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Comercio e inversión extranjeras, las catapultas del empleo en Bogotá

Alcanzó los 8,9 puntos porcentuales, superando el promedio nacional (9).

BOGOTÁ
Bogotá se da el lujo de ser hoy la ciudad con el menor desempleo del país: 8,9 por ciento en el trimestre febrero, marzo y abril), después de Bucaramanga y Barranquilla. Está por debajo, incluso, del promedio nacional (9). Hacía tres lustros la capital no conseguía una caída histórica como esta.
Si para ese entonces –el mismo trimestre evaluado– Bogotá alcanzó la astronómica tasa de desempleo de 19,8 por ciento y un total de 635.000 ciudadanos no tenían trabajo, según la Encuesta Integrada de Hogares elaborada por el Dane, ¿qué ha hecho posible el logro de hoy? Parte de lo ocurrido se debe al poder adquisitivo que tiene un buen número de habitantes de la ciudad, según los expertos, fruto del buen momento que vive la economía del país gracias, en parte, a los grandes recursos de inversión extranjera.
Y, si bien la dinámica de la ciudad ha cambiado, hay factores que pesan a la hora de jalonar la economía.
Según Juan Carlos Guataquí, profesor de economía de la Universidad del Rosario, los positivos resultados tienen relación con “la entrada de la inversión foránea a Bogotá y la entrada logística, en términos de carga aérea, son fundamentales. La cifra del desempleo es el reflejo de su economía, que crece por sí misma a pesar de que la administración no trabaje en su desarrollo”, aseguró.
Mientras para el 2014 el número de personas desocupadas es de 402.000, en 2013 fueron 406.000 los ciudadanos sin empleo.
“Duré cuatro meses sin lograr conseguir trabajo porque las oportunidades actuales de Bogotá son oportunidades de freelance, sin prestaciones (...) pero desde hace dos meses conseguí uno”, cuenta Jorge Anacona, que hoy intenta salir de deudas.
Historias como la de él (lea: ¿a usted cómo le cambió la vida al conseguir un empleo?) reflejan otro sentimiento de muchos ciudadanos: la duda de que los empleos sean estables y bien remunerados.
Para Manuel Riaño, director de estudios socioeconómicos de la Secretaría de Desarrollo Económico, la discusión no se debe centrar en si el empleo es formal o informal, debe estar sujeto a su calidad. “El aparato productivo de Bogotá ofrece mejores condiciones laborales que el promedio del país (...). Durante estos tres meses, los asalariados –que pagan pensión y salud– se incrementaron 2,1 por ciento, mientras los salariados, un 2,7”, dijo.
Pero aún sin importar el tipo de empleo que se ofrezca, hay muchos que se siguen preguntando: ¿dónde están las vacantes?
La respuesta no los sorprende. Por lo general están relacionados con los sectores de comercio, servicios sociales (como educación), construcción e industria manofacturera. Durante los tres meses de estudio, el panorama no varió significativamente.
En cuentas de la Secretaría de Desarrollo Económico, el comercio generó el 30 por ciento del empleo y pesó un 14 por ciento en la economía de la ciudad, por lo que fue un factor preponderante para la caída del desempleo.
Esos productos que se ofrecen en el mercado también activan la economía. “Cuando la gente tiene más ingresos, el consumo se incrementa y cuando la gente consume, dinamiza la economía”, agregó Guataquí.
Para suplir esas necesidades hay quienes optan por crear sus propias empresas, que generan empleo en la ciudad y que, para este año, también se dispararon.
Según la Cámara de Comercio de Bogotá, durante el primer trimestre de este año, 21.705 empresas nuevas se conformaron en Bogotá –un incremento del 53 por ciento respecto al mismo periodo del 2013–. La mayoría de ellas son microempresas (98 %), algunas otras pymes (1,1 %) y unas pocas, grandes compañías (1%).
¿A usted cómo le cambió la vida al conseguir empleo?
Mauricio González
“Iba a ser papá y no tenía trabajo”.
Antes tenía un buen trabajo en una buena empresa, y cuando salí en julio del 2013 extrañé la estabilidad que tenía. Así que con la pareja que estaba, que ya tenía una hija, busqué un nuevo empleo.
En esa época supe que estaba embarazada: iba a ser papá y no tenía trabajo.
Saqué el paisa que llevo dentro y pensé en que para mi hijo no bastaría un trabajo temporal. Si no conseguía algo estable, debía ser emprendedor, pensar en otras opciones, así no fuera en comunicación social, que es lo que estudié. Necesitaba ingresos, así que comencé a trabajar en la empresa de empanadas con un amigo, pero cuando estaba en ese proyecto me salió el trabajo en abril en un almacén de cadena. Trabajo en la página web como asistente de contenido. Fue complicado entrar, porque ya había enviado muchas hojas de vida para ese cargo. Fue por una amiga que me contactó y por eso pude presentar unas pruebas para pasar.
Heitink Mendoza
“Tenía ‘brackets’ y no me daban trabajo”.
Mi nombre es Heitink Mendoza y tengo 22 años. Desde hace seis meses soy asesora en una tienda de tabletas, celulares, cámaras y accesorios en general. Hace año y medio, mi novio y yo quedamos sin empleo. No tenía para comprar nada, ni para pagar las cuentas, por lo que me tocó pedirle prestado a mi familia.
En las empresas no me daban trabajo porque tenía ‘brackets’; decían que interferían con la buena presentación personal. Suspendí el tratamiento, pese a que podía lastimarme los dientes y perder el dinero.
Hoy estoy feliz, aunque me gaste hora y media en llegar a mi trabajo desde Bosa. Si el alimentador se demora, me tomo dos horas.
Me cambió la vida porque estoy ahorrando para tener mi propia casita y para un negocio de mantenimiento de celulares y computadores que quiero montar. Hoy vivo, no subsisto.
Jorge Anacona
“Duré 4 meses sin conseguir nada”.
Llevaba dos años en una empresa, pero en diciembre pasado se canceló un convenio y nos sacaron a todos, con el compromiso de que nos volverían a llamar. Duré cuatro meses sin trabajo porque las oportunidades en Bogotá son como ‘freelance’, sin prestaciones, y los sueldos están alrededor de un mínimo.
Antes ganaba 1’800.000, y con esos ingresos había comprado un carro en noviembre, con mi esposa, con un crédito a 18 meses. Teníamos que pagar tarjetas de crédito, cuotas y los gastos de los niños. Esos meses, me valí de un amigo camionero que me pagaba por descargar, pero no bastó. Hace dos meses conseguí trabajo gracias a un amigo, pero no he logrado ponerme al día con el banco. Aunque ya tengo un ingreso fijo, no estoy del todo tranquilo porque trabajo en ventas y gano por comisión en una empresa. La competencia es dura, no ha sido fácil.
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