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Las mujeres del clan Rodríguez Orejuela

Gilberto y Miguel, jefes del cartel de Cali, tuvieron ocho hijos cada uno, con distintas parejas.

EL TIEMPO
Las capturas de los hermanos Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela, jefes del cartel de Cali, coincidieron en 1995, ambos acompañados de sus últimas mujeres. (Lea también: Ya son 20 años de la caída del cartel de Cali)
A Miguel se le conocieron cuatro relaciones y dos matrimonios, mientras que Gilberto tuvo cinco parejas y estuvo dos veces casado. Ambos tuvieron ocho hijos.
Ellas, en su mayoría, han guardado silencio y hasta se comenta que no pasan por esos días de opulencia en gigantescas casas, con muebles traídos del exterior, obras de arte y todo tipo de lujos. Lejos quedaron firmas de inversiones que ellas o algunos de sus hijos manejaban.
El 9 de junio de 1995, Gilberto fue sorprendido por el Bloque de Búsqueda, oculto en una caleta de una vivienda en el norte de Cali, acompañado de la exreina Aura Rocío Restrepo, la única de sus mujeres que decidió confesarse. Lo hizo en su libro Ya no quiero callar, en el que habla de los ocho años que compartió con el capo en la clandestinidad.
Gilberto formó su primer hogar con Mariela Mondragón, con quien tuvo sus cuatro primeros hijos. La conoció cuando era agente viajero de laboratorios y ella empleada de una droguería. (Lea también: La sombra amarga del clan Rodríguez Orejuela)
“Él siempre ha sido agradecido con Mariela, porque ella estuvo cuando no había mucho dinero”, dice un allegado.
El panorama cambió cuando los máximos jefes del cartel de Cali empezaron a crear el emporio de las droguerías La Rebaja. Ahí su vida empezó a girar en torno al exclusivo sector de Ciudad Jardín, en el sur de la capital vallecaucana.
Mondragón fue uno de los 78 familiares y conocidos de los hermanos Rodríguez que suscribió acuerdo con el Gobierno, con la entrega de propiedades a cambio de la exclusión de la Lista Clinton.
De ella solo se sabe que ha visitado alguna vez a sus hijos, encarcelados en Palmira, y uno de los cuales salió este año por un recurso de hábeas corpus: María Alexandra, la luz de los ojos de Gilberto.
“Decía que en su corazón, en orden de importancia, estaban Dios, ella y el resto de su familia”, dice Aura Rocío Restrepo, la última pareja del capo. Era tal su adoración por María Alexandra, que se arriesgó a que el Bloque de Búsqueda lo capturara en la década del 90 solo porque quería entregar a su hija en el altar cuando se casó en un municipio del Valle del Cauca.
Fuera del matrimonio, Gilberto tuvo a Jorge, ingeniero químico, con Nelly Herrera. Andrés Gilberto también nació producto de otra relación extramatrimonial.
Luego, conoció a Gladys Miriam Ramírez Libreros, quien tenía una hija, y a quien el capo le pagó para que le cambiaran el apellido por el suyo: Rodríguez. Años después, la pareja adoptó a otro hijo: José Alejandro.
Gladys Miriam fue la compañera que decoró la hacienda ‘Caballo loco’, en el corregimiento El Saladito, en el kilómetro 26 de la vía al mar, casi al frente de la hacienda Villa Carolina, que tuvo su hermano Miguel con la exreina de Colombia Martha Lucía Echeverry Trujillo.
En 1987 Gilberto conoció a Aura Rocío Restrepo, cuando ella estudiaba Administración de Empresas y le quiso vender un seguro. Ella, de 20 años, se alistaba en 1988 para ir por el Valle al Reinado Nacional del Turismo, tras ser designada por decreto.
“Pero no me hice reina por Gilberto. Ya era reina cuando lo conocí y no era una muchachita desamparada y hambrienta, pues en mi familia está el primer cancerólogo que hubo en el país, el primer colombiano integrante de la Real Academia de la Lengua Española y hasta senadores”, señala Restrepo.
