Escepticismo. Esa es la impresión que ha dejado la visita del tercer grupo de víctimas a La Habana, el más heterogéneo de los tres que han viajado a Cuba para reunirse con el Gobierno y las Farc.
El general en retiro Luis Herlindo Mendieta fue el más duro en sus declaraciones. Con rabia contenida, afirmó que en la reunión, al escuchar a Iván Márquez y a los demás, percibió el mismo ambiente que cuando estuvo secuestrado.
Aclaró, que fue igual a lo que vivió durante los once años, siete meses y tres días de cautiverio en los que todos los días veía a los integrantes de las Farc.
“Durante mi intervención, con base en los estudios que realicé sobre derechos humanos en el exterior, definí el concepto de 'prisioneros de guerra', sin embargo, Iván Márquez, no estuvo de acuerdo conmigo y lo definió en otra terminología refiriéndose a 'prisionero político' ”, expresó Mendieta.
Por otro lado, afirmó que para que haya un acuerdo de paz, "primero tiene que haber un acto de contrición". "Quisimos mirar a los ojos para ver si de verdad están buscando la paz".
Igualmente, el general Mendieta dijo que la paz se debe iniciar con "hechos de paz", aunque sean "mínimos". Pidió no "reclutar niños" o "no poner minas antipersonas" y ayudar a localizar las que ya están instaladas, la liberación de los secuestrados y la ubicación de los que aún siguen desaparecidos.
"Quisiera de corazón que la dirigencia de las Farc dé órdenes para comenzar los hechos de paz", agregó el General.
Este tercer grupo que acudió a La Habana se caracterizó por la "heterogeneidad" como se reconoció en el comunicado que leyeron las víctimas.
En él afirman: "convergemos en la apuesta por un país sin guerra, donde no haya más muertes como un imperativo inmediato de la mesa de negociaciones. En ese sentido, instamos a las partes a persistir hasta que se llegue a los acuerdos necesarios para este propósito superando todas las dificultades que puedan surgir en la búsqueda del fin del conflicto".
Sin embargo, a diferencia de las dos anteriores visitas de víctimas, en este grupo no hubo consenso para reclamar el cese del fuego bilateral.
Por su parte, Aída Avella, la líder de la UP, un movimiento que surgió de acercamientos políticos entre las Farc y el gobierno de Belisario Betancur y que fue diezmada con participación de agentes del Estado, dijo que en ese punto hubo "diferencia de criterios". Aseguró que los indígenas y su partido sí piden la "tregua bilateral".
Aída Avella (camisa blanca) y Luis Mendieta hicieron parte del tercer grupo de víctimas que viajó a Cuba / Foto: Eliana Aponte |
Avella resumió que, aunque "otros no estaban de acuerdo", "todos no nos oponemos a que en el país no haya más muertos". Agregó que dolía lo mismo el soldado que el homosexual. Y que para construir la paz "se necesita el diálogo", como se ha hecho en otros países y que “Colombia no va a ser una excepción".
De igual manera agregó que tras la reunión que se llevó a cabo este jueves estaban muy optimistas.
Alan Jara dijo que había que ser generosos y que “todos coincidimos en la necesidad de la paz. Esta es una oportunidad histórica y no la debemos dejar pasar".
En este tercer grupo que acudió a La Habana había más “heterogeneidad”, como reconoce el comunicado de las víctimas. En él afirmaron: “Convergemos en la apuesta por un país sin guerra, donde no haya más muertes como un imperativo inmediato de la mesa de negociaciones. En ese sentido, instamos a las partes a persistir hasta que se llegue a los acuerdos necesarios para este propósito, superando todas las dificultades que puedan surgir en la búsqueda del fin del conflicto”.
Otros detalles del encuentro
El encuentro comenzó con un acto simbólico. Las víctimas entregaron a las dos partes "un mapa de Colombia cubierto de pétalos blancos y dos cirios encendidos que representan la esperanza y la exigencia de un acuerdo pronto de paz".
Entregaron a los garantes "una urna de los sueños" con mensajes para ser leídos una vez se llegue al acuerdo final. Victoria Lie entonó una canción que los de su etnia dedican a los muertos.
Las víctimas entraron en fila, Mendieta fue el último. No hubo intercambio directo, ni siquiera en el almuerzo. Víctimas, Gobierno y Farc se sentaron en mesas separadas.
MILAGROS LÓPEZ DE GUEREÑO
Corresponsal EL TIEMPO
La Habana