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'Sin nosotras, ningún corazón funciona bien'

En entrevista, las arterias coronarias hablan de una labor que les exige estar siempre despiertas.

Muy trabajadoras y sin grandes pretensiones: así se ven, a primera vista, las arterias coronarias. Tanto, que en este caso sí que cabe parodiar el viejo adagio: “Detrás de todo gran corazón hay un gran par de coronarias”.
Y ellas lo ratifican con una frase: “En el cuerpo somos solo dos, y no tenemos repuesto”, dicen.
¿Por qué se llaman así?
Porque entre las dos formamos una especie de corona alrededor del corazón.
¿Cuál es su tarea?
Para que nos entienda, somos el sistema de riego propio del corazón. A través de nosotras, este se nutre y oxigena. Eso nos exige estar siempre listas y despiertas.
Cuando uno oye hablar de ‘coronarias’ piensa que son muchas...
No, en realidad somos solo dos: la izquierda y la derecha y nos desprendemos de la arteria aorta, que es nuestro ‘tubo’ madre. Eso sí, tenemos algunas ramificaciones, a las que les han puesto nombres.
Explíquenme cómo funcionan...
Nuestro papel es alimentar a todo el músculo cardíaco y por eso tenemos que estar dentro de su corazón. Al contrario de lo que ocurre con las demás arterias del cuerpo, que se llenan cuando el corazón se aprieta, nosotras nos desocupamos. Eso quiere decir que tenemos que llenarnos cuando el corazón se relaja.
Barájenmela un poquito más despacio...
Si recuerda su anatomía de primaria, el corazón es una bomba que cuando se aprieta expulsa la sangre hacia el cuerpo; a eso se le llama sístole. Y cuando se relaja para llenarse, a eso se le dice diástole. Nosotras nos llenamos en diástole, cuando el corazón está flojo. Por eso somos un poco distintas.
Ah, ya entiendo...
Sí, y también sabemos qué está pensando: cuanto más tiempo esté relajado el corazón, nos llenamos con más facilidad y podemos mandarle sangre oxigenada y nutritiva; cuando usted se agita, el corazón late más rápido y pide más oxígeno; paradójicamente, en esas condiciones no se lo podemos propiciar.
¿Y eso qué tan malo es?
Pues mire, si resulta que además estamos obstruidas o hay algún otro problema que dificulte nuestro funcionamiento, dejamos al corazón sin oxígeno y eso sí que es terrible.
Eso es un infarto...
Técnicamente no. Cuando se reduce el flujo de sangre y oxígeno al corazón, las células cardíacas empiezan a sufrir; eso se llama isquemia. Pero cuando la sangre no fluye a través nuestro, las células sí pueden morirse, ese es el infarto.
Las culpan de las anginas de pecho. ¿Qué es eso?
Cuando el oxígeno falla, las células sufren y se produce un dolor intenso en el pecho. Eso es la angina y aparece siempre que se reduzca el oxígeno. No es cualquier cosa, pues puede progresar a un infarto, ¡y ahí sí que no hay supercoronarias ni supercorazón que valgan!
Qué las enferma
“Se dice que tenemos enfermedad coronaria cuando nos estrechamos y no dejamos pasar sangre en cantidad suficiente al corazón.
“Lo más común es que esto ocurra porque por dentro nos cubre una placa formada por grasa, colesterol, calcio y otras sustancias que se encuentran en la sangre. Eso hace que, además de reducir nuestro calibre, nos endurezcamos. Eso se conoce como ateroesclerosis.
“Esa condición es grave, porque con el tiempo esa placa que nos tapiza puede romperse, lo que hace que alrededor de ella la sangre se coagule. Si el coágulo se agranda, nos puede tapar, pero también puede desprenderse y obstruir nuestras ramificaciones más pequeñas. Eso es un infarto seguro.
“¡Ah! También pueden taparnos cosas que vengan de lejos, como coágulos de las piernas o del pulmón. Pero eso es otra cosa”.
El estrés sí nos mata
Muchos estudios han identificado que el estrés y las emociones negativas nos afectan... Hacen que el cerebro eleve la tensión arterial y aumenten los latidos cardíacos; eso afecta nuestra tarea de oxigenar el corazón. Lo mejor es que la gente trate de vivir tranquila y que busque ayuda cuando sienta que sus problemas no tienen remedio”.
CARLOS F. FERNÁNDEZ
ASESOR MÉDICO DE EL TIEMPO
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