Bogotá ocupa el puesto 15 entre las capitales con tasas más altas de homicidios en América, detrás de urbes históricamente más tranquilas, como San José de Costa Rica y Ciudad de Panamá.
Colombia, entre tanto, pasó de ser en la última década el país con la mayor incidencia de homicidios en el hemisferio a estar en el quinto lugar en ese poco honroso ranking, detrás de países como Honduras, Belice, El Salvador y Venezuela.
Los datos hacen parte de un informe de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), que mide los avances y retrocesos de todos los países del mundo frente a este tipo de violencia.
Y aunque la tasa nacional –32 homicidios por cada 100.000 habitantes– sigue lejos de lo que podría considerarse un país normal, es alentador al comparar con lo que se vivió entre 1991 y 1993, cuando la tasa de asesinatos bordeó los 90 casos por cada 100.000 habitantes.
El informe, que acaba de ser entregado a todos los países estudiados, se basa en cifras del 2012, y señala que ese año fueron asesinadas en todo el mundo 437.000 personas, y que al menos 3 de cada diez de ellas murieron en América. Casi 15.000 de esas víctimas eran colombianas o extranjeros que estaban en el territorio nacional.
Aunque el registro señala que Colombia tiene 13.000 asesinatos menos que hace diez años, expertos creen que aún es preocupante que uno de cada 30 crímenes del mundo ocurra en Colombia.
Tendencia se mantiene
Según cifras de la Policía, las muertes violentas en el país siguen bajando. Mientras que en el 2012 el número de homicidios fue de 16.033, el año pasado llegó a 14.782, es decir, 1.251 menos.
El documento apunta a que tres factores siguen incidiendo en la persistencia de la violencia mortal en el país. Por un lado, el altísimo grado de impunidad que rodea a este tipo de crímenes.
Mientras en Asia y Europa el 85 por ciento de homicidios se esclarece, en América solo se logra en el 50 por ciento de los casos. El promedio nacional está aún por debajo, con menos de 20 homicidas en la cárcel por cada 100 procesos.
“Hay evidencia creciente de que la falta de seguridad, que es a menudo asociada a un sistema de justicia penal débil, puede bloquear el camino al desarrollo de los países y sus poblaciones”, dice Naciones Unidas.
El segundo factor es el peso que sigue teniendo el narcotráfico como generador de violencia. La ONU advierte que en los municipios con presencia de narcocultivos en Colombia, la tasa de homicidios es de 70 casos, mientras en las regiones libres de cultivos de coca es solo de 30.
Este análisis coincide con el Monitoreo del 2012 sobre las regiones del país más afectadas por cultivos de coca. Tumaco (Nariño), en donde hay 5.065 hectáreas sembradas, tuvo una tasa de 140 asesinatos hace dos años por cada 100.000 habitantes. Cifra cuatro veces mayor que la del promedio nacional.
La violencia también se genera por ajustes de cuentas y vendettas que trae el narcotráfico en ciudades como Cali y Medellín (Cali cerró el 2013 con una tasa de 70, el doble de la del país).
La posibilidad de disponer de un arma de fuego también incide en los índices de homicidio. Se estima que en Colombia circulan 4,5 millones de armas de fuego. Sobre el tema, la ONU señala que en América el 66 por ciento de las muertes se produce con ese tipo de armas. En el país, del total de personas asesinadas en el 2012, el 77 por ciento murió por un proyectil de arma de fuego.
América Latina –que, salvo Colombia, no tiene otras situaciones de conflicto interno– pone más muertes violentas en ese conteo anual que África y Asia. Tal factor, afirman investigadores, también ha jugado en contra de nuestro país, donde la violencia de guerrilla, y hasta hace un año de los paramilitares, llegó a todos los rincones de la nación.
Hugo Acero, experto en seguridad ciudadana, dice que el crimen organizado –que incluye narcotráfico y microtráfico, el comercio ilegal de armas, contrabando y ‘fleteo’– ha sido un factor determinante para que, aunque el país haya mejorado, no supere el lastre de hacer parte de los países con más homicidios. Igualmente, cuestionó el alto grado de impunidad en la investigación de esas muertes violentas.
Colombia: bien, pero falta
Colombia, con una larga historia de conflictos políticos y violencia, tuvo una tendencia mayor de homicidios en los años 50 (cuando despertó la violencia política) y en la década de 1990 (con el azote del narcotráfico y los carteles de droga).
El homicidio en el país ha tendido a bajar en la última década especialmente, según Naciones Unidas, “por la disminución de la amenaza de grupos criminales armados y revolucionarios”.
