En el valle del río Neusa hay zozobra por el futuro de su paisaje y su tierra. En el último año se ha conocido la existencia de títulos de minería otorgados y solicitados a la Agencia Nacional Minera en las veredas de La Plazuela y Rodamontal en el área rural de Cogua, municipio de la Sabana Centro.
No es la primera vez que tienen que lidiar con la llegada de empresas explotadoras, pero sí es la primera en que la mayor parte de su territorio estaría ocupado por retroexcavadoras y camiones.
Según cálculos de líderes de la comunidad, aumentaría en un 900 por ciento el área para esta actividad; sin embargo, los beneficios económicos todavía no están claros para ellos ni para el municipio.
Hoy, de acuerdo con el mapa de títulos de la ANM, hay cuatro inactivos y en proceso de licencia. Tres de estos le pertenecen a Ladrillera Santafé y serían para extraer arcilla. En comparación con los que ya se ubicaron en el municipio, que tienen entre 2 y 103 hectáreas, estos títulos abarcan entre 273 y 481 hectáreas, es decir, casi que triplican el espacio que hoy se destina a esta actividad, que según el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) del municipio no es la principal y está condicionada.
Un grupo de ciudadanos del sector, reunidos en la fundación Cogua Verde, ya cuestiona el poco impacto económico que tendrá la intervención respecto al alcance ambiental que tendría la extracción a gran escala.
“Emplearán a 14 personas, cuando el mejor restaurante del lugar contrata a 35 empleados. Aquí tenemos potencial para el ecoturismo”, expresó Eduardo Borda, un bogotano que tiene su vivienda en el sector desde hace 18 años.
Según el expediente de la solicitud de licencia ambiental de estos títulos, que reposa en la Corporación Autónoma ambiental (CAR), para uno de ellos la empresa tiene contemplados por regalías entregar 42’654.000 en cinco años, es decir, cerca de siete millones de pesos anuales.
![]() A quince minutos del embalse del Neusa se podría dar la explotación minera. El corredor turístico que conduce al espejo de agua cambiaría, según los pobladores, con la llegada de las ladrilleras. |
El mismo documento especifica que emplearían a 14 personas en ocupaciones de medio y un cuarto de tiempo.
“Es absurdo lo poco que le dejan al municipio. A eso hay que sumarle las reducciones que se hacen antes de que llegue a la Administración Local”, explica Juan Antonio Ucrós, abogado experto en derecho ambiental y uno de los líderes de Cogua Verde.
Si se comparan las cifras de la ladrillera con otras actividades, la diferencia es evidente. Por ejemplo, solo por el parque del embalse del Neusa, la CAR recibe 530 millones de pesos al año. En total, por todos sus parques factura 1.650 millones de pesos anuales.
“Quién va a volver a la región o al embalse si para ir tiene que pasar entre volquetas y camiones, si el paisaje ya va a estar desértico”, cuestiona Jaime Alonso Moncada, integrante de Foyer de Charité, espacio para retiros espirituales que quedaría en medio de las montañas escarpadas.
La Plazuela, un cacerío aledaño, también recibiría los impactos de la actividad. Janeth Viviana Díaz, habitante del sector, cree que se debe apoyar más a los agricultores y piscicultores.
EL TIEMPO consultó a la Ladrillera Santafé por la proyección económica en el sector. En un comunicado aseguraron que apenas están en etapa de exploración, por lo que hablar de impactos económicos sería “aventurado”.
Un plan de turismo regional
Además del corredor turístico que busca impulsar la comunidad al ingreso del embalse del Neusa, Cogua también haría parte de la iniciativa regional de la provincia Sabana Centro de construir un plan estratégico que ayude a potencializar sus atributos naturales y gastronómicos.
Según Mauricio Molina, director de Gestión Regional de la Cámara de Comercio, los once municipios de la región hicieron un esfuerzo económico por estructurar dónde y a qué públicos se pueden dirigir, con la finalidad de darle un impulso al turismo ecológico e histórico, que se apoyaría en las minas de sal de Nemocón y Zipaquirá, y en los paisajes y deportes extremos que se puedan hacer en Cogua.
Reconocen el arte rupestre de la zona
No solo el majestuoso paisaje del embalse del Neusa, ni los afamados platos del restaurante la Chocita, son los atractivos de Cogua.
En una acción por dar a conocer otros potenciales, la comunidad ha logrado identificar y reportar al Instituto Colombiano de Antropología e Historia (Icahn) tres lugares con abrigos rocosos que tienen pictografías rupestres.
Uno de los hallazgos, denominado La María, está ubicado en el sector suroccidental de la vereda Cardonal, a dos kilómetros del centro poblado de la plazuela, y otro de ellos está en la parte alta de la vereda Patasica y ostenta el mismo nombre.
![]() Pictograma encontrado en la parte alta de la vereda Patasica. Foto Cogua Verde. |
“Estas pictografías son supremamente importantes: son diferentes a las demás de la Sabana porque son más claras y concretas sobre lo que pasaba con la conservación del alimento”, explica Haydee Ribero, antropóloga de la Universidad de los Andes e investigadora por más de cinco años de la región de la Sabana Centro.
Ribero apoyó a la comunidad en el levantamiento y reporte de estos lugares que hasta el momento no se habían tenido en cuenta, según la experta, por evaluadores de otras compañías que buscaban explotar la zona.
La antropóloga explica que, según algunas interpretaciones, las pictografías de estas rocas podrían corresponder a una técnica de conservación de alimentos conocida como yute, cute o ute, utilizada por los ancestros, que guardaban la papa en un costal.
Este paquete era enterrado por largo tiempo (meses); posteriormente, lo desenterraban y lavaban, para prepararlo en forma de sopa.
De acuerdo con los documentos de la antropóloga, aún hoy es conocida esta forma de almacenamiento de productos para épocas difíciles.
“Poder ver estas imágenes es como conocer el libro de recetas de los premuiscas. Un documento valioso para la historia de la región”, menciona.
Para ella, más allá de que los títulos no afecten directamente a las rocas, de darse la explotación no se podrían investigar las relaciones entre estas piedras y otras actividades como los caminos de compra de sal hacia Zipaquirá.
Luego del reporte, el Icahn le solicitó a la Alcaldía de Cogua, como medida preventiva, cercar las rocas y evitar que haya contacto con los pigmentos.
Además le comunicó que era necesario incluir en la revisión del Plan de Ordenamiento Territorial (POT) lineamientos para proteger el patrimonio arqueológico de esta zona, así como elaborar un inventario de los bienes de este tipo.
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LAURA BETANCUR