Los colombianos pasamos con facilidad de estados pesimistas a alegría desbordante.
En realidad, el alma nacional está eclipsada. El país descuadernado. La incertidumbre sobre el inmediato futuro de Colombia, dado el caos que nos acosa con paros justos, vandalismo e inestabilidad y desorden social, desgobierno, polarización política, referendos amañados, enfrentamiento de trenes institucionales y corrupción creciente induce a la desesperanza.
Y cuando creíamos que el presidente Santos retomaría el rumbo con nuevo ímpetu, ideas, gente fresca y transparente, remoza su gabinete con representantes del pasado gris de Colombia, del elefante y el proceso 8.000. Reafirmó el convencimiento de que sólo actúa pensando en su reelección y disposición a dar y a hacer cualquier cosa para permanecer, como Samper, en el poder. Qué decepción.
Por fortuna, del pesimismo y la frustración saltamos a la alegría con el fútbol. Con la Selección que abre en la mente de los niños un sueño de mejor futuro, una semilla de valores y formación, y en nosotros la inmensa satisfacción de creer en lo propio. Viva el fútbol.
GERMÁN VARGAS MORALES
Ingeniero industrial. M.Sc. abogado
gevam22@yahoo.es