No aplaudió el presidente Juan Manuel Santos que en Semana.com escribieran el lunes al mediodía una nota pifiada, cursi y tropicalísima. Decía así: “El expresidente Uribe proviene de una familia antioqueña dedicada a la ganadería; en cambio, Francisco Santos Calderón es miembro de una de las familias más aristocráticas de Colombia”. Ufff. Sobró lo de “familias más aristocráticas”. No tenemos monarquía. Somos demócratas, out lo de Santos Calderón Borbón, y menos cuando un santos, Juan Manuel, dialoga con izquierdistas de compañero a compañero. Y le está sonando el vals pacifista, la tregua anda.
Cumplí 27 años escribiendo en EL TIEMPO. Recuerdo dos escándalos contra mí. Uno:los costeños, por escribir que allá tenían intachables senadores como Raimundo Emiliani, pero muchos políticos marrulleros, ladrones de la luz, la educación, la salud y los acueductos. Hubo linchamiento, amenazas, tonto regionalismo que, felizmente, “el viento se llevó”.
Otra bronca fue con los chocoanos, cuando titulé una columna ‘El Chocó para los japoneses’. Proponía que, ante el saqueo y el pillaje de los políticos allá, diéramos por cien años el Chocó a los japoneses para que lo ordenaran, lo volvieran potencia pesquera y su gente viviera mejor. Más madrazos. (Horror, 27 años y son 1.427 columnas. ¡Qué aguante tienen!).
‘El Chocó para los japoneses’. Y sentí pesar al ver a los 51 maestros chocoanos presos. Años falsos para jubilaciones de poco billete. Lo dijo Maricarmen en la peluquería: “A esos sencillos maestros los llevaron al fraude unos abogados pillos. Duele, porque son familias buenas”. Aterra cuando hay 287 jubilaciones tramposas de exparlamentarios que cobran jugosos 20 millones mensuales sin ponerse las pantuflas; esa sí es aristocracia, y no son Borbón.
¿China invadirá el Chocó? Jamás, dice Bruno Díaz, exitoso en televisión y música, producto cultural caleñochocoano. De paso, y con cariño, al novelista y columnista Óscar Collazos (chocoano-catalán), que 37 veces denunció el saqueo de las multinacionales del oro y de los políticos a su Chocó natal. No es demente ceder el Chocó en comodato a los japoneses, con autoridades colombojaponesas. Sacaríamos la aristocracia de la inteligencia, a miles de negritos con rasgos orientales, miles de ingenieros informáticos hablando chino, inglés y japonés. Mejor que la ‘Prosperidad para todos’. ¡Buenas-buenas!
Poncho Rentería