A José Pékerman, el técnico, se le elogió básicamente el haber puesto un equipo en el que pudo juntar a dos goleadores que, para muchos, no podían estar juntos ni en el bus: Falcao García y Teófilo Gutiérrez.
El clásico 4 (defensas) - 2 (volantes de marca) - 2 (volantes de armado o salida - 2 (delanteros) se impuso con un juego de alta velocidad en las bandas, sin tantos pases para los lados y para atrás, más de frente, más vertical.
A este ‘sistema madre’ se le agregó un detalle de funcionamiento: la entrada y salida de uno de los dos delanteros (básicamente Teo, aunque Falcao también lo hizo muchas veces) con lo que permitió la caída de laterales y volantes a posicione de gol y la fabricación de espacios para que Falcao y Teo anotaran.
Sin Falcao y con James
Pero sin Falcao, sin su estelar artillero en el Mundial (lesionado por rotura de ligamentos de rodilla) hizo que Pékerman cambiara su esquema: con táctica y estrategia encontró la solución a la ausencia de Falcao y logró la mejor expresión futbolística de la Selección desde que él está al mando.
La primera variante que generó la salida de Falcao fue el cambio de la táctica base del equipo.
Parecía apenas un retoque, pero resultó una modificación profunda, pues del 4-2-2-2 clásico y ‘madre de la eliminatoria’ se pasó a un 4-2-3-1. Sin Falcao, entonces, se jugó con un solo delantero en punta. Así, James fue fundamental: llegó al gol (el máximo anotador del Mundial), habilitó compañeros, creó juego, fabricó contragolpes... ¡Reventó!
A esa base táctica mundialista, Pékerman le hizo un retoque contra Costa de Marfil: 4-1-4-1, con el relevo dependiendo de la zona por donde cayera la jugada de los volantes centrales para que uno de ellos hiciera el papel de barredora entre zagueros y mediocampistas.
Se contragolpeó
Y de esa misma base táctica (el 4-2-3-1) también y dependiendo de la situación, se arma el ‘clásico’ 4-2-2-2, que se hizo varias veces contra Japón, más en el esforzado e inseguro remate del primer tiempo (con Jackson, Ramos y Quintero en ese momento).
Sobre todo este plano de funcionamiento táctico se construyó un plan estratégico simple, pero prioritario y determinante para la historia de Colombia: ser fuertes en defensa, incluso cediendo el control del balón, y contragolpear rápido, pasar de defensa a ataque en fracciones de segundo, con pocos y precisos toques de pelota, por lo general bajo el viejo principio del dos pases cortos y uno largo para sorprender.
Y ahora, ¿lo hará?
Colombia contra Venezuela, el pasado domingo, no jugó al contragolpe. Tuvo dos delanteros en la cancha, aunque Bacca intentó retroceder en episodios de juego (James contó este lunes que el domingo pasado trataron de jugar igual que en el Mundial...) y Falcao se quedó a la espera de un balón que nunca le llegó.
¿Contra Brasil se jugará con un solo delantero? Nominalmente quizás no, pero en funcionamiento quizá sí, pero con Teo muy probablemente más atrás, creando espacios para que Falcao tenga más sociedad y eco, y de paso permita la llegada más clara por las bandas y mayor protagonismo de James, así como de Cuadrado y los laterales. ¿Se optará por un 4-3-2-1 con Teo atrás y James en la izquierda como juega en el Real Madrid? Es una opción.
GABRIEL MELUK
Editor de Deportes
@Meluklecuenta