El japonés Tadashi Suzuki es uno de los directores y formadores de actores más influyentes en el mundo. Está en la galería de las grandes glorias vivientes del teatro, al lado de Peter Brook o Bob Wilson, entre otros.
Su aporte está en su método de preparación del actor, basado en los pies y la energía que, a partir de su movimiento y su contacto rítmico y firme con el suelo, irradia hacia todo el cuerpo.
Es un entrenamiento físico en el que los actores adquieren conciencia de su equilibrio y su centro corporal y, en general, las herramientas técnicas para estar siempre presentes sobre la escena.
Los actores colombianos John Alex Toro y Gina Jaimes han tenido la oportunidad de estudiar esa técnica en la Siti Company de Nueva York, centro fundado por Suzuki y la directora norteamericana Anne Bogart.
Allí, junto con la actriz australiana Tina Mitchell y el director italiano Lorenzo Montanini, también discípulos del método japonés, decidieron montar la obra Miss Julia, del sueco August Strindberg, en versión anglo-hispana preparada por J. Ed Araiza.
Strindberg, gran crítico de la concepción del personaje como un conjunto de características uniformes, pues consideraba que el ser humano es mucho más que un temperamento, construyó en Miss Julia, unos seres complejos, cargados de historia personal, capaces de revelar aristas insospechadas en un juego de roles, poder y humillación que retan cualquier capacidad actoral.
El resultado de esta suma de retos es un montaje limpio, enriquecido por la música del violín de Helen Yee y la percusión de Juan Manuel Vergara, en el que podemos apreciar un grupo actoral nivelado por lo alto, con un despliegue de capacidad física, de donde emerge la fuerza dramática de Strindberg.
ALBERTO SANABRIA
CRÍTICO DE TEATRO
sintelones@hotmail.com