Desde hace dos años, la exreina empezó a dar charlas a jóvenes para que no se dejen deslumbrar por el dinero ni por el camino fácil. Primero, por una invitación en Ciudad Bolívar, sur de Bogotá, y luego en municipios del Valle.
Restrepo insiste en que no se enamoró del dinero, sino del hombre de estuvo tras ese poder. Tras la captura de ambos, ella fue trasladada a la desaparecida cárcel del Buen Pastor, de Cali. Allí permaneció un año y luego estuvo dos meses por fuera por un recurso de hábeas corpus, aunque fue recapturada y terminó recluida dos años y medio más, por encubrimiento y concierto para delinquir.
En esa convivencia, narra Restrepo, hubo momentos en que Gilberto regresó a compartir con Miriam y con sus hijos. Allegados cuentan que entre Miriam y Mariela –madre de sus primeros cuatro hijos– hubo diferencias, por lo que nunca se hablaron.
Restrepo dice que en 1994 adoptó con Gilberto una niña, que hoy tiene 21 años y es madre. Sin embargo, testimonios que en el pasado ha entregado Gilberto Rodríguez y que aparecen en el libro La economía subterránea no la mencionan, recalcando que los hijos del ‘Ajedrecista’ son ocho.
En su estancia en prisión, Restrepo dice que recibía cartas y comunicaciones de Rodríguez, pero ya venía pensando en una separación definitiva, decisión que tomó al recuperar la libertad en 1999. Desde entonces –insiste– no volvió a verlo.
En su libro, la exreina cuenta detalles de su vida con Rodríguez, un hombre que se divertía, que le gustaba la comodidad y preocuparse por sus hijos, pero que a la vez sufría dolores de cabeza y depresiones por lo que tenía que tomar medicamentos.
Allegados dicen que en el 2000, el ‘Ajedrecista’ le envió un mensaje a Aura Rocío para que lo visitara en la cárcel de Palmira, adonde pidió ser trasladado por una insuficiencia renal, después de estar en La Picota, de Bogotá. Ella asegura que se negó, pues ya tenía otra relación, con quien es el padre de sus dos hijos, y de quien luego se separó.
En el listado de las parejas de el ‘Ajedrecista’ llegó una quinta mujer, de quien no hay muchos datos y con quien el narcotraficante no tuvo hijos. De todas, solo Ramírez Libreros lo ha visitado en Estados Unidos.
El ‘Señor' y sus parejas
A la hacienda ‘Villa Carolina’, en el kilómetro 26 de la vía al mar, entre Cali y Buenaventura, los visitantes debían quitarse los zapatos. La razón era que la señora del hogar no quería que ensuciaran el tapete blanco.
Esa fue una de las casas que Miguel, conocido como el ‘Señor’, le regaló a Martha Lucía Echeverry Trujillo, quien en 1974 fue señorita Colombia en representación del Valle del Cauca. A ella la conoció en 1980 y tuvieron una hija.
Pero años atrás, en la década de los 60, Miguel había estado casado con Gladys Abadía. De esa unión, en 1964, nació William Rodríguez Abadía. En 1969, Miguel Rodríguez viajó a Panamá y allí se casó por lo civil con Amparo Arbeláez Pardo. Con ella tuvo tres hijos: María Fernanda –la mayor–, de 42 años, economista y administradora de empresas; Juan Miguel, de 38 años, ingeniero industrial, y Carolina, de 36 años.
Este núcleo familiar fue el dueño de Inversiones Ara, que financiaba millonarias cuentas a personajes que se hospedaban en un hotel de Cali. En 1978 se relacionó con Fabiola Moreno Galindo, con quien tuvo tres hijos.
El día de su captura, el 6 de agosto de 1995, Miguel estaba con Amparo Arbeláez en un apartamento en el décimo piso de un edificio del oeste de Cali. Arbeláez pagó seis años de prisión.
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