Al colombiano todavía le duele meterse la mano al bolsillo para comprar un seguro. Y no es cuestión de precio, pues hoy se consiguen en el mercado pólizas cuyo costo promedia entre 385 y 8.930 pesos mensuales.
Sucede que las personas siguen viendo que, algunas veces, las condiciones de los contratos son enredadas y difíciles de entender; y que asegurar su vida y la de su familia, así como proteger sus propiedades (como la vivienda), no es necesario porque creen que nunca les pasará nada, aspectos que juegan en contra de esta industria.
En promedio un colombiano invierte en seguros 360.000 pesos al año (unos 187 dólares), esto es 40 veces menos de lo que destina un suizo (7.522 dólares) o 3,7 veces por debajo de lo que gasta una persona en Trinidad y Tobago, para no ir tan lejos.
Aunque el año pasado los colombianos destinaron cerca de 2.900 pesos más (24 dólares) en adquirir seguros, respecto al 2011, las cifras siguen situando al país entre los de menor consumo en el mundo.
Falta una cultura del seguro, la gente no ve su necesidad, dice el vicepresidente de Afinity y Líneas Personales de la corredora AON, Enrique Morata, para quien, además, coyunturas económicas difíciles no favorecen a estos productos.
Incluso, seguros obligatorios como el Soat y los riesgos profesionales, que podrían tener mayor incidencia en la dinámica aseguradora, no la tienen porque el nivel de evasión alcanza el 23 y el 62 por ciento, respectivamente.
Se estima que de los cerca de 5,2 millones de vehículos que componen el parque automotor del país, un millón evaden la obligación del Soat, mientras que en riesgos profesionales, de los 21,2 millones de trabajadores solo ocho millones cuentan con esta protección y el resto no, porque el empleador lo evade, hay desconocimiento sobre la obligatoriedad de tener la póliza, o porque, en el caso de los trabajadores informales, no se cuenta con una póliza que se ajuste a sus condiciones y a las de las aseguradoras.
En consumo de seguros, Colombia está en el puesto 59, de una muestra de 88 países analizados por Sigma, filial de Swiss Re. En el escalafón latinoamericano figura en la casilla 11 entre 15 naciones, y su consumo promedio solo supera al del continente africano, que es de 67 dólares. En cuanto a penetración (2,4 por ciento del PIB), está en la octava casilla en la región y de 52 en el mundo.
‘Guerra de clientes’
Esa situación preocupa a los aseguradores, que reconocen que buena parte de ese problema se debe a que por años las compañías se han peleado los mismos clientes del mercado, algo similar a lo que sucede en la banca.
En los últimos seis años, el crecimiento promedio en la colocación de primas fue de 14 por ciento. Pero es la poca innovación de las compañías a la hora de buscar nuevos mercados, lo que frena la producción de seguros en el país.
Para el presidente de AIG Seguros, Alexánder Montoya, esto es más frecuente de lo que parece y la explicación está en que, como las pólizas se renuevan cada año, esa es una oportunidad para las compañías de capturar esos mismos clientes.
“Hay que expandir la torta y eso se logra mediante la masificación de productos, llegándole a la base de la pirámide, dándole la oportunidad a la gente para que acceda a estos a través de canales al alcance de su mano, con gente de sus propias comunidades, tiendas y microfinancieras”, dice.
Juan Pablo Salazar, presidente de Delima Marsh, añade que hay que trabajar más en productos hechos a la medida de esos segmentos a los que la industria ha ignorado por años.
Mal servicio afecta
Quejas crecen un 40 por ciento anual
La poca información recibida al tomar la ‘póliza de seguro todo riesgo’ para su taxi y los resultados obtenidos al realizar la reclamación a Liberty cuando este se accidentó, han hecho que Andrés Cárdenas, economista de profesión, dude en que en el futuro vuelva a tomar este tipo de pólizas.
Los casos de inconformismo frente al servicio que prestan algunas compañías y los obstáculos que imponen para reconocer los siniestros están entre los factores que afectan la imagen que las personas tienen de esta industria. Las quejas crecen a un ritmo del 40 por ciento, frente al 14 por ciento del sector asegurador. Solo en el 2012 se registraron 107.800, según la Superfinanciera.
Los aseguradores se defienden y dicen que esto se debe al mayor volumen de primas colocadas y a un usuario más informado.
Prevención, la mejor manera de ayudar
La prevención es una de las estrategias de educación que las aseguradoras están utilizando para acercar a las personas a los seguros. Es frecuente en los ramos de riesgos profesionales y automóviles, en los que la siniestralidad suele ser alta. Asistencias como la del Conductor Elegido que trae la póliza de automóviles, es un claro ejemplo de esto. Marta Lucía Pava, vicepresidenta de consumo personal de AIG Seguros, dice que este beneficio ha ayudado a reducir mucho la siniestralidad en la póliza, pues cada vez son más los conductores que lo utilizan.
En ello coinciden voceros de Seguros Sura, quienes invirtieron cerca de 3.900 millones de pesos en el primer semestre del 2013 para brindarles este ‘plus’ a sus asegurados de vehículos.
El Conductor Elegido se prestó unas 39.000 veces en ese periodo y no influye en el valor de la prima, dicen.
Pava, por su parte, sostiene que el uso de esta asistencia viene creciendo debido a los mayores controles policiales y a que la gente ha tomado conciencia de los riesgos de mezclar gasolina y alcohol.
Esta fuerte demanda del servicio está haciendo que algunas aseguradoras ya tengan límites para el uso del Conductor Elegido, cobrando valores adicionales u ofreciendo hasta la posibilidad de varios destinos en pólizas de mayor costo.
Microseguros dejaron de crecer
La posibilidad de que los microseguros sean el producto ‘estrella’ con el que las aseguradoras puedan imprimirle más dinámica a su sector en el corto plazo, podría estar en veremos.
Y es que después de que la colocación de primas de bajo costo registró crecimientos del 18 por ciento en los tres primeros meses del 2010; del 29,2 por ciento un año después y del 11,6 por ciento en el primer trimestre del 2012, este ramo asegurador ‘frenó en seco’ este año.
Al cierre del primer trimestre del 2013, la industria había logrado colocar en el mercado primas por valor de 59.757 millones de pesos, un monto levemente inferior al observado en igual periodo del 2012.
Esto es reflejo de los cambios en las condiciones de la economía observados en la segunda mitad del año pasado y en la primera parte del 2013, algo que impacta de forma directa a los seguros en sus distintos ramos, coinciden los aseguradores.
Algunas pólizas en el ramo de daños cayeron hasta 81 por ciento, mientras que accidentes personales, exequias y salud lo hicieron a tasas del 15,3; 5,4 y 6,1 por ciento, precisa el más reciente informe de la industria relacionado con los microseguros.
De plano los aseguradores descartan que se haya llegado a una saturación del mercado. De hecho consideran que es ahí donde están las oportunidades interesantes para este negocio.
Enrique Morata, vicepresidente de Afinity y Líneas Personales de la corredora AON, es un convencido de que los microseguros siguen teniendo potencial de crecimiento en Colombia y en Latinoamérica, donde hay un terreno importante por explorar.
Sin embargo, advierte que la desaceleración de ciertos sectores de la economía tiene efectos negativos sobre esta industria y sus productos que no son vistos aún con la relevancia que ameritan.
CARLOS ARTURO GARCÍA M.
Redacción Economía y Negocios