Mientras trabajaba su exposición anterior, Ida y vuelta, en la que representaba la idea de los hombres-casa, una especie de figuras humanas cuyas alas eran tejas de viviendas, el artista cubano Juan Carlos Rivero-Cintra experimentó al girar la imagen de esas personas que había pintado y las tejas se convirtieron en una especie de pequeñas embarcaciones.
Esa idea primigenia, unida a una reflexión en torno al bodegón en la tradición de la historia del arte, fueron las bases de la muestra Metáforas de la memoria, que Rivero-Cintra está exponiendo en la galería Beatriz Esguerra Arte de Bogotá.
Los 12 óleos sobre lienzo y las ocho pequeñas acuarelas, en cuyas superficies se aprecian una serie de personajes que reman sobre gigantescas frutas y vegetales como pimientos, bananos o patillas, continúan la reflexión que el artista viene realizando desde trabajos anteriores (Aves migratorias y Aves de paso) sobre la idea del migrante y su historia personal, que también podría aludir a la del desplazado.
En cierto sentido, un concepto autobiográfico de lo que fue su llegada a Colombia, por primera vez, hace 14 años, como lo comenta el artista. “Fue mi manera de ver al extranjero, en una tierra de nadie, donde la gente llega y se va, donde está de paso, donde se transforma, en un ejercicio tratando de visualizarme a mí mismo, a donde había llegado”, explica.
En este nuevo trabajo juega también con la imagen del hombre y su remo, como metáfora de la supervivencia a la que se exponen día a día los latinoamericanos. “El haber nacido en una isla le da a uno el contexto de los personajes remando, que es el término que acá alude a estar ‘camellando’. En Cuba, cuando uno le pregunta a alguien en qué anda, te dicen: ‘ahí, remando’ ”, explica el artista, que fue escogido –desde que era niño– para el programa especial del Gobierno cubano para jóvenes artistas, por su talento, que luego perfeccionó en París.
Una de sus preocupaciones era esa idea de las historias personales, que van escribiendo el propio devenir de las personas, de donde surgió el título de la exposición. “Las metáforas se arman a partir de la memoria que uno tiene, pero resulta también que cuando uno cuenta las cosas, no las cuenta tal cual. Por un lado, porque hay muchas cosas que si no son agradables uno las borra y las reacomoda, pero también porque el propio método del discurso así lo demanda. Si uno quiere ser un buen contador de cuentos, como decía García Márquez, hay que jugar con ciertas formas, en este caso visuales, para que el mensaje que uno quiere dar sea más atractivo”, añade.
Si bien el artista viene de la tradición de la escuela del grabado, al llegar al país se lanzó a experimentar con el óleo, que trabaja desde hace varios años tanto en sus obras como en la parte docente, en universidades como Javeriana, Distrital y Manuela Beltrán.
¿Dónde y cuándo?
Abierta al público hasta el 23 de abril, en Beatriz Esguerra Arte. Cra. 16 n.° 86 A-31, Bogotá. Teléfono: 530-0339.
CARLOS RESTREPO
Cultura y Entretenimiento