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Sesenta años de armisticio en Corea

El 25 de julio de 1950, ocho divisiones de infantería norcoreana, una blindada y fuerte cobertura aérea con apoyo de fuego por las fuerzas navales sutiles en ambos litorales cruzaron el paralelo 38° de latitud norte y emprendieron una formidable ofensiva sobre Surcorea. Las débiles fuerzas fronterizas surcoreanas se replegaron en orden a la línea principal de resistencia. Seúl, la capital, cayó al segundo día del traicionero asalto.
El fatídico paralelo 38° se adoptó en las conferencias de Yalta, península de Crimea, en suelo soviético, y Potsdam (Alemania), cuando la derrota japonesa era una certidumbre y las potencias victoriosas decidían la nueva geopolítica mundial. El paralelo fue una línea trazada hacia la mitad de la península coreana, para la rendición de las fuerzas imperiales niponas, al norte a la Unión Soviética y al sur a los Estados Unidos. Jamás se discutió una partición política de la Chosen milenaria. Concluida la contienda mundial, se realizaron elecciones libres para determinar el futuro político de la nación liberada.
No obstante, sobre el citado paralelo descendió lo que Winston Churchill, con visión futurista, denominó la Cortina de Hierro, se edificó un régimen comunista calcado del kremlin soviético y el formidable poder militar destinado a unificar a Corea por la fuerza de las armas, dentro de la política de los hechos cumplidos. Era este un desafío a la ONU, Organización de las Naciones Unidas con sede en Nueva York, que había designado un comité provisional (Untcok) para ocuparse de los asuntos de la nación coreana, bajo cuya égida se hicieron las elecciones generales en las que salió electo presidente Syngman Rhee.
El 12 de diciembre de 1947, la ONU reconoció a la República de Corea como único y legítimo gobierno de la nación. La Unión Soviética guardó silencio y retiró de la península sus fuerzas de ocupación, con lo cual fingió acatar la decisión pero rechazó el ingreso del Untcok al territorio norcoreano bajo su control.
El primero de enero de 1949, Estados Unidos reconoció oficialmente a la República de Corea, y el mismo mes lo hicieron Gran Bretaña, Canadá, Nueva Zelanda y Australia, en ese orden. Dentro de este marco general de la situación, la ofensiva militar de Norcorea no puede considerarse como simple episodio interno de unificación, sino de asalto orquestado por la Unión Soviética en su política expansiva, que pronto contaría con la China en gracia a la marcha victoriosa de Mao Tse-tung sobre el generalísimo Chiang Kai-Shek.
La ONU encaraba así un desafío, un reto determinante de su joven existencia y de su justificación histórica como esperanza mundial de paz. El noruego Trygve Lie, primero de los secretarios generales, estuvo a la altura de su elevado cargo. Informado por el Untcok al inicio de la agresión norcoreana, convocó al Consejo de Seguridad de la ONU. Simultáneamente, el presidente Harry S. Truman ordenó al comandante supremo del Lejano Oriente, general Douglas MacArthur, el apoyo inmediato aéreo y naval al ejército surcoreano. Gran Bretaña, Australia y Nueva Zelanda lo hicieron por sus propia iniciativa.
Una segunda resolución ordenó a Corea del Norte suspender de inmediato la invasión. Al no ser obedecida, la Asamblea General declaró a Norcorea agresora, MacArthur pidió a Truman autorización para utilizar fuerzas terrestres, lo que, aprobado por el Presidente, permitió la situación del 5o. ERC (Equipo Regimental de Combate) seguido por la División 24 y la 25 traída desde Hawái. Diez y seis naciones, entre estas Colombia, que ofreció un batallón de infantería y una fragata de guerra, concurrieron al pedido de la ONU por apoyo armado. Era el comienzo de la guerra de Corea, que duraría tres años y un día para culminar en el armisticio de Panmunjon, que puso fin a las hostilidades hace 60 años, el 27 de julio de 1953.
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