En el informe se observa como caso especial el de ciudades como Cali, con una tasa de 70 asesinatos por cada 100.000 habitantes, la más alta del país. Tanto en esa ciudad como en Bogotá, dice el documento, el 60 por ciento de los homicidios se dan por situaciones relacionadas con actividades criminales, y más del 30 por ciento fueron atribuidos a violencia interpersonal.
El caso colombiano ha servido como ejemplo internacional, además, para resaltar de qué forma el alcohol y la presencia de las drogas en un territorio pueden incrementar los niveles de violencia en un país.
Respecto al alcohol, los investigadores analizan la reducción del homicidio en ciudades como la capital del país y la del Valle, que han aplicado restricciones de la venta de licor. Cali, por ejemplo, entre el 2004 y el 2008, cuando fue más restrictiva en esas medidas, tuvo tasas de 65 muertes violentas.
“La política pública ha sido una de las razones por las que se han mejorado los índices de homicidios, pero ahora la cuestión está en el crimen organizado, que ha aprendido a racionalizar la violencia. En las ciudades extorsionan, corrompen a las instituciones, secuestran. La última opción es asesinar y exponerse a una persecución judicial y mediática más fuerte”, dice Ariel Ávila, politólogo experto en temas de seguridad.
Venezuela: en aumento
En Suramérica, mientras países como Uruguay, Argentina y Chile han mantenido niveles de homicidios tan bajos como los de Europa, Colombia (30,8), Venezuela (53,7) y Brasil (25,2) siguen bajo la lupa.
El caso de Venezuela es el que más llama la atención de Naciones Unidas, ya que es el único país de Suramérica en el que el homicidio ha venido creciendo en los últimos años.
Mientras en 60 años Colombia tuvo su pico más alto de homicidios entre 1991 y 1993, con una tasa de 90 asesinatos por cada 100.000 habitantes, desde el 2001 los asesinatos han ido disminuyendo. No ha pasado lo mismo con Venezuela, que en el 2005 alcanzó la tasa de homicidios que tenía Colombia y la cual hoy es mucho mayor.
La comparación entre Colombia y Venezuela también puede hacerse en sus ciudades capitales. Mientras Bogotá, con 8 millones de habitantes, tiene una tasa de homicidios de 17 casos por cada 100.000 pobladores, Caracas, con 2 millones de habitantes, tiene una tasa de 122.
Crimen organizado
Naciones Unidas advierte que aunque América Central experimentó una disminución de homicidios entre 1955 y el 2004, desde el 2007 ha mostrado un rápido crecimiento de este delito, que se ha concentrado en la zona del llamado triángulo norte (El Salvador, Guatemala y Honduras). El 30 por ciento de delitos en la región tienen causas asociadas a la delincuencia organizada.
“El aumento en los niveles de homicidios en América Central en los últimos años es en gran medida el resultado de la violencia relacionada con el control de las rutas de tráfico de drogas, guerras territoriales entre grupos criminales y conflictos entre los grupos delictivos organizados y el Estado”, aseguran los investigadores de Naciones Unidas.
El informe destaca los acuerdos entre pandillas en El Salvador y en Honduras. Mientras en el primer país llevaron a una importante reducción del homicidio (en el 2012 y el 2013 pasó a tener una tasa de 6 a 2,8 muertos por cada 100.000), la tregua en Honduras no trajo los mismos efectos.
Naciones Unidas explica que esto podría deberse a que las pandillas de El Salvador están mucho más organizadas y jerarquizadas que las de Honduras. El desempleo, la baja calidad de la educación, la presencia de pandillas, la accesibilidad a las armas de fuego son otros factores que, según el documento, han llevado a que América siga encabezando el homicidio en el mundo.
Hombres y jóvenes
Las víctimas más comunes en homicidios
El 79 por ciento de víctimas de homicidio en el mundo son los hombres, y el 95 por ciento de victimarios también son de este género. Los más afectados son los jóvenes menores de 30 años, señala Naciones Unidas, que también advierte que la mitad de homicidios de mujeres en el mundo fueron cometidos por sus compañeros o familiares, lo que demuestra la grave situación de violencia contra la mujer. Quienes tienen mayor riesgo de este tipo de homicidios son las mujeres en edad adulta (30 años).
La tasa de homicidios de periodistas también preocupa. Según cifras de la Unesco, desde 1992 han sido asesinados en el mundo 984 comunicadores, con más de 600 casos ocurridos en los últimos 10 años. Más de la mitad murieron en Asia, mientras cubrían el conflicto. El 8 por ciento de ellos fueron asesinados en América Central.
REDACCIÓN JUSTICIA
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