La región suena más por los escándalos que por sus avances ciertos como potencial de desarrollo. Ayer Carimagua, hoy otros líos de tierras. Veamos.
Uno. El país apenas está redescubriendo la Altillanura. Aún la enfoca con visión andina sin dimensionar el alcance de su potencial, la capacidad real de sus recursos naturales, el tamaño de las unidades productivas, la cosmovisión y cultura de su población y las debilidades institucionales.
Dos. Después del meteorito del Vichada que cayó hace millones de años, a la región le ha caído recientemente un asteroide inversionista y grandes expectativas, contando sólo con su potencial y una precaria infraestructura.
Tres. Urgente la política para su desarrollo, compromiso institucional, recursos según su rol estratégico nacional, resolver el tema tierras, definir zonas de conservación y producción. En síntesis: un modelo de desarrollo para la Altillanura que incluya a su gente.
La ñapa: Los entes regionales públicos, privados y academia a pasar de una gestión reactiva y epistolar a un papel protagónico.
@nalmeta: Los Objetivos del Milenio no son los objetivos de TransMilenio. *Consultor Desarrollo; nalmeta@yahoo.es