En estos tiempos en lo que tenemos que vivir en espacios cada vez más reducidos, es muy probable que nuestros hijos tengan que compartir habitación. Existen varias opciones para que los niños y jóvenes disfruten del mismo espacio y tengan todas las comodidades sin importar si son de la misma edad, sexo o gustos. Esto también puede ayudarles a reforzar los lazos de amistad y complicidad entre los hermanos, siendo más tolerantes y respetuosos del espacio de los demás.
Lo primero en lo que debemos pensar es en la edad de los niños, ya que dependiendo de esto cambiaran sus necesidades, gustos y actividades. Si es un niño pequeño y un bebé, este último necesitará una cuna, una zona para que le cambien el pañal y una área de juegos despejada para gatear.
No será los mismo para dos pequeños de 7 y 10 años en edad escolar que buscan escritorios más amplios y cómodos para estudiar, o espacio para sus consolas de videojuegos.
Por eso el diseño debe girar alrededor de estas necesidades. “Cuando son pequeños y, sobre todo si son niño y niña, hay temas como la selva, el parque o el bosque que pueden desarrollarse para que combinen con los intereses de los dos y no suscribirse al tradicional rosa y azul. Si son un poco más grandes, quizás de 7 años en adelante, una decoración que se impone es la de grandes ciudades, con figuras de rascacielos en las paredes que funcionan bastante bien tanto para niños como para niñas”, asegura Sol Patricia Pulido, dueña de la empresa de diseño y decoración infantil Kiki.
Hay colores neutrales que pueden acompañar muebles y paredes, como los tonos verdes, azules claros, cafés y el blanco.
Camas alineadas
No es un secreto que los camarotes son la opción más usada para ahorrar espacio, ya que utilizan la altura en su ubicación. Pero en el caso de menores de 5 años es bueno manejar dos camas independientes por temas de seguridad.
“Si son niños de edades similares es bueno ubicarlas en paralelo, pero si tienen edades o sexos diferentes la orientación en forma perpendicular será más adecuada para generar una mayor privacidad”, explica Judith Francisco, diseñadora del estudio de mobiliario Playoffice, en España.
¿Dónde lo guardo?
Algunas soluciones para guardar cosas pueden ser los camarotes con escaleras en forma de cubo que cuentan con cajones. “Estas, además de ser más seguras para niños pequeños, también sirven para guardar ropa doblada o libros y juguetes grandes”, comenta Pulido.
También son comunes tanto los cajones debajo de la cama base, como la adecuación de estantes en el respaldo de los camarotes. Las paredes también son una fuente inagotable de espacio por medio de las repisas y aportan a la decoración. “Son útiles para colocar libros y se usan para exhibir legos o muñecas de colección”, dice Pulido. Otros accesorios interesantes para las paredes son los stickers con sus nombres, que ayudan a indicar cual es el lugar de cada quien.
Ha estudiar se dijo
En cuanto a las zonas de estudio para niños de 2 a 5 años, las mesas de plástico redondas son bastante útiles porque sirven para que hagan sus tareas, pinten e incluso coman juntos.
Cuando los niños son mayores de 7 años, algunos diseños de camarotes pueden adaptarse ubicando la cama de abajo en posición perpendicular, y al lado un escritorio, mientras que el otro se puede poner en el respaldo exterior del camarote. “Ellos van a necesitar sus cajones independientes para que cada uno guarde sus útiles”, explica Pulido.
La clave es manejar adecuadamente el espacio y construir juntos un diseño que invite a compartir.
Privacidad y personalidad en cada rincón
Cuando el tono que predomina en los muebles es el blanco, una manera de darles el toque personal de cada niño es usar calcomanías especiales con motivos de sus personajes o dibujos según el gusto de cada uno.
En cuanto a la privacidad, evite usar biombos, “pues hacen que los espacios se vean más pequeños y pueden ser peligrosos para niños muy inquietos”, explica Camilo Gómez diseñador de Eki diseños. Otras alternativas en esos casos son los tabiques o separaciones móviles que dividen la habitaciones, pero pueden correrse cuando se quiere más espacio en la zona de juegos.
Convivir para hacernos más amigos y cómplices
Algunos padres deciden que sus hijos compartan habitación no por motivos de espacio, sino porque desean que en esos primeros años los hermanos estén juntos y convivan para estrechar sus lazos de amistad y confianza.
“Aprender a negociar el uso del espacio común, a no molestar al otro o a ayudarle, a ceder y ser flexibles cuando haga falta, son lecciones muy necesarias para su desarrollo como personas”, explica Judith Francisco diseñadora de Playoffice, en España.
Es por esto que muchas veces se organizan la habitación compartida y aparte se crea un cuarto de juegos o actividades más lúdicas que también es un espacio común, donde cada cual tiene sus juguetes.
La idea es que cada uno sienta que tiene su lugar en estos espacios. “Es importante que se manejen unas reglas de juegos equitativas para los dos niños teniendo en cuenta sus edades y las responsabilidades que estas generan”, asegurala psicóloga infantil Clara Navas.
La diferencia de sexo o de edades puede ser un foco de tensión. Normalmente, esto se asocia a las diferencias en las actividades que realizan los niños, pero otro factor que influye bastante es el tiempo. “La fricción se genera porque mientras un tiene que irse a dormir temprano, el otro quiere jugar, ver un poco de televisión o tiene más tareas del colegio”, explica la diseñadora española. Por eso es recomendable que si es muy grande la diferencia de edad usen la habitación solo para dormir.
Por otra parte, la de decisión de seguir compartiendo cuarto debe ser un acuerdo común entre los niños o jóvenes, sin imponerles una fecha determinada. “Por lo general se da entre la preadolescencia y la adolescencia”, comenta la psicóloga Navas.
Pero si ellos deciden voluntariamente seguir compartiendo, a pesar de tener el espacio para que cada cual tenga su habitación, es bueno permitírselos.
“No es necesario que se separen y esto no afectará su libre desarrollo, ni impedirá que se conviertan en adultos autónomos”, asegura la especialista en psicología.
DANIELA FORERO SÁNCHEZ
Redactora EL TIEMPO