En un gesto simbólico al clausurar este domingo el Año de la Fe, el papa Francisco apretó en sus manos el relicario que contiene la osamenta atribuida a san Pedro, fundador de la Iglesia católica.
La imagen del papa argentino de 76 años, sucesor número 265 de Pedro, concentrado, con expresión grave, tomando firmemente en sus manos ese relicario de bronce a lo largo de toda la plegaria del Credo, fue uno de los momentos más impactantes de una misa muy solemne.
Así concluyó el Año de la Fe en la explanada de la Iglesia de San Pedro en presencia de unos 60.000 fieles. Esta es la primera vez que las reliquias son presentadas ante la multitud.
Pedro fue crucificado cabeza abajo entre los años 64-70, en el circo de Calígula, donde hoy se encuentran los jardines del Vaticano. Esa osamenta fue encontrada en 1940 bajo la basílica.
Los papas jamás atestiguaron que esa osamenta fuese auténtica, pero estudios científicos concluyeron que existía una “probabilidad” de que lo fuera. Algunos investigadores impugnan esa afirmación en una interminable querella histórica.
Esta misa muy solemne, con cantos en latín, fue también la ocasión de una gran colecta para las víctimas del tifón en Filipinas.
El sumo pontífice también entregó su primera carta de exhortación apostólica Evangelii Gaudium (Alegría del Evangelio) a 36 personas entre obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, representantes de movimientos eclesiásticos, así como a dos periodistas y dos artistas, el escultor japonés Etsuro Sotoo y la pintora polaca Anna Gulak. Una mujer invidente también recibió el documento en una grabación sonora.
La misiva debe permanecer totalmente secreta hasta el martes. No obstante, fuentes del Vaticano señalan que se trata de un documento importante y denso. Es el primer texto del magisterio que surgió únicamente de la mano del papa Francisco, contrariamente a la encíclica Lumen Fidei, publicada en julio, y redactada en gran parte por Benedicto XVI.
Ciudad del Vaticano
AFP