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Egipto se baña de sangre tras la caída de Mohamed Morsi

Al menos 24 muertos en el 'viernes de la furia'. Derogan el Parlamento y Washington cuida lenguaje.

El golpe de Estado militar “suave” se tiñó de sangre, al estallar la violencia ayer en Egipto, entre los seguidores y los detractores del depuesto presidente Mohamed Morsi, y con el Ejército, que lo forzó a abandonar el poder el pasado miércoles.
El viernes se contabilizaron al menos 24 muertos en todo el país, 12 de ellos en Alejandría, y centenares de heridos. Los seguidores del líder islamista marcharon el jueves hasta el cuartel de la Guardia Republicana en la capital egipcia, donde se especula que podría estar retenido.
Según denuncia su movimiento, los Hermanos Musulmanes, Morsi está bajo arresto e incomunicado, pero no se sabe dónde se encuentra. De acuerdo con algunas versiones, Morsi habría estado protegido por la Guardia Republicana cuando empezaron las protestas, el pasado 30 de junio.
Al caducar el ultimátum del Ejército, el miércoles por la tarde, fue arrestado por comandos militares, junto a varios de sus ayudantes, que también están en paradero desconocido. En las calles, al menos tres manifestantes fallecieron junto a la sede de la Guardia Republicana, según medios locales independientes y agencias de noticias internacionales, pero no hay una confirmación oficial.
Las fuerzas de seguridad habrían abierto fuego sobre los manifestantes, según el relato de testigos presenciales, aunque un portavoz del Ejército aseguró que sus hombres no dispararon balas, sino gases lacrimógenos y pistolas que emiten sonido, pero no proyectiles. También fueron empleados balines, de acuerdo con testigos.
“Nosotros no tomamos partido. Nuestra misión es proteger la vida de los manifestantes”, dijo el coronel Ahmed Ali. “El Ejército va a intervenir para separar” a los dos bandos, agregó. A poca distancia del cuartel de la Guardia Republicana, en la plaza de Rabba al Adawiya, centenares de miles de seguidores de Morsi se volvieron a congregar para pedir que este sea restablecido como presidente, algo muy poco probable a estas alturas.
Aparece el líder
En un gran golpe de efecto, el líder supremo de los Hermanos Musulmanes, Mohamed Badie, apareció en esa plaza, después de que el  jueves se confirmó la noticia de su arresto por parte de las autoridades. La convocatoria de los seguidores de Morsi a manifestarse contra el nuevo gobierno provisional fue denominado como el ‘viernes de la furia’.
Badie pidió a los militares que vuelvan a sus cuarteles y a los manifestantes seguir en la calle hasta que Morsi pueda ser “llevado a hombros” por los suyos. Asimismo, aseguró que ellos son “más fuertes que las balas y los tanques”, al mismo tiempo que helicópteros militares sobrevolaban la zona.
Los Hermanos Musulmanes ya no tienen nada que perder y ayer en la tarde sus partidarios atacaban a los manifestantes opositores cerca de la plaza Tahrir, de El Cairo.
Las fuerzas de seguridad no intervinieron hasta pasadas dos horas, cuando el centro de la capital estaba ya en llamas. El Ejército había anunciado a primera hora del viernes que no permitiría que hubiera violencia o revanchas entre las dos facciones, y había garantizado proteger el derecho de ambos grupos a manifestarse pacíficamente, pero dejó que la violencia estallara finalmente.
Movimiento nacional
En varias ciudades y otros centros urbanos de Egipto se registraron manifestaciones a favor de Morsi, y muchas de ellas degeneraron en choques entre sus seguidores y detractores, y con las propias fuerzas de seguridad.
El jefe de Estado interino de Egipto, Adli Mansur, quien fue nombrado en el cargo después de que las fuerzas armadas derrocaron a Morsi esta semana, disolvió el Parlamento por decreto, informó la televisión estatal.
Actualmente, solo la Cámara alta del Parlamento, el Consejo de la Shura, permanecía activa después de que la Cámara baja fuera disuelta por autoridades lideradas por los militares poco después de que Morsi fuera electo hace un año.
EE. UU. se cuida de hablar de ‘golpe’
Washington hasta ahora ha evitado referirse a la remoción de Morsi como un “golpe militar”, una expresión que bajo la ley estadounidense ordenaría que el país detuviera los fondos de asistencia a Egipto por 1.500 millones de dólares al año. Los opositores de Morsi también dicen que “no fue un golpe de Estado sino una intervención para imponer la voluntad del pueblo”.
El viernes el gobierno provisional lamentó que la Unión Africana suspendiera al país. El portavoz de la Cancillería, Abdel Ati, dijo que “la decisión fue tomada en función de informaciones que no guardan relación con la realidad”. Por su parte, el primer ministro de Turquía, Recep Tayip Erdogan, quien ha afrontado protestas populares en las últimas semanas, denunció que ni la Unión Europea ni otros países hayan calificado de “golpe de Estado” el hecho.
Algunos países europeos como España pidieron calma a Egipto e instaron a su nuevo presidente, Adli Mansur, a “que cumpla la hoja de ruta rápidamente y convoque elecciones”, dijo el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo.
Colombia pide un proceso incluyente
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia expresó su confianza en que “todos los actores políticos y la sociedad egipcia desplegarán sus mejores esfuerzos para que, en el marco de un proceso incluyente que conduzca a la pronta celebración de elecciones, se restablezca en forma rápida la democracia y el orden constitucional en ese país” y se evite “cualquier situación de violencia que obstaculice la reconciliación”.
Francesca Cicardi
Corresponsal para EL TIEMPO
El Cairo
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