La jueza segunda de control de garantías, Carmen Gualtero, ordenó este martes dejar libre a Fabio Andrés Salamanca, el joven responsable del choque automovilístico en el que hace 20 días murieron las ingenieras Diana Bastidas y Ana Torres, y el taxista Holman Cangrejo quedó gravemente herido.
La jueza prefirió darle un fuerte regaño al joven, al llamar “gravísima” su conducta y decirle que esto “le servirá para su vida”, pero no consideró necesario enviarlo a una cárcel. (Lea aquí: 'No sé si pueda volver a caminar': taxista del caso Salamanca)
Explicó que la medida de aseguramiento no puede usarse para “dar un escarmiento a la sociedad”.
Así terminó este martes la esperada audiencia contra Salamanca, de 23 años y quien, de acuerdo con el proceso, conducía en estado de embriaguez (grado 3) y a alta velocidad por la calle 26 con carrera 30 cuando provocó el fatal accidente, la madrugada del 12 de julio.
Desde esa fecha, los familiares de las víctimas habían reclamado por la demora de la Fiscalía para imputar cargos al joven, quien permaneció varios días en una clínica bajo el diagnóstico de “estrés agudo”.
La tardanza causó una polémica, que se incrementó el fin de semana, cuando un juez en Paloquemao decidió enviar a la cárcel Modelo a Jhonatan Cabrera Ortiz, otro joven de 24 años que –al igual que Salamanca– conducía borracho y le causó la muerte a un peatón.
“La jueza parecía la mamá del joven. Lo protegió durante toda la audiencia, y no tuvo en cuenta los argumentos de la Fiscalía. Me siento dolido, me siento indignado de que haya pasado esto y no tengan en cuenta la vida de mi hija”, dijo Roberto Bastidas, padre de Diana, una de las jóvenes muertas.
Lo dice porque desde el inicio de la audiencia la jueza no permitió el ingreso de los medios a la sala, que fueron enviados a un salón alterno en el que se podía seguir la diligencia, pero sin que inicialmente se visualizara a Salamanca, que lucía una saco gris, jeans y tenis, que evidenciaban su juventud.
Además, permitió que por seguridad el joven llegara a la citación por pasillos exclusivos para funcionarios del complejo. Esto, porque en las afueras de la sala estaban concentrados familiares de las víctimas, que por la mañana sostuvieron un fuerte enfrentamiento con personas cercanas al joven.
“Asesino, mataste a mi hija. Tienes que pagar con cárcel”, le gritó Roberto Bastidas. Enseguida, una de las amigas de Salamanca le contestó a gritos: “Fue un accidente, él no tuvo la culpa”.
En medio del rifirrafe, la audiencia comenzó sobre las 9 de la mañana. La Fiscalía le imputó el delito de homicidio con dolo eventual y lesiones personales.
Al preguntarle si aceptaba los cargos, Salamanca contestó que no, porque no había tenido la intención de matar a la joven. Minutos antes había dicho: “Presento arrepentimiento por mis actos y por las víctimas”, visiblemente afectado.
Su abogado, Amadeo Tamayo, aseguró que el joven “tiene el ánimo de encontrar alguna forma de compensar el dolor moral que están sufriendo las familias de las víctimas”. De hecho, José Cangrejo, el padre del taxista herido, aseguró que tuvo que cambiar a su defensor porque este había llegado a un preacuerdo de indemnización por 200 millones de pesos sin su consentimiento.
La decisión de la jueza fue apelada por la Fiscalía y la Procuraduría, que criticaron duramente a la togada por enviar, supuestamente, “un mal mensaje” en el tema de las muertes por conductores ebrios.
Esta decisión deberá ser revisada por un juez de conocimiento. De igual manera, si bien Salamanca se salvó de ir a la cárcel, seguirá vinculado en la investigación.
REDACCIÓN JUSTICIA Y BOGOTÁ