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El 'disfraz literario' de J. K. Rowling

Llega 'El canto del cuco', la novela que la creadora de Harry Potter publicó con otro nombre.

Si bien desde tiempos remotos los autores literarios se valían del seudónimo para ocultar su nombre, expresar ideas prohibidas o para proteger su intimidad –y aunque muchos lo siguen usando–, fue solo hasta mediados de este año que esta especie de ‘disfraz literario’ volvió a ser noticia, cuando la famosa creadora del mago Harry Potter lo utilizó para aventurarse con una novela policiaca.
Se trata de El canto del cuco (The Cuckoo's Calling), que J. K. Rowling publicó con el seudónimo de Robert Galbraith, y cuya edición en español llegó esta semana a las librerías del país.
El libro, que cuenta las andanzas de Cormoran Strike, un excombatiente de guerra reconvertido en detective privado, había sido publicado en abril pasado, con buenos comentarios de la crítica, pero con discreta relevancia mediática, hasta que el diario inglés The Sunday Times reveló, en julio pasado, la identidad de su autora. De inmediato, la nueva novela de Rowling fue el libro electrónico más vendido de Amazon y se tomó los primeros lugares de los listados.
¿Estrategia? ¿Ansias de privacidad? ¿Experimento? Quizás todas estas pudieron ser las motivaciones que llevaron a la autora británica a tomar esta decisión. Rowling ya se había aventurado en la literatura para adultos el año pasado, con la novela Una vacante imprevista (The Casual Vacancy), que como era de esperarse tuvo muy buenas ventas, pero dividió a la crítica. Sin embargo, la gigantesca sombra de Harry Potter continuaba cubriéndola.
Tal vez por ello, apelar al seudónimo no resultaba una mala idea. De hecho, la exitosa escritora británica comentó que le hubiera gustado mantener el secreto “durante un tiempo más” y describió la experiencia como “liberadora”.
Como quizás lo ha sido para tantos otros autores de la literatura. El escritor Juan Gustavo Cobo Borda recuerda, por ejemplo, lo que se divirtieron Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares cuando escribieron varios libros a cuatro manos, firmados por un tal H. Bustos Domecq. “Ellos hicieron varias cosas con ese seudónimo, sobre todo en la época del peronismo y lo usaban para hacer cosas satíricas y caricaturescas”, anota.
Dos de los mitos literarios más sonados alrededor del seudónimo han sido el de Homero y Shakespeare, sobre los que han corrido ríos de tinta sobre si en realidad fueron un solo autor o un grupo de escritores.
“Casi todas las escritoras del dieciocho y diecinueve que no podían publicar con su nombre, utilizaron nombres masculinos”, recuerda, a su turno, el crítico de Lecturas Jorge Iván Parra.
El librero Felipe Ossa, coleccionista de anécdotas del mundo de la literatura, cuenta que en una época, muchos autores españoles que escribieron novelas policiacas sobre el FBI y la CIA, lo hicieron con nombres estadounidenses, para ganar credibilidad.
Y agrega algunos famosos que cambiaron su nombre: George Sand (Amandine Aurore Lucile), Stendhal (Henry Beyle), Azorín (José Augusto Trinidad Martínez Ruiz), Pablo Neruda (Neftalí Reyes), Marguerite Yourcenar (cuyo apellido real era Crayencour), George Orwell (Eric Blair) y el famoso Quino (Joaquín Lavado).
Detrás del soplón
A pesar de haberlo considerado un ejercicio “liberador”, Rowling se propuso, de todas maneras, encontrar quién había revelado la verdad, pues la información solo la sabía un círculo íntimo a su alrededor.
Luego se supo que una tal Jude Callegari le había informado al Sunday Times, que las aventuras del detective surgían de la misma mente que dio vida al huérfano Potter. La explicación final no dejó de ser sorprendente: Chris Gossage, uno de los socios de Russells, empresa de entretenimiento británica, habría revelado la autoría real de El canto del cuco a Callegari, a la sazón la mejor amiga de su mujer. La empresa Russells, por su parte, expresó en un comunicado sus “disculpas sin reservas” por lo ocurrido.
“En el momento en que fui descubierta, Robert (el escritor ficticio) había vendido 8.500 copias en inglés en los diferentes soportes y había recibido dos ofertas de cadenas de televisión para adaptar la historia. La situación se estaba complicando”, dijo en su momento Rowling, quien en su página oficial anunció lo que muchos preveían: que este libro sería el primero de una nueva serie.
“A los que han pedido una secuela, Robert tiene toda la intención de seguir escribiendo la serie, a pesar de que probablemente decline hacer apariciones personales”, comentó con humor Rowling.
Editorial Espasa
477 páginas
$ 45.000
Rowling narra la historia de una joven modelo con problemas emocionales que cae desde su balcón de Mayfair en plena noche.
Todos creen que fue un suicidio, excepto su hermano, que contrata los servicios del investigador privado Cormoran Strike, que a medida que profundiza en el mundo de la modelo, más oscuro parece todo y se dirige a un gran peligro.
CULTURA Y ENTRETENIMIENTO*
*Con información de agencias internacionales.
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