Que Andrés López llegara a la pantalla grande solo era cuestión de tiempo. Pocos artistas tienen el mérito de haber vuelto masivo un espectáculo de nicho, como lo hizo él con el stand-up comedy, y por eso estaba cantado que probaría suerte en el cine colombiano, donde las comedias mandan la parada en la taquilla.
De Rolling por Colombia cuenta la historia de un par de amigos que están al frente de una emisora al borde de la quiebra. Para salir de la crisis deciden transmitir la Vuelta a Colombia en bicicleta, pero como no hay plata para viajar terminan emitiendo desde su cabina usando como único recurso la imaginación.
La película ofrece una dosis reconcentrada de Andrés López, para regocijo de sus seguidores y desazón de sus detractores. Toda la cinta transcurre dentro de una casa, donde solo tres personajes hacen lo que pueden para tratar de darle variedad a una historia que no la tiene. Aquí no hay arco dramático ni tramas paralelas, sino una historia simple y plana representada con la intensidad propia de las caracterizaciones de López, y con el respaldo de Jimmy Vásquez y Natalia Durán, quienes a pesar de su buen trabajo quedan relegados a la sombra.
El balance final es agridulce. Aunque López confirma que tiene grandes aptitudes histriónicas y conquista algunas buenas carcajadas, la ausencia de giros y matices hace que la experiencia de ver la película sea equivalente a oír una etapa de la Vuelta a Colombia con un locutor narrando a grito herido: para algunos es algo apoteósico, pero para otros es la oportunidad de descubrir el límite que hay entre la reconcentración y la saturación.