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El Salón

La semana pasada tuve un viaje relámpago a Medellín y en medio de las carreras tuve la fortuna de aterrizar durante una hora en el Museo de Arte Moderno de Medellín. Entre las personas que recorrían las salas –que en estos días celebra el Salón (inter) Nacional de artistas– estaba la maestra Doris Salcedo, tal vez la artista contemporánea más importante de Colombia y la mujer por la que todos podemos sentirnos orgullosos: sus obras son un referente definitivo del arte universal; me presenté, la saludé y hablamos unos segundos, pero me quedé con su inmensa sonrisa. Su cara, como la de todos los que entran y salen en estos días del MAMM, era de felicidad.
El Salón –amén de las críticas que siempre despierta un evento de esta naturaleza, por qué esto, por qué lo otro– no ha podido quedar en un mejor lugar y creo que recuperó el brillo y el esplendor que se merece: es un crimen estar en Medellín y no ver nada.
Solo con esa hora escasa quedé asombrado con el montaje y la curaduría de las obras, ¿cómo no quedar impactado con la instalación del brasileño Ernesto Neto? En este punto se me agotan las palabras: no basta describir a Neto, hay que vivirlo. Hay que quitarse los zapatos y entrar en su universo blando y blanco y en algún momento –al final del camino– tirarse de espaldas y sospechar que por obra y gracia del arte fuimos engullidos por una criatura ultramarina; hay obras impactantes, como la soga de Miguel Ángel Rojas, o el ventilador del argentino Jorge Macchi, o el extraño Ómar Rayo que rescataron del Museo Nacional; en esa hora escasa empecé a sentir rabia por tener que salir corriendo al aeropuerto.
Me faltaba ver todas las obras que estaban en el Museo de Antioquia, las de las galerías; había podido ver las megainstalaciones del Jardín Botánico, pero necesitaba más y más tiempo. Me llevé un catálogo y tomé todas las fotos que pude: tengo que volver. El Salón está otra vez vivo; puede que no sea el mismo, pero tal vez es mejor.
Puntilla: en el Museo de Arte Moderno de Bogotá, Carlos Jacanamijoy presenta su primera retrospectiva; ‘Jaca’ es uno de mis grandes amigos y durante años les he oído decir a muchas personas –un tanto a la ligera– que su obra siempre “es la misma”. Esta exposición les mostrará todo lo contrario.
Fernando Gómez Echeverry
@LaFeriaDelArte
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