Se estima que en Colombia cada año hay 2.200 casos nuevos de cánceres en menores de edad, con una altísima mortalidad, pues no logra sobrevivir ni el 50 por ciento de quienes son diagnosticados, mientras que en Estados Unidos y Europa la curación llega al 80 y el 90 por ciento.
Yolima Méndez Camacho, presidenta del Observatorio Interinstitucional de Cáncer Infantil (Oici), dijo que “en nuestro país, tratar el cáncer infantil se complica por problemas relacionados con el funcionamiento del sistema de salud, el lugar de residencia del paciente, la pobreza y las creencias culturales, que hacen que se remplacen los tratamientos médicos por soluciones populares”.
“Hay una tendencia a creer en soluciones dadas por conocidos, como que el niño se puede curar simplemente tomando sábila o sangre de chulo, o visitando a una curandera Entonces, sus padres, a veces, deciden abandonar los procedimientos médicos, lo que empeora la situación”, agregó.
Otra situación que influye negativamente en los niños con cáncer, según ha advertido el Hospital de la Misericordia –que cuenta con un Centro de Atención Integral en Oncohematología Pediátrica–, es la falta de continuidad del tratamiento, pues en Colombia un infante puede ser trasladado de centro de tratamiento a otro por decisión de un tercero en más del 30 por ciento de los casos. Esta situación repercute directamente en su expectativa de vida.
Méndez advirtió que “algo muy importante para tratar el cáncer infantil es el diagnóstico temprano, y aconseja a los padres estar atentos a ciertas señales que les pueden dar una pista de la situación y llevarlos a consultar al especialista; por ejemplo: ganglios inflamados, fiebre persistente sin causa aparente, moretones en la piel, manchas rojas en diferentes partes del cuerpo, pérdida de peso, palidez, fatiga y cansancio.
“Son síntomas que podrían hacer parte de otro diagnóstico, pero, si se sospecha, el pediatra hace el cuadro hemático y se descarta si se trata de algo viral y pasajero, o de un problema más delicado”, concluyó la experta.
REDACCIÓN EL TIEMPO